lunes, 18 de junio de 2018
EL PODER DE UN ABRAZO
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“Hace mucho tiempo que nadie me daba un abrazo como este”.
Estas parece ser que fueron las palabras de una niña que venía en el Aquarius y que ayer llegó a las costas españolas con 630 inmigrantes a bordo. Solo leer esa frase da escalofríos de alegría y de emoción. Sin embargo en Italia le negaron el abrazo y los rechazaron como si de una peste se tratara. ¡Malditos sean! Bueno, no solo Italia, pues hasta ahora toda Europa le daba la espalda a quienes buscaban refugio y a quienes clamaban piedad, compresión y vida.
Los voluntarios y voluntarias que se ofrecieron a ayudar en el rescate y en la coordinación de la acogida se deshacían en saludos y en bienvenidas, además de abrazos con frases como “Good bye, my friend”, o “Au revoir, mon a amie”, cuando se despedían de ellos y ellas.
“Una niña no se soltaba de mi mano”, decía un voluntario.
¡Joder!, hay que ser muy desgraciado para dejar abandonada a este gente, después de no decir nada sobre las bombas que caían sobre sus cabezas en sus ciudades natales, y que eran enviadas desde la misma Europa, o Europa hacía el silencio cuando esas bombas las lanzaban desde otras naciones, como Estados Unidos. Estados Unidos, el país más genocida que conoció la historia de la humanidad. ¡Desgraciados! Y Europa siguiendo los pasos de los mayores asesinos de la historia de este planeta. ¡Vergüenza os debía dar, miserables indecentes! ¡Asco, dais asco, cínicos!
A medida que escribo me cuesta más trabajo recordando esa frase sobre el abrazo. Leer ya no quiero contarlo. El poder de un abrazo es enorme, incluso es vital, siempre que se haga con sinceridad y que no esconda otras intenciones. Porque, todos sabemos que hay gente que te da un abrazo para que bajes la guardia, y a continuación viene la puñalada trapera. De eso saben mucho en el PP, pues lanzan abrazos de todo tipo, tanto físicos como de palabra, haciendo en este caso, promesas, y diciendo mentiras para que te sientas abrazado y confíes en ellos y ellas. Lo que viene después ya sabemos qué es.
¡Malnacidos/as!
Un abrazo contiene mucha vida. Ojalá estuviéramos abrazándonos todos los días y a todas horas. Estoy seguro de que así el planeta funcionaría mejor, habría más humanidad y el sentimiento como la solidaridad, la ayuda, el socorro o el salvamento, tendrían mayor peso sobre nuestras conciencias. Un abrazo es cariño, es amor, es compañerismo. Sobran las palabras en un abrazo. No se precisa de adornos lingüísticos ni de frases añadidas. Solo un abrazo contiene más humanidad que cualquier palabra. Y haciendo uso del refrán que dice “un gesto vale más que mil palabras”, pues bien se podría aplicar ese refrán, al efecto que produce un abrazo sincero, cariñoso, humano. Sobre todo en circunstancias adversas e inhumanas como es el caso de los inmigrantes que llegan a tierra firme y tan solo piensan en recibir un abrazo de acogida.
Claro que, a la hora de interpretar un abrazo habrá que tener mucho cuidado, pues en nuestras vidas existen abrazos que se denominan como el abrazo del oso, el del vampiro o el de la serpiente. Y eso traducido a los actos de ser humano, significa que muchas personas en este planeta, son capaces de dar un abrazo se esos y de acabar con la vida de las personas después. Y en España, también, y si no que se lo pregunten a la clase política, a la Casta de este país, que no para de abrazar a todos para darle a continuación la puntilla, la puñalada trapera, la zancadilla o el empujón, y que se vea ahí la verdadera intención de quienes abrazan con sus palabras y luego hacen todo lo contrario a lo que aparentaba contener ese abrazo. ¿A que sí, Partido Popular? Hombres y mujeres que practican ese falso abrazo con sus grandilocuencias, su soberbia y su cinismo, su prepotencia y su altanería, sus egos y sus arrogancias. Hombres y mujeres, que todo hay que decirlo.
Pero quedémonos con lo bueno de los abrazos sinceros, porque ese simple hecho, puede producir en nosotros, sensaciones tan placenteras como el aumento de la autoestima, la reducción del estrés, la sensación de seguridad y protección, la transmisión de energías positivas, la mejora en las relaciones entre personas, y la tranquilidad que da el sentirse abrazado y el abrazar a otra persona.
Quedémonos con lo positivo del abrazo, y abracémonos cada vez que lo queramos, e incluso no nos sintamos acomplejados o raros y pidamos abrazar a las personas, o dejemos que nos abracen otras.
Y no es necesario que el abrazo sea físico. También se puede decir en palabras escritas, y si se hace con sinceridad y con la suficiente pasión, el que las lee se sentirá igual de bien que si recibiera ese mismo abrazo en persona, físicamente.
Así que, sentíos abrazados. Sinceramente. A ver si conseguimos alcanzar a entender que un abrazo contiene más humanidad y más sentimientos, que mil palabras.
Pero cuidaos de los otros abrazos que solo traen consigo traición y deslealtad.
Un fuerte abrazo a todos y a todas. ¿Lo sentís? Eso deseo.
“Se dice que cada vez que abrazamos a alguien, ganamos un día de vida”
Paulo Coehlo.
Tititokokoki