viernes, 25 de noviembre de 2022

… NOS QUEDA LA PALABRA

Si he perdido la vida, el tiempo, todo

lo que tiré, como un anillo, al agua,

si he perdido la voz en la maleza,

me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo

lo que era mío y resultó ser nada,

si he segado las sombras en silencio,

me queda la palabra.


Blas de Otero




Somos lo que decimos; somos como hablamos. Esta es una afirmación que me permito a sabiendas de que estoy siendo inexacta, porque aquellos que no hablan, incluso aquellos incapaces de conocer o interiorizar un lenguaje hecho de términos verbales, también son, son alguien único y distinto de los demás.

Pero el tema de la entrada pretendo que sea la palabra, ese constructo tan específicamente humano, ese genial ‘invento’ de nuestra especie, que da cuenta de hasta qué punto somos seres vivos distintos a todos los demás que hasta hoy han sido.

La palabra, continente más o menos eufónico que retiene, perfila y precisa un contenido que todos los que usamos la misma lengua identificamos de igual o parecida manera, y que ha facilitado desde los albores de la evolución la transmisión de la experiencia, la acumulación de conocimiento, la expresión de sensaciones, la elaboración del pensamiento y el curso de los razonamientos que, siglo sobre siglo, como sillares de una magnífica construcción, han conformado el cerebro humano como un artefacto dúctil y capaz de superarse y crecer en todas las acepciones del término.







Mi desconocimiento científico, o digamos específico del tema, me hace no alcanzar a imaginar de qué modo ‘piensan’ aquellos que carecen de palabra para poder hacerlo, aquellos que no es que no la pronuncien, sino que no han asumido los rudimentos esenciales de esa herramienta, interiorizando la relación significante/significado de una serie encadenada de sonidos (o incluso de signos solamente, para aquellos no dotados para la emisión de sonidos) que, tomados en su conjunto, aluden a una categoría (comida, mano, piedra…). No soy capaz de deslindar lenguaje de pensamiento y desconozco si alguna vez he sido o soy capaz de pensar algo sin que medie la palabra, como representante de una realidad tangible o intangible,

En cualquier caso, me temo que he empezado esta entrada en un tono algo ampuloso para lo que en realidad va a venir a quedar; que no es la parte científica del lenguaje lo que me impulsó a tomar el ordenador y encadenar esta ristra que estáis leyendo, sino el carácter eufónico de muchos vocablos o la predilección que hacia algunos ellos me mueve, sabiendo o sin saber a veces ni en qué se funda.

Si me paro a pensar por qué algunos de ellos tienen un lugar especial en el sitio en que los almaceno, es posible que la música que destilan sea uno de los motivos (marina, ribera, Burundi, Zimbabwe); pero no siempre. Otros llegaron a destacarse tal vez porque cuando los descubrí (o cuando conocí de verdad su significado) me ayudaran a decir con más economía lo que antes tenía que nombrar con una expresión más larga (alcorque, dintel, alféizar, hastial).

Los hay que se convirtieron en singulares por lo que evocan, en sí mismos (dices ultramarinos y de inmediato aspiras el olor del bacalao en salazón, de los arenques; el aroma del café y el cacao; el de los garbanzos cocidos; la visión multicolor de los sacos con legumbres, frutos secos y cajones que escondían especias o estanterías repletas de conservas… todo llegado en un barco de allende los mares, suponía el observador).

O porque evocan una época y una gente que ya no vive y que los tenía a menudo en la boca (acémila, barbián, celemín, escaño, costal).

Hay otros por fin que ocupan su propio espacio en mi almacén porque lo que contienen parece avenirse de la mejor manera a la sucesión de sonidos que les tocó en suerte (bonhomía, rémora, efímero, drástico), como si fueran parejas hechas el uno para el otro.

Los hay, para no mentir, que se destacan por la manía que se han ganado con causa o sin ella, y que sufren arresto, como tapete o, sobre todo, quizás -con ese- e inclusive.

Manías tenemos todos.

Y aquí creo que termina lo que había pensado compartir con vosotros. Podría haberlo escrito sencillamente en el cajetín de los comentarios, porque un simple comentario es.

Pero puede que escrito arriba lo lea más gente y sirva de punto de partida para que se desencadenen otros que no hubieran surgido de ser una simple réplica a la mía.

zim


PS1: La verdad es que hace algún tiempo que pienso es el único lugar del blog donde puede que tenga algún sentido que escriba -si no es molestia que no sea una reflexión política-. Saludos a todos.

PS2: Hoy, día 23 de noviembre me puse a escribir esta entrada, antes de saber que se celebra el día internacional de la palabra. Supongo que esto es lo que llaman una serendipia (y un añadido, cuando ya estaba escrita).

viernes, 11 de noviembre de 2022

Fundación UAPO, un legado mas de Spiriman

 A raíz de la desgraciada enfermedad y posterior fallecimiento de Jesús Candel, Spiriman, estuvimos dándole vueltas a cómo podríamos homenajear la figura de un hombre que además de mover masas en pro de la sanidad pública, olvidando todo partidismo, deja un legado importante en forma de redes de trabajo, asociaciones, fundaciones…


Jesus Candel - "Spiriman"

Y lo más importante, desde mi punto de vista, un espíritu de lucha contra el poder, y sobre todo contra el poder en la sombra que ejerce el “lawfare” sin problemas, y espíritu de lucha contra la enfermedad que a pesar de atacarle  duramente (cáncer de pulmón en el estadio más avanzado, con múltiples metástasis por todo el cuerpo, incluidos los huesos) no le impidió continuar con uno de sus proyectos: La fundación UAPO.

Para ello nos ponemos en contacto con Javier Cánovas, director deportivo de la UAPO, al que agradecemos su atención.


Blog Coral: ¿Cómo nace la fundación y cuál es el objetivo del proyecto?

Javier Cánovas: La fundación UAPO, es una entidad sin ánimo de lucro,( inscrita en el Registro de Fundaciones en el Ministerio de Educación el día 30 de mayo del 2015 con el número 1376).

La fundación UAPO, nace en el verano del 2020, como consecuencia de la enfermedad de su fundador el Dr. Jesús Candel, que al ser diagnosticado de cáncer y tras recibir tratamiento vio las necesidades y carencias que tenían los pacientes oncológicos en su tratamiento, y así nos pusimos manos a la obra.

La Unidad de Apoyo al Paciente Oncológico (UAPO) nace principalmente por tres motivos:

Primero y principal: Dar respuesta a la necesidad imperante en nuestra sociedad de tratar los efectos que el cáncer impone sobre la salud y la calidad de vida de los pacientes.

Segundo, nuestros cimientos: La creciente evidencia científica que respalda la asociación de la práctica de actividad física regular y la disminución, tanto de riesgo de padecer cáncer como de mortalidad por el mismo.

Tercero y decisivo: La escasa oferta existente respecto a la prescripción individualizada de ejercicio antes, durante y después del diagnóstico de cáncer.

La UAPO es una unidad interdisciplinar que integra la educación física, la fisioterapia, la psicología y la nutrición, para proporcionar al paciente oncológico una intervención integral.

Además, la estrecha colaboración de la UAPO con el grupo PROFITH-CTS977 de la Universidad de Granada, garantiza que las intervenciones que se realizan estén basadas en la evidencia científica.


 BG: ¿Se puede medir el beneficio de la fisioterapia y ejercicio en los pacientes oncológicos?

JC: No solo se pueden medir los beneficios en estos dos niveles, el tratamiento en pacientes oncológicos debe de ser multidisciplinar, junto al tratamiento médico debe de tratarse al paciente de manera integrativa, a través de la gestión del estrés, la nutrición y por supuesto el ejercicio físico y la fisioterapia.

El paciente oncológico tiene un tratamiento en el que hay muchas variables que medir, dependiendo de esas variables y el desarrollo de la enfermedad es imprescindible hacer valoraciones de manera trimestral como las hacemos en la UAPO, teniendo en cuenta su historia clínica y analítica lo más actualizada posible, que junto a los test de valoración que les hacemos vemos la evolución del paciente. 

Nuestros atletas oncológicos pasan trimestralmente una valoración desde el área de la fisioterapia, test de condición física, valoración nutricional y antropométrica y test de evaluación psicológica, con todas las variables medidas obtenemos datos para que el tratamiento que recibe sea lo más individualizado posible y con resultados que mejoren al paciente.

Los estudios sobre los mecanismos por los que el ejercicio actúa en los pacientes con cáncer describen su efecto a través de modificaciones en el crecimiento tumoral, que conseguiría por distintos caminos: 

a) Modificando vascularización y la perfusión sanguínea. 

b) A través de la función inmune o inmunogenicidad tumoral. 

c) Modificando el metabolismo del tumor. 

d) Disminuyendo factores de riesgo tales como: hormonas sexuales, insulina, factor de crecimiento de insulina, marcadores inflamatorios. Estos podrían modificarse por el ejercicio, pero también por una dieta hipocalórica. 

e) Modificando factores tumorales intrínsecos (tasa de crecimiento, metástasis). 

f) Interaccionando de forma cruzada músculo-tumor

 



BG: ¿Es fácil realizar estas iniciativas con una sanidad pública claramente en retroceso?

JC: Como decía Jesús Candel, querer es poder, desde luego que fácil no ha sido hacer de este proyecto una realidad, teniendo en cuenta que nuestra fundación se sostiene económicamente gracias a las donaciones de pacientes y no pacientes. Lo ideal sería que la Sanidad Pública , incluyera proyectos de este tipo multidisciplinares en el tratamiento de los pacientes oncológicos, coordinar las diferentes áreas que permitan un tratamiento oncológico integrativo, el por qué no se hace , tendríamos que preguntárselo a los responsables de la Sanidad, desde luego que se puede hacer, teniendo un único objetivo claro: el paciente oncológico.


BG: ¿En cuantos centros habéis conseguido prestar vuestro apoyo al paciente?

JC: Actualmente tenemos 3 centros en funcionamiento, en donde atendemos a 600 pacientes de manera gratuita, con una lista de espera que por desgracia sigue en aumento:

En Granada, donde se ubica la central de la fundación, siendo el primer centro que se puso en marcha.

En Madrid, en Colmenar Viejo, gracias a la empresa Mistral, que nos donó sus instalaciones para implementar la unidad, siendo la UAPO la que financia la contratación del personal especializado.

En Málaga, en las instalaciones del centro ESHMUN SPORT CLINIC, en donde la fundación costea el tratamiento de los pacientes.

Desde la UAPO seguimos luchando para poder llegar a todo el territorio nacional, solo necesitamos tiempo y ayuda para seguir creciendo.


BG: ¿Tienen que existir muchos Spiriman para poder llevar a cabo estas iniciativas o volveremos a ver alguna vez iniciativas públicas de calidad en el ámbito sanitario?

JC: Sinceramente Spiriman, es único, creo que todos deberíamos de tener algo de Spiriman, debería de ser una obligación moral y social, no solo basta con reivindicar, hay que buscar soluciones, hay que luchar, no solo a nivel de la sanidad, en cualquier faceta de la vida, por eso nuestro lema en la UAPO está muy presente: PROHIBIDO RENDIRSE.


BG: ¿Se presta la suficiente atención a mejorar la calidad de vida del paciente en los tratamientos agresivos o aún se debe mejorar este aspecto?, por ejemplo a través de iniciativas como la vuestra.

JC: La cuestión no es si se le presta la suficiente atención, bajo mi punto de vista , es la falta de recursos lo que hace que el tratamiento a los pacientes sea incompleto para lograr esa calidad de vida. Por supuesto que el servicio médico le presta la mejor atención posible, no me cabe duda, pero hay recursos a los que no pueden recurrir para que el tratamiento sea completo, una correcta prescripción de ejercicio físico, una gestión del estrés , así como una correcta alimentación, hacen que el tratamiento sea lo más completo posible.

En la UAPO tratamos al paciente desde ese punto de vista, desde la oncología integrativa, a través de un trabajo multidisciplinar,  y os aseguro que merece la pena.



Sin duda, es una labor que se debe promover, el bienestar del paciente en todas sus facetas.


Agradecemos a Javier Cánovas, su atención y os dejo unos enlaces de interés al respecto de la UAPO y de Spiriman:


Pagina web UAPO

Proyecto spiribol

Biografía Spiriman (Jesús Candel)



Breve video presentación "Esto es la UAPO"


Como colaborar con la UAPO


Blog Coral

viernes, 4 de noviembre de 2022

CAMINANTE, SÍ HAY CAMINO… y es de hierro

No sabemos si los constructores de las vagonetas mineras, el inventor de la máquina de vapor o el propio Stephenson, cuando propició la aparición de la primera locomotora capaz de arrastrar unos vagones sobre unas vías férreas, fueron conscientes de los cambios que el ferrocarril iba a suponer para el mundo hasta entonces conocido.


Con su llegada, las tierras se llenaron de extraños e interminables caminos de hierro por los que discurrieron contenedores de diversa factura y material, cargados de viajeros y de mercancías, resoplantes, chirriantes, al principio; increíblemente veloces y dotados de toda la tecnología que el progreso ha permitido, después.

Esos trenes habrán sido testigos del discurrir de la historia de la humanidad desde esa fecha, y es imposible separarlos en mi imaginación de los pioneros americanos, los asaltos, los vaqueros; no asociarlos al transporte de tropas, a estrategias de guerra en las que volar los puentes o las vías férreas marcaban la diferencia entre ganar o perder; no ligarlos al infame transporte de seres humanos que, como reses al matadero, arribaban a una muerte casi inexorable en los campos de concentración de una Europa enferma por la demencia nazi; no evocar también el lujo y el ocio más glamouroso de los coches-joya en líneas como la del Orient Exprés… o sus antípodas, los trenes de la India, joyas de atestado colorido e inverosímil pasaje, por su número.



El tren y el progreso, como un matrimonio unido, se han retroalimentado. Las líneas se acercarían a los nudos de población, de materias primas y de incipientes industrias… y la cercanía de esas líneas atraería a su vez población y emprendimiento. Pero también atraerían al Arte, en casi todas sus ramas: serían punto de encuentro de las artes.


Junto a las líneas férreas y junto a los convoyes formados por locomotoras y vagones, incluso por encima de ellos, yo diría que están las estaciones ferroviarias. Me parecen lugares donde la mirada no sabe dónde detenerse admirando diseño y belleza, y parecen tener una magia especial para dar a luz nuevos productos artísticos.

Edificios decorados con cerámicas irrepetibles, vidrieras magníficas, forjas espectaculares…
andenes, diques, cruces laberínticos de raíles, escalinatas, cúpulas, mobiliario… No es de
extrañar que se creara en ellas o alrededor de ellas una química que hizo posible un amor
eterno entre el cine y el tren, y más recientemente entre la publicidad y los entornos
ferroviarios. 

Todos sus elementos y la fuerza creativa de una máquina desplazándose por praderas y por túneles, con luz o en la oscuridad, en tramas transparentes o siniestras, en la guerra y en la paz, surcando entornos rurales o en vorágines urbanas, han unido para siempre estos dos inventos que en el fondo quizá sean el mismo: el cine y el ferrocarril.




Lo primero que los espectadores vieron cuando los hermanos Lumiére presentaron sus inéditos fotogramas en movimiento, fue la llegada de un tren. Quizá este hecho ya fuera un presagio de lo que habría de ocurrir después entre ambos, no por casualidad. En el cine se suceden fotogramas como en las vías férreas avanzan máquinas y vagones; el giro de unas ruedas lo hace posible y, en ambos casos, nos llevan a un viaje que puede estar cargado de promesas.




Estaciones en mi recuerdo: la de Sao Bento, en Oporto; la de Francia, en Barcelona; la de Canfranc; la de Toledo; la de Aranjuez; la Central, en NY… La del Quai d’Orsay, en París, hecha museo… Hay algo en las estaciones de esperanza y de proyecto, una especie de puerta abierta al cambio y al futuro, el sitio desde el que se huye y se dejan atrás los lastres y desde el que un mañana prometedor saluda. Algo de Torre de Babel, de mezcla de colores y costumbres, de tierra de nadie y de todos…




No puedo citar la infinidad de películas que tienen un lazo indeleble con las estaciones, con las vías férreas o con los vagones, porque es preferible que cada cual traiga las suyas y sus porqués, pero serán incontables los fotogramas que todos recordamos y los spots cuyas imágenes y melodías asociamos a ese mundo de los chémins de fer.

Los años han pasado sobre las vías y sobre las estaciones, sobre los territorios y sobre los hombres que los habitan, y ha pasado ya también su mejor momento. Lo que antaño fue progreso y crecimiento en multitud de lugares ha dado paso a la inactividad, el abandono y el deterioro.

No sabremos nunca qué hubiera sido de muchos territorios de no haber desaparecido la red de caminos de hierro que los surcaba. Es posible que muchos pueblos hayan dejado de estar vivos desde que murieron sus estaciones y dejaron de oírse los silbidos de sus trenes.

Las vías han sido pasto del óxido, las traviesas han sido arropadas por la hierba, las estaciones se han convertido en ruinas fantasmales con el encanto de mansiones indianas… y solo el empeño de algunos las ha transmutado en lo que hoy conocemos por Vías Verdes, paseos bucólicos para caminantes y ciclistas que quizá también amen el cine y los viajes.




zim