miércoles, 13 de junio de 2018

INVIOLABLES, INMUNES, E IMPUNES


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España es el país de las mil maravillas para algunos de sus habitantes. Habitantes que, evidentemente, son elegidos para que disfruten de semejante prebenda y en total desigualdad, en cuanto a los privilegios de que gozan, respecto del resto de los ciudadanos de este país.

El Título II de la Constitución, en su Artículo 56, apartado 3, dice que “el Rey de España es inviolable”, es decir, que nadie puede detener el Rey ni llevarlo ante un Juez.

Y aquí tenemos un banco cojo. Le falta una pata, pues tenemos a un Rey, que abdicó, pero que si no fuera Rey, hubiera estado ante un Juez. ¿Falla algo en este sistema? Evidentemente que sí, pues en el momento en que un Rey podría haber estado ante un Juez, pero no lo está porque es inviolable, tiene un significado bastante preocupante y delata las lagunas que la propia Constitución tiene, así como también demuestra la intención con que, premeditadamente , se hizo. Algo se sabía sobre lo que pudiera suceder en el futuro, y eso se llama premeditación. Incluso se podría tachar a los padres de la Constitución de alevosos, de traidores y de desleales, por la premeditación con que construyeron la Carta Magna.

Después están los que gozan de inmunidad. Estos también los contempla la Constitución, y existen. Y aquí hay otra pata que le falta al banco. El hecho de que existan personas que gozan de inmunidad, como por ejemplo los aforados, es un hecho diferencial que atenta contra la propia Constitución, pues en ella se recoge que todos los españoles somos iguales ante la Ley.  Pero en España hay personas que gozan de inmunidad, pues al igual que el Rey, nadie puede detenerlos ni ponerlos ante un Juez, salvo en caso de flagrante delito. ¿Flagrante delito? ¿Y quién decide que el delito que comete un Diputado o un Senador, es flagrante delito? Aquí también hubo premeditación y alevosía, pues los que pergeñaron sabían a qué se enfrentaría la sociedad española en el futuro. Y así ha sido.

Hoy día hay muchas personas en política, que si no fueran aforados, estarían ante un juez en varias ocasiones.

Por último están los impunes. La tercera pata del banco que hace que esto no se sostenga por ningún lado. De estos estamos plenos. Y no se entiende cómo es posible que en esta país existan personas que gozan de esa impunidad. Y aquí nos encontramos con personas que delinquen pero que no reciben pena alguna. Impunidades que se derivan de esas redes clientelares de las que saben rodearse, y de la complicidad de muchos que les rodean. Redes clientelares y sistemas piramidales de corrupción y de delincuencia al más alto nivel que arrastraría a muchos más de los que están ante los jueces, pero que se escabullen y quedan impunes porque si se descubren o si se les delata, España estaría sumida en el mayor caos de la historia del planeta, e incluso podríamos estar ante un tsunami político y empresarial que pondría patas arriba a todo el sistema y que se podría asemejar a una auténtica catástrofe política, económica, e incluso humanitaria. Impunes que también están entre los que son juzgados y condenados, pues las penas que las caen son en muchos casos objeto de crítica, pues esas condenas no son proporcionales a los delitos cometidos.

Ahí también hay agravios comparativos, pues si esos mismos delitos los comete un normal, las penas que tendría que afrontar serían bien distintas en cuanto al castigo y a su duración. Y por mucho menos, también.

Y entre inviolables que son intocables, pero que si no lo fueran estarían ante la Justicia, inmunes que hacen un abuso excesivo de ese privilegio, y que si no lo fueran estarían también ante la Justicia, e impunes que gozan del silencio de la Justicia, a causa de que si cantan esto estalla en mil pedazos, España está en lo más alto en cuestión de reparto injusto de la Justicia y en privilegios con quienes no tienen ningún merecimiento, pues estamos ante inmensos casos de delincuencia organizada de manera premeditada y con alevosía, y cargados de casos de corrupción, de los cuales algunos conocemos y otros aún no. Y ahí está otro pie de banco que falta, pues este sistema faltón e irrespetuoso, solo pone ante la Justicia a aquellas piezas que sacrifica en pos de salvar los culos gordos y los traseros importantes que copan las más altas esferas del poder de este país.

Es decir, que este país es algo así como un banco sin patas. ¿Y para qué sirve un banco sin patas?
En mi opinión, tiene el mismo valor que una mierda pinchada en un palo y tirada en medio de un prado.

Tititokokoki