jueves, 26 de mayo de 2016

POR QUÉ LAS MAYORÍAS SOCIALES NO HACEN MAYORÍAS ELECTORALES

Un hecho incuestionable es que el 1% de la población se ha apropiado de la riqueza del planeta, frente al 99% que vive en la precariedad o en la más absoluta miseria. Entonces, ¿cómo es posible que en un estado democrático las fuerzas de derechas (que defienden, sin ningún tipo de matices, los intereses del 1% privilegiado) disputen y, en la mayoría de las veces, ganen el poder político a través de las urnas?

Pues, dejando a un lado cuestiones relacionadas con la hegemonía y la apropiación de todos los significante flotantes que se quiera considerar, hay que entender que la clase dominante (ese 1% que acumula la casi totalidad del capital y es dueño de los medios de producción, amén de controlar la economía especulativa de los mercados de futuros y derivados, de la deuda de los estados), existe lo que podríamos llamar los grupos subordinados de desclasados.

A través de las Universidades y otros centros de formación profesional, la clase dominante forma profesionales que serán los que aporten el conocimiento necesario para mantener la ingente maquinaria empresarial de producción industrial y especulación financiera que le permite aumentar su acumulación de capital y, por ende, su inexpugnable poder económico y político.

Los grupos de desclasados subordinados al capital representan más de un 20% de la población. En su mayoría, perciben retribuciones suficientes para garantizarles un nivel de vida muy similar al de sus patronos (obviedad hecha del capital acumulado que no llegan a alcanzar y que, por consiguiente, no les permitirá emanciparse de su condición subordinada). Con todo, los individuos pertenecientes al grupo de desclasados subordinados, imitarán los patrones de sus patronos, querrán tener un coche parecido al de ellos, un chalet (aunque sea adosado) con piscina, un par de vehículos y, a ser posible, un spa en el salón; vestirán igual que su patrón, comerán en los mismos restaurantes y, por supuesto, votarán al mismo partido.

Sin embargo, si pensamos qué grupo desclasado puede estar subordinado a ese 99% de mindundis que poblamos el planeta, nos podríamos llevar una sorpresa mayúscula: los ladrones de gallinas.

El otro día vi la entrevista que Pablo Iglesias le hizo a Eleuterio Sánchez. Me emocionó. Me (nos) recordó que en la famosa ley de amnistía de 1977 dejaron en libertad a todos los presos políticos del país (del FRAP a la ETA, pasando por el GRAPO) y a ellos no, a los presos comunes: los verdaderos presos políticos del capitalismo. Eleuterio habló de la COPEL (nada que ver con la COPE) y se me saltaron las lágrimas: yo colaboré clandestinamente con la COPEL, con los únicos activistas de Madrid que por tal cosa lucharon, por la libertad de los presos comunes: los anarquistas. Solo los anarquistas (y algún que otro rojo de la LCR) lucharon por la libertad de los auténticos presos políticos del capitalismo autárquico y fascista: los robagallinas, como el noble y gran Eleuterio Sánchez.

Croniamental

miércoles, 25 de mayo de 2016

La insufrible adolescencia de la derecha española

Los estructuralistas, Durkheim, Levy Strauss y compañía entendieron que la evolución de la persona humana, como individuo, recorre las mismas fases que la evolución de la Humanidad en su conjunto, o casi.


La adolescencia es una excrecencia de hormonas y granos, la vida te da sueño y estás hasta tus pudendas partes de hacer lo que te digan tus padres. El adolescente enaltece la amistad, pues sus colegas de su misma edad son tan raros como él y llega a poner en riesgo su libertad (y hasta su vida) por su tribu ¿De qué estamos hablando? Coño, del PP, que se revela en contra de su padre Francisco Franco (eso sí, con la boca pequeña), le encantaría dormir en el placentero sueño del neoliberalismo hasta el infinito y más allá, y se junta con su gente para hacer lo que haga falta porque ninguno de su tribu se vea privado de prebendas y mamandurrias.


Todos los españoles de medio pelo hemos pasado por la infancia de la esclavitud, la servidumbre, la sociedad estamental, nos hemos tirado al monte como bravos adolescentes, contra todas las tiranías. Y, ahora, después de muchos años perdidos en el desierto, cual ideólogo del peyote en Katmandú, el proletariado ilustrado del siglo XXI ha alcanzado la madurez, bañada en las aguas más prístinas de la juventud de la especie, pero madurez igualmente.

A la derecha española, desde el PSOE al PP pasando por Ciudadanos, se le han saltado las lágrimas de la emoción al percatarse que juntos pueden conseguir una buena eyaculación. Pues, vale, para el siglo que viene puede que lleguen a interesarse por los misterios de la cópula, coyunda o fornicio, o como lo quieran llamar. 

Ahí estaremos las izquierdas para proveerles de condones, o lo que haga falta.


Croniamental

lunes, 23 de mayo de 2016

VENEZUELA EN EL CORAZÓN ELECTORAL DE ESPAÑA

Cuanto más se acerca la fecha de la segunda vuelta electoral, más preocupados se muestran los medios y los enteros del país por la suerte de Venezuela. Los políticos del extremo centro viajan a aquel país como peregrinos a Santiago de Compostela en Año Santo Jacobeo; no se sabe muy bien si en plan conciliador o para enredar un poco más las cosas o, simplemente, para no estar aquí, en este país que se desayuna a diario con un nuevo caso de corrupción.

Y parece que son los portavoces de Podemos los elegidos para rendir cuentas públicamente de las muchas tropelías que comete el gobierno de Venezuela; de esta manera, evitamos hablar de nuestras propias miserias, que son muchas y nos disgustan.

Cuánto mejor hablar mal del que no está presente.


Igual se han ido a la Guaira para recrear el viaje de los conspiradores de San Blas, Juan Bautista Picornell y compañía, quienes, después de fracasar en su intento de dar un golpe de estado con las clases populares madrileñas para “salvar a la Patria de la eterna ruina que la amenaza”, fueron arrestados y enviados a la cárcel de la Guaira, de la que no tardaron en fugarse.
Al menos uno de ellos, Manuel Cortés y Campomanes, consiguió hacer realidad su sueño republicano llegando, incluso, a participar en la batalla de Ayacucho al lado del Gran Mariscal Antonio José de Sucre, última gran confrontación entre las tropas del Ejército Unido Libertador del Perú y el Ejército Real del Perú. Aquello sucedió el 9 de diciembre de 1824, pocos meses después de que los Cien Mil Hijos de San Luis restablecieran para Fernando VII el absolutismo en España.

Pero ya conocemos el escaso predicamento que tiene la memoria histórica en nuestro país, así que dudo que los próceres que ahora se van a hacer sus américas en plena campaña electoral tengan interés alguno en recrear otra cosa que no sea el sempiterno prurito de ejercer la alcahuetería en casa ajena.

 Claro que, ya puestos, podrían extender su misión evangelizadora por el resto del continente americano, la mayoría de cuyos países no están mucho mejor que Venezuela y, oye, explorar la posibilidad de reinstaurar los virreinatos de Nueva España, Nueva Granada, Perú y Río de la Plata A mí el que más ilusión me hace es el de Nueva España, con Miami, Los Ángeles, San Francisco; especialmente, Sausalito.

Hoy la Guaira ya no es lo que era. Sigue siendo la puerta de entrada atlántica a Venezuela y está a apenas 30 km de Caracas, pero ya es solo un destino turístico como tantos otros, con sus estupendas playas y ese magnífico puerto donde hacen escala los cruceros del Grupo Pullmantur. Quizá en alguno de esos cruceros los próceres del extremo centro español recalen para tratar de futuros pactos de gobierno; el Caribe es una buena fuente de inspiración, qué duda cabe.

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 http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/447156/venezuela-corazon-electoral-espana

miércoles, 18 de mayo de 2016

PEDRO SÁNCHEZ, INCAPAZ DE HABLAR DE POLÍTICA, HABLA DE FÚTBOL.

El PSOE, viendo cómo la batalla política la tiene perdida, ha decidido hablar de fútbol. Ya no se plantean la discusión política y quieren llevar al tablero político la discusión futbolera. No teniendo discurso político, el PSOE ha optado por fichar a los Messis y Ronaldos para ver si consiguen un equipo titular para el gobierno que seduzca al personal con el objetivo de llevar a Sánchez a la Moncloa cual Florentino al Bernabéu en días de gloria.
Bueno, a mí esto me parece que podría tener su calado (aunque se trate de una táctica chusca y sin ningún contenido político) si hubieran elegido bien a sus rutilantes fichajes. Pero es que, hasta en esto del fútbol, los dirigentes actuales del PSOE son un auténtico desastre. No se les ocurre nada mejor que fichar a Margarita Robles para, llegado el caso, dirigir el Ministerio de Justicia.
 La jueza que cargó contra el Juez Baltasar Garzón por la ocurrencia que tuvo el cesado magistrado de sentar en el banquillo de los acusados a los dirigentes del GAL. Sí, se dirá que fue ella la que retiró los fondos de aquella organización criminal y que abrió la causa para investigar el secuestro de Segundo Marey. Hombre, hasta ahí podríamos llegar, solo faltaría que no lo hubiera hecho.
 Pero cuando al juez Garzón le dio por investigar la responsabilidad del gobierno de Felipe González en la organización, dirección y financiación del GAL, ay amigo, doña Margarita se echó al monte en defensa de su presidente, arremetiendo contra el juez Garzón de la forma más levantisca que se conoce. Lo triste de esto es que Pedro Sánchez nos va a condenar a una campaña electoral en la que solo se hable del GAL (y luego se meten con Pablo Iglesias por lo que dijo de Felipe González y sus manos manchadas de cal).
El fichaje de Margarita Robles es una provocación que solo nos llevará a lo que acabo de decir, que en la campaña que viene solo se hable de ella y de su defensa del gobierno que, por lo menos, amparó el terrorismo de Estado y el esparramo de los fondos reservados, solaz del gran guerrero Roldán y otros varios que desconocemos.
Después, y por si el fichaje de Margarita Robles nos supiera a poco, ficha al experto de sanidad de Obama, ese presidente que rige (o no) los destinos de un país cuya sanidad (en lo social) es un auténtico desastre; por supuesto, no niego el nivel tecnológico que tienen los centros sanitarios americanos de pago (¡y qué pago!). Un presidente, Obama, que fue premio Novel de la Paz antes de liarla parda en Oriente (el próximo, el medio y el lejano). Y lo elige, por aquello de la cosmética, desechando a un formidable elenco de profesionales de la sanidad como el que tenemos en España.
Ficha, también, a Borrell. Un buen hombre (a mí sí me lo parece) pero que creo que está más que amortizado y nos retrotrae a la época del felipismo.
En fin, que Sánchez, sabiéndose incapaz de desarrollar un discurso político medianamente razonable, decide abrazar el discurso del fútbol. Pues bueno, que le vaya bonito, que va a ser que no. Primero hay que hablar de política y, en última instancia, de las personas más idóneas para llevar a cabo las políticas que a uno le parecen bien. Porque puestos a hablar de fútbol, me temo que Unidos Podemos también le va a ganar al PSOE por goleada.

Croniamental

martes, 17 de mayo de 2016

DEL PENSAMIENTO CADUCO DE JUAN RUSELL

Afirma el presidente de la CEOE, Juan Rosell, que el trabajo fijo y seguro es un concepto del siglo XIX. El trabajo en la sociedad capitalista, debería haber añadido. Y la banca un concepto del siglo XVI.

 Por no hablar del cristianismo, un concepto del siglo I. Pues sí, es verdad, llevamos veintiún siglos en la idea de que los humanos, como todo lo que existe en el Universo, somos creación de un solo dios cuyo hijo Jesucristo es, también, inspiración del Paráclito y, a su vez, hijo putativo de José de Nazaret; eso sí, hijo de una madre, María de Nazaret.

Llevamos cinco siglos en la idea de que la banca ha de gestionar el capital producto de nuestro trabajo, especular con él y garantizar la acumulación de dicho capital en unas pocas manos que, al ser las que más tienen son las que más mandan.

Y solo llevamos dos siglos, mal contados, en la idea de tener un trabajo fijo y seguro ¿Por qué, entonces, Juan Rosell considera caducada la idea del trabajo fijo y seguro y nada dice de la banca o el cristianismo, ideas mucho más antiguas y discutibles?

Lo primero que habría que preguntarse es por qué la idea del trabajo fijo y seguro nació a finales del siglo XIX.
La respuesta es bien sencilla: porque hasta entonces lo que se llevaba en el mundo capitalista era la esclavitud y, claro, los esclavos estaban hasta el moño de su condición y, por medio de huelgas y el apoyo intelectual de pensadores como Karl Marx, que llegó a desarrollar un modo de pensamiento epistemológico extraordinariamente eficaz para explicar la Historia, las transformaciones sociales y, en , definitiva, la lucha de clases, consiguieron arrebatar a sus patronos unos derechos que, con el tiempo, fueron reconocidos en la Carta de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos.

Así pues, señor Rosell, sepa usted que la idea del trabajo fijo y seguro nace de la lucha de la clase trabajadora para salir de la esclavitud a la que el capitalismo la había condenado secularmente, y es una conquista del género humano que reconoce las Naciones Unidas y que ha de ser irreversible.

El señor Rusell, en cambio, no es de esta opinión, lo que él querría es volver al siglo XVI.

Y la cuestión es muy sencilla: o el capitalismo respeta los Derechos Humanos o deja paso a otro sistema que sí los respete; un sistema en el que el trabajo sea un derecho inalienable y justamente retribuido, los beneficios generados por la comunidad reviertan a la comunidad en forma de servicios sociales, protección de los más débiles, sanidad, educación, infraestructuras, tecnología, investigación y desarrollo.

Quizá lo que ya va sobrando, lo que resulta una idea extremadamente caduca es la CEOE que el señor Rosell preside.

Ya que estos señores son tan partidarios de respetar las tradiciones (los toros, las procesiones de semana santa...) deberían respetar una tradición mucho más terrenal, social y de mayor fuste cual es el derecho a un trabajo digno y bien remunerado.

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http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/444798/del-pensamiento-caduco-de-juan-rusell

domingo, 15 de mayo de 2016

Del 15-M al 26-J, un viaje a la nueva España

Este domingo se cumple el quinto aniversario del 15-M; hay que ver cómo pasa el tiempo. Medio año con Zapatero, cuatro con Rajoy y otros seis meses con gobierno de guardia. Muchas cosas han pasado a lo largo de este lustro. Lo más relevante ha sido la voladura del bipartidismo, circunstancia esta que nos ha llevado, precisamente, a estos seis últimos meses de gobierno en funciones y a la repetición de las elecciones; cosa que no tiene nada de dramático –al contrario de lo que muchos afirman-, pues está bien que si los partidos políticos no se ponen de acuerdo para formar gobierno sea la ciudadanía la que vuelva a tomar la palabra.
Este domingo volveremos a las plazas para manifestar nuevamente nuestra indignación, que sigue siendo la misma pues nada de lo que entonces demandábamos se ha resuelto. Seguimos igual que antes, sino peor, pues mal que no mejora empeora. Los chorizos se multiplican mientras el pan escasea más, a la protesta se le ha puesto mordaza, la hemorragia laboral está descontrolada, al igual que el éxodo de nuestros jóvenes fuera de España, los abuelos siguen manteniendo como pueden a sus descendientes, los juzgados no dan abasto y los ricos siguen distrayendo capital del erario. Claro que el relato oficial es muy distinto: con Rajoy, España es la economía que más crece, se están creando más empleos que nunca, ya nadie habla de la prima de riesgo. Puede ser que en la vida ocurra lo uno y su contrario a la vez, puede que las dos versiones de la realidad sean ciertas. Pero lo que es incontestable es que lo que vemos la gente corriente es lo primero: proliferación de nuevos casos de corrupción dentro del PP, una ley mordaza que nos disuade de salir a la calle a protestar, la imposibilidad de encontrar un trabajo decente, el colapso de la justicia. También, es verdad, en muchos barrios vemos locales que antes echaban el cierre y que ahora vuelven a abrir sus puertas a negocios aparentemente prósperos. En muchos barrios proliferan bares abarrotados de gente. Sí, pero en otros la cosa es bien distinta. Y habría que ver en qué condiciones trabajan los que ahora trabajan.
De cara a las nuevas elecciones del 26-J se han producido varios movimientos tácticos en las diferentes formaciones políticas. El PP, haciendo gala de una prepotencia absolutamente injustificada, espera conservar el gobierno, confiado en el tirón electoral de los buenos datos macroeconómicos, sin otro apoyo que el de sus propios votantes. IU ha entendido que el eje de la batalla política ya no es izquierda-derecha, y se ha sumado a la transversalidad de Podemos, gracias a lo cual las mayorías sociales españolas pueden verse representadas por la coalición Unidos Podemos. Podemos sigue tendiendo la mano al PSOE para acabar con la mayoría absoluta del PP en el Senado y construir una alternativa de gobierno para el rescate de la ciudadanía. El PSOE cierra filas en torno a Pedro Sánchez que rechaza toda posibilidad de acuerdo con nadie, salvo con C’s, y ha elegido como eslogan para esta campaña: ”Soy la única izquierda posible”, cosa que para muchos viene a ser lo mismo que decir: “La única izquierda posible es ninguna”. Y, además, sigue instalado en la dicotomía izquierda-derecha que, a día de hoy, no sirve para explicar nada de lo que está sucediendo ni da respuesta a las demandas de la gente que, en su mayoría, son coincidentes, con independencia de la ideología de cada cual. Es sorprendente que un partido como el PSOE, que se encuentra mucho más a gusto con el neoliberalismo que con el socialismo, se erija en único representante de la izquierda, cuando ya ni los propios comunistas reivindican la izquierda. Y, por último, C’s persiste en su afán de agrupar bajo la bandera del “constitucionalismo” al PP y PSOE, mezclar el agua con el aceite.
Pues este es, más o menos, el panorama que se nos ofrece para ir a las urnas. Pienso que la formación política que haya entendido mejor las demandas de las mayorías sociales, que sea capaz de ofrecer la propuesta de gobierno que mejor se ajuste a ellas, será la que salga vencedora de esta nueva convocatoria electoral. Las ofertas para el 26-J, en principio, parecen más claras que las del 20-D, al menos, las nuevas que vienen de la mano de Unidos Podemos, cosa que parece tener mucho que ver con el movimiento 15-M, con el que este domingo nos volvemos a reencontrar.
Croniamental

jueves, 12 de mayo de 2016

El desbarajuste del PSOE


En esto de la política, no me gusta personalizar la crítica; la política no concierne a las personas, tomadas de una en una, sino al conjunto de ellas, es decir, a lo que llamamos sociedad. La política es un tablero, como el parchís, donde están llamados a participar un cierto número de personas; en el parchís, cuatro. Pero, lo cierto, es que en el mundo en el que vivimos, son unos pocos los que juegan a la política por los otros, de tal manera que hoy mismo, la política española es un calco exacto del parchís: juegan cuatro, y con cuatro colores. Cierto es que en el parchís, los cuatro colores son los primarios: rojo, verde, azul y amarillo (el RGB, que diríamos modernamente). Claro que, cuando se inventó el parchís, nada se sabía de Photoshop, ni del CYMK, ni de tantas cosas como hoy sabemos: que en uno, aun no siendo unidad, se resume la especie. Lo triste es que podemos actualizar los colores del parchís a los nuevos tiempos, pero no la política; podríamos establecer (con la ayuda del Pantone), una nueva paleta cromática: el azul, el rojo, el naranja y el morado (al verde, que le den), pero no la dicotomía decimonónica francesa derecha-izquierda por la otra griega (aún más antigua) de eromenos-erastes; en román paladino: jodidos-jodedores.
Asumiendo que en España (ese proyecto inacabado de nación derivado de la descomposición del Imperio en donde nunca se ocultaba el sol) la política es el parchís, no me parece una impostura llevar la crítica al dedo que mueve la ficha. Así que, después de tanto rodeo, me excuso de excusarme por la temeridad de centrar mi crítica política en una sola persona: la que, presuntamente (como hoy lo es todo), mueve la ficha roja: Pedro Sánchez.
Probablemente estoy muy equivocado, pero el sexto sentido de mi añorada madre me dice que el PSOE ha sobrevalorado enormemente las capacidades cinemáticas de su actual secretario general. Por lo visto hasta ahora, y en la última hora, Pedro Sánchez me parece un alevín de merluza en un estanque de pirañas. Si resultó vulgar como jugador de baloncesto, nada debía hacernos pensar que fuera mejor político. Y, efectivamente, impostado y taciturno (a la par de inmaduro), Pedro Sánchez está como el río Guadalquivir, que no se acaba de decidir entre Sevilla y Triana.
Podemos invitó en las pasadas elecciones al PSOE a formar gobierno de coalición. Pedro Sánchez, muy indignado, les mandó a los podemitas a pelar cardos, a la vez que se negó a hablar con el PP y, sin embargo, firmó un acuerdo de obligado cumplimiento, pero insolvente, con C’s, partido al que el propio PSOE acusó de ser la nueva versión, corregida y aumentada, de la derecha más casposa. Hoy Podemos le ofrece al PSOE, con toda lógica, formar una candidatura conjunta para el Senado, con el sensato objetivo de evitar que la Cámara Alta suponga un freno para un gobierno de progreso, y Pedro Sánchez, como ese niño revenido que no te perdonará jamás de los jamases que le hayas quitado la pelota que le regaló (en mal momento) su tía Sofi, contesta: “No, gracias” (que ya tuviste tú dos ocasiones para investirme presidente y acabar con el gobierno de Rajoy, las rechazaste y ya no te quedan más oportunidades; porque, aunque Pedro negó tres veces a Cristo y no pasó nada, a Pedro no se le puede negar más de dos veces. Ala, chúpate esa.
No va a ser Podemos, ni el PP, ni la Virgen del Rocío quienes acaben desmembrando al PSOE, va a ser él mismo. Arrieros somos y en el camino nos encontraremos.

jueves, 5 de mayo de 2016

UN BANCO PÚBLICO PARA EL CAMBIO

Ya hace tiempo que no se oye a nadie hablar de que los trabajadores hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que es eso lo que nos ha llevado a la ruina.

De un tiempo a esta parte, los trabajadores de la prensa, los expertos en investigación y comunicación, parece que se han puesto manos a la obra para poner nombre y apellidos a los verdaderos causantes de la quiebra de la economía productiva y la desastrosa situación financiera de los estados y los subsiguientes recortes presupuestarios en políticas sociales que nos han llevado al desempleo masivo, la precariedad laboral y la merma en la calidad del sistema sanitario nacional y la educación pública.

Quizá, porque se van obteniendo datos irrefutables, ya casi nadie habla de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades.

Que nos queda mucho tiempo por vivir en el capitalismo, parece una evidencia.
Pero, una cosa es el capitalismo y otra bien distinta es el capitalismo de amiguetes o economía canalla; ese capitalismo organizado de forma mafiosa, tal y como van desvelando los datos que la prensa de investigación nos van ofreciendo día a día, para escándalo público, sin solución de continuidad.

Quizá la batalla política debería plantearse actualmente atendiendo a esta nueva dicotomía: capitalismo-economía canalla.

Quizá de lo que ahora se trate, si lo que queremos es recuperar el estado de bienestar, sería desmontar el entramado mafioso que ha originado y mantiene la economía canalla.

A mi parecer, ese entramado está constituido por los siguientes agentes: las organizaciones criminales que mueven ingentes sumas de dinero realizando actividades delictivas; los bancos y otras sociedades financieras que blanquean el dinero de las organizaciones criminales; los mercados de valores que detraen dinero de la economía productiva y del erario para generar beneficios ficticios especulando con los ahorros de los trabajadores, las divisas y los bienes de consumo; el fraude fiscal de las grandes corporaciones y grandes fortunas; los bancos y otras sociedades financieras que ocultan el capital proveniente del fraude fiscal; el gigantesco entramado de despachos de abogados que trabajan al servicio de las bandas criminales, los defraudadores y los especuladores; los gobiernos e instituciones supranacionales que gobiernan anteponiendo los intereses del entramado de la economía canalla, quebrantando la soberanía nacional y cercenando los legítimos derechos del conjunto de la sociedad.

Bueno, pues cómo poner orden en todo esto, cómo, al menos, luchar para volver a un capitalismo “decente” desde el gobierno de la nación.

Creo que todos los partidos que quieren llevar a cabo esta tarea han de aparcar temporalmente otros anhelos programáticos y unirse bajo una sola bandera: la creación de una banca pública.

Una banca pública responsable de la captación y recaudo de la masa salarial del país, los ingresos del impuesto al rendimiento de las personas físicas y jurídicas, el valor añadido y las costas, fianzas y multas judiciales; además, ejercería las labores de organismo regulador de los mercados de valores y las distintas transacciones financieras entre grandes corporaciones, el crédito y los contratos con las administraciones del Estado.

Se valdría de los bancos privados los cuales, mediante concurso público, se podrían convertir en entidades financieras encargadas de gestionar las distintas operaciones realizadas por los depositantes con la banca pública, por medio de sucursales, cajeros y plataformas digitales.

El banco público sería el único autorizado para acceder a los créditos del BCE al tipo de interés que, actualmente, rige para la banca privada, es decir, del 0%, y sería el banco público el que concediera créditos a la banca privada, al tipo de interés que se fijara por ley.

De esta manera, se acabaría con el blanqueo de capital, la corrupción política, con el fraude fiscal y se garantizaría la custodia de los ahorros de los trabajadores y el crédito para las familias y las pequeñas empresas.

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http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/438603/un-banco-publico-para-el-cambio

HISTORIA DEL ESPAÑOL SEMOVIENTE

La gota que colmó el vaso de la paciencia de Amadeo de Saboya fue la insoportable presión que los conservadores contrarios a la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, plasmada en el proyecto de ley que el presidente del gobierno, Ruiz Zorrilla, con el apoyo de Castelar y Pi Margall, llevó al Parlamento el 7 de febrero de 1873. La ley fue aprobada y Amadeo la ratificó. Cuatro días después, el 11 de febrero, Amadeo abdicó y huyó de España como alma que lleva al diablo. Ese es el hecho histórico irrefutable que nos lleva al corolario: Amadeo de Saboya abdicó porque estaba hasta el gorro de los conservadores españoles, más concretamente, de los esclavistas.
Pero no fue hasta 1880 cuando se acabó de abolir la esclavitud en tierras gobernadas por la Corona de España, en Cuba, donde se liberaron a casi medio millón de esclavos; y luego los casposos patriotas nacional-católicos se preguntan por qué se perdió la guerra de Cuba. Ay, señor de los espacios infinitos…
Pero quien se piense que la abolición de la esclavitud (en España, consumada entre los años 1837 –en la metrópoli- y 1880 –en Cuba-) acabó con la subordinación esclava de cientos de miles de trabajadores a los terratenientes, nobles, hijosdalgo o propietarios ociosos, está muy equivocado. Únicamente, se modificaron los significantes: al esclavo se le pasó a llamar “bien semoviente”, como al ganado. En el registro de la propiedad, en la Hacienda Pública, existen, aún hoy, tres tipos de bienes: muebles (capitales y activos financieros), inmuebles (viviendas, fincas y otras propiedades de la misma naturaleza) y bienes semovientes (el ganado).
Pues, aunque a más de uno le parezca algo increíble, muchas de nuestras conciudadanas y conciudadanos, hasta muy avanzada la década de los cincuenta del pasado siglo XX, eran considerados bienes semovientes de su señor; salvedad hecha del periodo republicano que acabó como acabó.
Pero es que ahí no queda la cosa. Toda vez que a mediados de los años sesenta del siglo XX se determina que los siervos semovientes, además de la manutención, han de recibir un salario, la cuantía de esos salarios se deja al albur de lo que determinen los amos. Y hasta hoy, o casi, porque parece que ya entrado el siglo XXI, se empieza a considerar que es de justicia establecer un estatuto para las empleadas de hogar. Y en esas estamos.
La revolución de los trabajadores, sistemáticamente abortada a sangre y fuego por sus amos, no es otra cosa que el vano intento de los trabajadores por salir de la esclavitud y convertirse en hombres/mujeres libres. Para sus amos, en cambio, la revolución es un acto terrorista que ataca frontalmente la democracia y que hay que eliminar de raíz, que la mano de obra no es propiedad sino servidumbre, y no es el siervo el que ha de decidir el valor de su trabajo, que para eso está el empresario. Y en esas estamos.