martes, 19 de junio de 2018

¿Y SI LA DEMOCRACIA EXISTIERA DE VERDAD?


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¿Os lo imagináis? Democracia verdaderas, auténticas, es decir, que los pueblos tuvieran voz de verdad, que la ciudadanía tuviera la importancia y la trascendencia que de verdad le corresponde en una Democracia. Sería apoteósico, sería el no va más.

Y a esta desilusión hemos llegado en estos días en los que hemos descubierto que la Democracia como tal, no existe. Lo que sí existe, por encima de la Democracia, son los mercados, son las finanzas, son los poderes económicos. Es todo aquello que se mueve desde detrás de las bambalinas, es todo aquello que mueve los hilos que manejan todo desde la sombra.

A día de hoy la Democracia ofrece y presenta serias dudas de que sea realmente lo que el pueblo decide. Las continuas sospechas de pucherazos, las permanentes dudas sobre la limpieza de los votos, el trajín que se traen los políticos a la hora de carretar votos, la ignorancia de mucha gente respecto de lo que votan, los ya conocidos engaños en los mítines, las promesas que se lanzan alegremente y que después no se cumplen, hacen que todas las dudas existan y tengan peso a la hora de valorar negativamente el ejercicio de la Democracia. Y sobre todo, está la influencia que tienen los medios de comunicación, pues también contribuyen de manera notable a la prostitución y a la violación de la Democracia, transmitiendo mensajes que tienen inclinaciones concretas hacia aquel político, o aquel partido político que fue elegido por los mandamases para gobernar.

Se está usando muy mal el término Democracia, y quienes se arrogan en demócratas son más abusones aún, pues más que demócratas son demagogos, son mentirosos que usan la palabra Democracia para alcanzar sus fines oscuros y mercantilistas, lo que hace de la prostitución de la Democracia, algo cotidiano y muy habitual en estos días y desde hace ya muchos años.
La Democracia no existe como tal. Tan solo convivimos con un sistema sucedáneo de Democracia que nos quieren hacer ver como la auténtica, pero que no lo es.

La clase política que acaba gobernando es la que confirma que la Democracia no existe. Se presentan candidatos a liderar la Democracia de un país, por lo general no se cumplen los programas electorales con los que se ganaron la confianza de las personas, y cuando llegan al poder empiezan a enseñar las cartas que tenían escondidas en la manga y comienzan así todas las decepciones de quienes creyeron que lo que habían dicho era verdad y así lo iban a hacer. Incluso vamos más allá, pues entre muchas de las personas que votaron a aquel partido, sabían que todo lo que estaban contando era mentira, y trataron de influenciar en otras personas haciéndoles creer que lo que votarían era verdad.

Es por esto que las dudas y las sospechas sobre si ganaron las elecciones gracias a los votos recibidos, son más que ciertas y se confirman. Se despiertan todo tipo de recelos y desconfianzas sobre si realmente dijeron eso las urnas o es que está todo amañado para que gobierne aquel o aquellos que las élites han decidido que gobernara. Porque, no cabe duda alguna de que si un  candidato a gobernar, dice lo que realmente tiene pensado, no ganaría unas elecciones. Por lo tanto, tiene que mentir. Y ahí está el quiz de la cuestión, pues la ya moribunda Democracia acaba de ser rematada por aquel que, además de prostituirla y violarla, le dio la estocada final.

Y con las cosas así, ¿quién se puede creer que la Democracia como tal existe?

No se puede creer que ejercer la Democracia es acudir a urnas cada cuatro años, ocho o diez. Si tan solo cuentan con el pueblo para eso, está claro que no es verdadera. Es más, no quieren que sea verdadera, pues es cierto que si la voz del pueblo tuviera su peso e influencia, muchos de los resultados que hasta ahora se dieron en las pseudo-Democracias, no se hubieran dado.

Otra de las pruebas sobre que la Democracia no existe, es el asunto de los sistemas electorales. Estos dejan mucho que desear a la hora de valorar si son realmente democráticos esos sistemas de elección, o si lo que verdaderamente se persigue es que la Democracia parezca, pero que no lo es. Y lo peor viene después, porque resulta que esos mismos sistemas de elección, son manipulados en función de intereses determinados o de presiones diversas que buscan que el resultado sea otro distinto al que, teóricamente, dijeron las urnas.


En definitiva. Que llegado el punto en el que ya hemos perdido toda esperanza de vivir en Democracia, ya que esta está siendo permanentemente violada y maltratada, tan solo nos quedan dos opciones. La primera es reclamar que haya Democracia. Plantarnos definitivamente hasta que la instauren y dejen que se ejerza con total naturalidad y con justicia. La segunda es que no habrá ningún otro sistema de convivencia posible, lo que no hará otra cosa que llevarnos a una tercera opción. Y esta opción pasa solo por la hecatombe humanitaria.

Y quizá después de la hecatombe se pueda contemplar la posibilidad de instaurarla, pero mucho me temo que el camino sería exactamente igual, y acabaríamos por descubrir que después de la hecatombe, tampoco pudo existir la Democracia, porque así lo decidieron los que manejan desde arriba, y en la sombra, los mercados, que son los que realmente manejan todo esto, por encima de cualquier Democracia.

Así las cosas, hay que hacer un llamamiento a todos. Desde anarquistas, hasta comunistas, desde neoliberales hasta la izquierda, desde el centro hasta los demagogos de centro, desde los libertarios hasta los liberales, o los fascistas.

Si alguien quiere Democracia, que avise. Y si no, pues a otra cosa.
Porque, ¿qué es más democrático y justo?
¿Dejar que ellos sigan, mostrando así rendición y sumisión, además de abandono por hastío?
¿O reclamar y exigir auténtica Democracia?

Tititokokoki