España precisa con urgencia un revolcón. Necesita que alguien le de una vuelta y media.
Entre los semovientes que alimentan todo esto con su pasmosa pasividad y su inquietante y desesperante parsimonia, las sabandijas del poder empresarial en formación piramidal, la generación aún existente y demasiado influyente de los herederos del régimen del 78, más los que fueron designados para continuar con la saga de la Casta de este país, están consiguiendo que España no avance ni prospere, sobre todo en lo que se refiere a asuntos democráticos. Además están los derechos, la justicia, la libertad o el reparto justo de la riqueza, entre otras muchas cuestiones que precisan de reformas y de retoques para poder considerar a este país de un estado en continuo avance y en progresión hacia adelante. De momento, solo regresión, y eso es algo que, 40 años después, ya deberíamos tener superado, analizado y exigido para que no siga siendo así.
España está llena de chupópteros, de sanguijuelas y de diversas rémoras que impiden el avance.
Ahora mismo se va a demostrar con un ejemplo claro. Va a quedar claro que el Senado es un pesada carga que no deberíamos tener que soportar a estas alturas de contienda. Pesada carga, y por supuesto el enorme coste que supone para los intereses generales, debido a la inutilidad, la ineficiencia, la ineficacia y lo que supone de estorbo, este organismo público. Nadie le hace caso.
Porque, ¿nadie se preguntó en ningún momento, por qué este organismo público nunca sale en las encuestas, ni siquiera en las del propio CIS? A la gente siempre se les preguntó por el paro, las pensiones, se hicieron innumerables encuestas sobre intención de voto, también se hicieron sobre perfiles políticos, o sobre quién está mejor valorado entre los líderes de los diferentes partidos.
No se dejaron de hacer preguntas sobre el terrorismo, y últimamente se hicieron encuestas sobre el independentismo o sobre la Constitución, pero con el asunto de Senado, jamás se hicieron encuestas. Y no estaría de más que se hiciera alguna, si bien es cierto que en el mejor de los casos, las encuestas realizadas no supusieron ningún cambio sustancial y carecieron de importancia, incluso para las personas encuestadas, sobre las cuales nunca se sabrá si dijeron realmente lo que pensaban o si engañaron al encuestador.
Pues esta manía de hacer encuestas, también es una rémora, pues todo el mundo sabe (o casi todo el mundo) que lo que se diga en las calles delante de un encuestador, nada tiene que ver con lo que después se plasma en el resumen final. Es por esto que, si en lugar de encuestas, se hicieran consultas programadas, sobre qué piensa la ciudadanía, y después aplicar el resultado en las decisiones que se toman en el Congreso, es muy probable que se consiguieran muchas cosas más útiles de las que ahora mismo se extraen de esas encuestas mal hechas, y además hechas con batuta y con premeditación. Y qué duda cabe de que también se conseguiría involucrar a la ciudadanía en importantes asuntos de Estado, consiguiendo así mayor motivación en el pueblo, y mayor calidad de Democracia.
Y volviendo a la rémora del Senado, decir también que no sirven reformas o retoques.
La única vía de solución, es eliminar esa Cámara, debido a su inutilidad. Pero ahí nos encontramos de frente con el Partido Popular, pues debido a que siempre sale favorecido en los recuentos electorales, a causa de la actual Ley electoral, son los primeros en oponerse a que el Senado sea reformado.
Ya no digamos nada sobre su eliminación.
Y esta es otra rémora. El hecho de que el PP tenga tanto poder aún estando fuera de las Instituciones, pues hay que recordar que en pleno Gobierno de Zapatero, el PP obtuvo sendas mayorías en el Senado. Pero tampoco le va a la zaga el PSOE, pues ambos tienen a más de cien Senadores cada uno, chupando de la canoa en todas las legislaturas. ¿Y para qué? Cuestión de territorialidades, tal como sucedía en la época de Franco (este organismo fue creado por los padres de la Constitución de manera premeditada y a conciencia) e incluso, si se me apura, de la época medieval, con su tabla redonda y su Merlín añadido a las decisiones del Reino.
Tititokokoki