viernes, 24 de junio de 2022

LA CELESTINA, DE PLENA ACTUALIDAD

Para la encuesta de normas se ha pedido una nueva Entrada, y aunque creo que es entrar en una telaraña estéril y paralizante de leyes, jueces y abogados, ofrezco esta reflexión recién pergeñada con unos apuntes de repaso de literatura que me han hecho ver que "La tragicomedia de Calisto y Melibea y la puta vieja CELESTINA" (editada en 1499) es de rabiosa actualidad, que España tiene un color especial que no ha perdido después de 500 años: (pongo en MAYÚSCULAS las glosas que añado a los apuntes originales, más por recochineo que por aclarar lo que es decepcionantemente obvio).

  • Calisto, muestra del nuevo rico cuya vida se basa en las apariencias, representando así el cambio de valores de la sociedad del siglo XV. Inseguro, indolente, egoísta y amoral (transgrede cualquier norma para satisfacer su apetito erótico), es un personaje que carece de heroísmo, a quien el autor le reserva una muerte sin ninguna grandeza dramática. A veces, aparece grotesco ante sus criados, que lo ridiculizan (sobre todo, cuando utiliza un lenguaje ampuloso y afectado porque se siente desamado). Calisto no es un joven romántico al que guía la noble pasión del amor. El sentimiento que experimenta no es una fuerza benéfica, sino que le lleva a las mayores locuras. El autor presenta esta forma de amar como poco atractiva probablemente porque de ella extraerá su enseñanza moral. SEGURO QUE CADA UNO VE A SU POLÍTICO "PREFERIDO" REFLEJADO, Y A TANTO DIRECTIVO.
  • Melibea representa el ideal femenino de belleza que es común al final de la Edad Media y a todo el Renacimiento. Un retrato que tiene más de ideal y de sueño que de real. Pero aunque el retrato físico de Melibea pertenece a un ideal de belleza propio de una época, no así su personalidad. Melibea es ya profundamente individual; sabe actuar de modo práctico y directo, buscando enérgicamente aquello que anhela. Melibea, enamorada, ya no se detendrá ante nada. Pactará con la vieja, engañará a su madre y se entregará a Calisto. Cede a su pasión: no le importan la educación, el recuerdo de sus padres, ni tiene escrúpulos que la atormenten; es una mujer enérgica, apasionada, e incluso arrogante porque lo exige su pasión. ¿HABLAMOS DE LAS TREPAS EN CADA PARTIDO, DE LAS INFLUENCERS Y YOUTUBERS…? ¿PENSAMOS EN TODAS LAS CHICAS QUE SE CREEN QUE SE VAN A COMER EL MUNDO SIN TENER ALGUNA GUÍA ÉTICA ADEMÁS DE SU CAPRICHO?
  • Celestina es, sin duda, el personaje mejor logrado y el más complejo, cuyo antecedente más directo es la Trotaconventos del Libro de buen amor del Arcipreste de Hita (1330). Su móvil principal, su pasión, es la avaricia. Es la avaricia la que la lleva a pervertir a los criados de Calisto, por avaricia no se detiene ante nada ni le importan los medios. Su conocimiento de la naturaleza humana, el engaño, la falsedad, la pretendida compasión, el cinismo y la ironía, la hechicería y sobre todo su inmensa experiencia, todo lo pone al servicio de la avaricia. Celestina es un personaje que vive del vicio y de las bajas pasiones de los demás. Y todo esto lo aprovecha en beneficio propio. Pero sin los vicios y miserias morales de la ciudad, Celestina no sería posible. LA GRAN PUTA INTERNET, QUE LO SABE TODO DE CADA UNO, AMORAL Y DISPUESTA A CORROMPER INCLUSO A LOS NIÑOS…

○ Secundarios

  • Sempronio: representa a la servidumbre vinculada al provecho económico. Movido por el interés y la lujuria, es falso, desleal, cobarde y violento. LOS BROKERS, EJECUTIVOS DE MEDIO PELO, LOS PUBLICISTAS, LOS CONCEJALILLOS QUE PREGUNTAN "¿QUÉ HAY DE LO MÍO?"
  • Pármeno inicialmente se muestra fiel a su señor y le censura que quiera contratar a Celestina, pero más tarde, después de una lucha interior y de grandes dudas, claudica y acaba convirtiéndose en otro Sempronio. EL PURO QUE SE HA HARTADO DE SER EL PRINGADO…
  • Elicia y Areúsa: también se rigen por la constante búsqueda del provecho. Manifiestan repetidas veces su envidia y resentimiento hacia la clase dominante. Ambas encarnan el resentimiento. LOS MIEMBROS DEL LUMPENPROLETARIADO, QUE VIVEN DEL CUENTO…
  • Alisa y Pleberio son los padres de Melibea y tienen más importancia social que dramática. Son el reflejo de un matrimonio burgués, orgulloso de su hija y confiado en su inocencia. Pero su seguridad y confianza en la hija facilitan los manejos de Celestina y, en definitiva, el desenlace trágico. Alisa es autoritaria, pagada de su posición e ignorante en todo lo que se refiere a su hija. Pleberio es padre amoroso y preocupado por la seguridad económica de su hija, de la que, en definitiva, también lo desconoce todo. LOS PADRES SUPERPROTECTORES QUE NO QUIEREN VER QUE EL MUNDO SE DESMORONA Y QUE SUS HIJOS ESTÁN INDEFENSOS PORQUE NUNCA SE LES HA EXIGIDO TOMAR RESPONSABILIDADES EN SU VIDA.

En fin, ustedes son mucho más perspicaces que yo a la hora de encontrar paralelismos o rebatir las cuatro ideas esbozadas. Yo ya he cumplido mi labor de provocación, ahora toca el debate sobre hasta qué punto este siglo XXI tiene un atisbo de esperanza o es la vuelta a la Edad Media, oscurantista, asolada por la peste/covid y por la miseria/inflación.

Sentido común

viernes, 17 de junio de 2022

Hay que conocer la Historia

Hubo un tiempo, en el s.XIX, en el que la Rusia zarista fue el epítome de la reacción. Era la garante del statu quo en Europa, las naciones occ. pedían ayuda cada vez que se veían amenazadas por la revolución llegando a enviar a sus tropas a Paris para sofocar la revuelta. Su prestigio era grande entre los Gobiernos europeos (los únicos que por entonces contaban) y su régimen autócrata y semiesclavista no era juzgado; ningún Gobierno ponía en entredicho que “oprimiera” a finlandeses, polacos, letones, etc… ¿Independencia de los pueblos? Vade retro..

Pero todo cambió cuando pasó de ser cabeza de la reacción a ariete de la revolución. Junto a la derrotada Alemania se convirtió en un paria entre las naciones y a verse amenzada por casi todas. La guera civil posterior a la revolución fue traumática y, en mi opinión, la principal causa responsable del “desvío” del programa socialista y el consiguiente aumento del autoritarismo.

Luego llegó el crack económico del capitalismo y, con sus secuelas, el fascismo y, mientras en la década de los 30 las democracias occ. permitieron el auge del fascismo en sus 3 variantes, la URSS hizo todo lo posible para congraciarse con occ. Ante la desidia y el rechazo de las democracias burguesas y los recelos de los países del Este europeo, fracasó. Los polacos, los rumanos, los búlgaros, etc, no querían que tropas rusas-soviéticas los defendieran ante el peligro del fascismo. Temían a Rusia, sí, aunque el resultado final fue que, después de sufrir y mucho, acabaron soportando durante 40 años su anterior pesadilla, la de las élites, claro.

Después de la disolución de la URSS ha sucedido prácticamente lo mismo: en vez de integrar a Rusia en Europa, aquella se ha visto rechazada e incluso ninguneada y, también ha contemplado cómo varios países vecinos han abrazado el nuevo fascismo; Polonia, Hungría y Ucrania se han convertido en una amenaza (no solo) para Rusia y esta reacciona, claro… tontos serían.

CapitanRed

viernes, 10 de junio de 2022

MÁS HUMANISMO Y MENOS PLATÓN (Los griegos tenían razón (y 2))

Hace algunos años, Lou Marinoff, un profesor de filosofía canadiense, escribió un libro de autoayuda titulado: “Mas Platón y menos Prozac”. Dicho libro animaba a combatir los estados depresivos no con las armas de la industria farmacéutica, sino con la lectura y puesta en práctica de principios filosóficos.

    En principio, se me ocurren pocas ideas tan loables como esa. Lo que ocurre es que yo nunca elegiría a Platón como el filósofo más adecuado para un cometido semejante. Me decantaría antes por Séneca, Marco Aurelio o incluso Spinoza. La razón es los puntos de vista que Platón tenía sobre el mundo, la ciencia y la condición humana.

    Al igual que los integrantes de otras muchas profesiones, los profesores de filosofía, por no hablar de los gendarmes con cátedra de los que algún pensador ha hablado, suelen funcionar dentro de un sistema de acendrado corporativismo. Aunque sostengan acaloradas discusiones entre ellos –memorable la inquina entre Schopenhauer y Hegel, por ejemplo–, suelen reaccionar con dureza cuando un profano se introduce en sus dominios o cuando un filósofo de gran prestigio es atacado. Y quizá ningún filósofo haya sido tan ensalzado y encumbrado como Platón. Es célebre la cita del filósofo y matemático inglés Alfred N. Whitehead: “Toda la filosofía occidental consistiría en una serie de notas a pie de página de la filosofía platónica”.

    ¿Pero cómo y por qué surgió la figura de Platón? ¿Cuál fue su significado dentro del ecosistema intelectual de su época? ¿Cuáles eran sus objetivos? Como Platón ha sido considerado por sus admiradores a lo largo de los siglos como poco menos que un dios, o, al menos, una especie de non plus ultra de la sabiduría universal, sólo unos pocos autores se han atrevido a ponerle peros a sus ideas principales. Entre ellos, autores como Bertrand Russell, Karl Popper o el historiador de la filosofía Benjamin Farrington, en general llamando la atención sobre el radical autoritarismo que se desprende de buena parte de la obra platónica. En este breve artículo, trataré de transmitir mi propia impresión sobre el pensamiento platónico y sus implicaciones. Y un tema principal de mi escrito será tratar de comprender el por qué, a raíz del advenimiento de la Santísima Trinidad Sócrates-Platón-Aristóteles, el pensamiento griego pasó de ser fragmentario y naturalista a ser holístico, dogmático y exageradamente idealista, si bien Aristóteles rescató y profundizó en su obra algunos de estos aspectos de investigación objetiva de la naturaleza.

    Quizá la obra más significativa e influyente de Platón fuera “La república”, un intento platónico de crear la ciudad perfecta. Una de las primeras cosas cuando menos paradójicas de este libro es que, aunque el mismo Platón, a través de su portavoz Sócrates, protagonista de la casi totalidad de sus diálogos, parece incluso dudar de la posibilidad de que semejante estado perfecto fuese realizable, en realidad todas o casi todas las cosas que el binomio Sócrates-Platón plantea se habían realizado ya en una ciudad como Esparta. Al igual que Esparta, la república platónica se gobierna por un rígido orden jerárquico, dividido en gobernantes, guardianas y campesinos y/o artesanos, o sea, plebeyos. La necesidad de que esto sea así se justifica en el conocido mito de los metales, según el cual los miembros de cada clase social estarían compuestos de metales acordes a su posición jerárquica. Los gobernantes o filósofos estarían compuestos de oro, los guardianes de plata, y los metales más groseros corresponderían a las clases de los artesanos o campesinos. Dichas categorías habrían sido prefijadas por los dioses –aunque durante toda la obra subyace la impresión de que el Dios en que Sócrates-Platón creen poco o nada tiene que ver con los dioses griegos–, y serían por lo tanto inmutables. La clase superior de los gobernantes-filósofos, además, viviría en una especie de régimen de comunismo, compartiendo incluso mujeres y descendencia, de manera que todos los ciudadanos estuvieran más ligados a sus deberes para con el estado que a sus lazos familiares. Por supuesto, los emparejamientos entre los miembros de las diferentes clases estarían estrictamente prohibidos.

    Todo esto, lo mismo que el mito de la Caverna, es sobradamente conocido. A pesar del impreciso y más bien absurdo comunismo que se predica para la clase dirigente, lo que está claro es que, tal y como sucedía en Esparta, el principal objetivo de un sistema semejante es garantizar de manera indefinida el mantenimiento en el poder de un determinado clan. Algo que las reformas democráticas atenienses, empezadas por Clístenes, y ampliadas en gran medida primero por Temístocles y luego por Pericles, amenazaban en gran medida para disgusto de determinados sectores de la oligarquía ateniense que todavía gozaban de un gran poder. Pero quizá más chocante para el lector moderno sea la animadversión visceral de Platón hacia Homero, los grandes dramaturgos clásicos atenienses, y los poetas en general.

    El binomio Sócrates-Platón no se anda por las ramas, y afirma sin el menor titubeo que los poetas deben ser desterrados de la república perfecta cuyos trazos principales Sócrates va desgranando ante el continuo asentimiento, más propio de un angelsíseñor o de una groupie, de su interlocutor Glaucón. La razón alegada por Sócrates para el destierro de los poetas es que, según él, se encuentran en un lugar muy inferior en el orden natural de la creación. En el primero estaría Dios, quien concibe a través de sus ideas todo lo que existe en el Universo, en el segundo, los artesanos, quienes con sus imitaciones dan forma corpórea a las ideas divinas, y en el tercero y por tanto del todo desdeñable, se encuentran los pintores y los poetas. Muy especialmente, los ya citados Homero, Esquilo, Sófocles y, quizá el más ínfame de todos, Eurípides, quien es, junto con Homero, quien más lejos ha llegado en la tarea de humanizar y envilecer a los dioses. Unos dioses que deben servir de ejemplo a los jóvenes, los ciudadanos del mañana, pero que, desfigurados por los retratos que de ellos hacen los poetas, se convierten en poco menos que objeto de escarnio. Pero ya antes de los ataques obsesivos a los poetas en el libro décimo de “La república”, en el libro octavo, Platón hace una observación todavía más sorprendente a propósito de los poetas, tomando como pretexto un pasaje de Eurípides: “Seguro que los poetas nos perdonan el que no les acojamos en nuestra república por ser cantores de la tiranía”.

    Como mola, ¿verdad? El presuntamente más grande de los filósofos defiendo la libertad frente a las alabanzas de los poetas hacía los tiranos. Pero quizá eso ya no “mola” tanto si consideramos que para la clase oligárquica griega, como para la actual de nuestros países occidentales, todo aquel que atacase sus privilegios era susceptible de ser acusado de tiranía. Y es verdad que alguno de los tiranos que pasaron por Atenas, como por ejemplo Pisistrato, tomó medidas a favor de las clases populares a fin de ganar partidarios en sus disputas con otros clanes de la oligarquía. Con el paso del tiempo, el mismo Pericles sería acusado de tiranía por dichos oligarcas. Y de hecho, era poco probable que el elitista Platón, sobrino de unos de los, estos sí, Treinta Tiranos, que fueron encumbrados al poder en Atenas por Esparta después de su victoria en la guerra del Peloponeso, sintiera muy poca simpatía por Esquilo, cuya obra “Los persas”, era una loa mal disimulada a la política de Temístocles, uno de los líderes demócratas e ideador de la armada ateniense, como tampoco por el poco ortodoxo Sófocles, cuya Antígona ofende gravemente al poder del estado, y ya no digamos del bastante iconoclasta y decidido partidario de Pericles Eurípides. Quizá el único poeta griego de relieve aceptable para Platón habría sido el tebano Píndaro, un poeta que se limitó prácticamente a escribir himnos celebrando la grandeza de su ciudad y de determinadas hazañas del mundo helénico, sin entrar en la creación de personajes y quien, al igual que Platón, detestaba la idea de democracia, y a los filósofos naturalistas, racionalistas y atomistas jónicos como Anaxágoras, Leucipo, Demócrito y otros. ¿Es acaso demasiado atrevida la idea de que la filosofía del binomio Sócrates-Platón no fuera sino una ofensiva reaccionaria de la clase oligárquica ateniense tras el enorme pánico que les causó el llamado siglo de Pericles? ¿Es casual la sustitución de la filosofía tentativa, dialogante y fragmentaria de los filósofos presocráticos por la filosofía cerrada, dogmática y holística propugnada por la Santísima Trinidad Sócrates-Platón Aristóteles?

    El libro décimo de “La República”, como ya hemos dicho, empieza con una oleada de ataques a los poetas, pero su conclusión sea quizá aún más sorprendente para el lector contemporáneo. En unas pocas frases, Sócrates convierte a angelsíseñor Glaucón de incrédulo respecto a la inmortalidad del alma en un fervoroso creyente en una justicia divina y una inmortalidad de inspiración pitagórica basada en la transmigración de las almas. Porque de hecho toda la filosofía platónica, su piedra angular, es una reelaboración de la filosofía pitagórica, que cree en la reminiscencia como casi única vía del conocimiento, pues nada se aprende salvo lo ya aprendido en vidas anteriores.

    Con ello, en mi opinión, Platón convertía al ser humano en una especie de marioneta de la Divinidad, un autómata o caja de resonancia, ya que todas su creatividad consistía en desarrollar las ideas que el Supremo Hacedor había formulado, empezando por la famosa mesa que construye el carpintero platónico. De la misma forma que ya había hecho en el Crátilo, donde Platón trata del origen del lenguaje, y niega la capacidad del común de los individuos para desarrollar esa actividad que más distingue a los hombres de los animales, ya que atribuye a las mismas palabras un origen enraizado en la Divinidad.

    Todo ello convierte a Platón, a mi modo de ver, en el filósofo más inhumano y misántropo de la Historia. Es evidente que un hombre con sus ideas, afectado además de una obvia necrofobia, debía aborrecer a filósofos como Demócrito y sus ideas naturalistas y atomistas, que implicaban la desaparición de su propio intelecto tras la muerte. Pero para mí, lo más nefasto de Platón es su confusión deliberada de las categorías del conocimiento, al presentar lo deseable como si fuera lo real. Un vicio iniciado por Pitágoras pero que probablemente se habría perdido en la noche de los tiempos si él no lo hubiera rescatado –y posteriormente la tradición cristiana impuesto– para dejarlo como lastre y legado a la filosofía occidental. Por no hablar del enorme provecho que las clases dirigentes de todas las épocas le han sacado a la idea de “la mentira beneficiosa” para la comunidad, o noble mentira, razonada en el libro tercero de “La república”, y un tema de enorme actualidad en nuestra época. Pero todas estas cosas podrían ser el tema de varios artículos o entradas. Esta ya es lo bastante larga.

    Lo más triste de la frase de Whitehead es que es en gran medida cierta.

Veletri

domingo, 5 de junio de 2022

SÍ SE PUEDE, OBVIANDO EL RUIDO



Cambiar el mundo es posible: lo vemos cambiar cada día. Casi siempre creemos que es a peor, que la suma de las malas noticias que nos llegan supera a las informaciones y hechos positivos que conocemos. Pero si apagamos el Ruido de los medios de Des-información y sólo nos quedamos con lo que percibimos a nuestro alrededor, la vida de nuestra gente va fluyendo, a veces hasta alegre a trancas y barrancas.El planeta se ensucia, pero aún hay plantas y animales, bosques y océanos que volverán a revivir en cuanto los humanos dejemos de destruirlos. No está en nuestra mano el comportamiento de 8.000 millones de individuos, únicamente el propio que puede influir en unas cuantas personas y favorecer su mejora.

Ningún ser vivo es capaz de concebir el planeta, todos se limitan a desenvolverse en su instante vital. Ni siquiera el Universo "se piensa" a sí mismo: no es Dios, esa entelequia antropomorfa que piensa, diseña el futuro y, según los monoteístas, actúa sobre su pueblo elegido y ayuda a quienes le rezan.

El Mundo es un constructo humano y cada persona elabora su propia imagen del mundo, muy distinta a la del vecino. Es el sumatorio de todas esas imágenes, cada una multiplicada por su factor de poder (también arbitrario), lo que da como resultado el mundo colectivo donde se desarrolla la Humanidad.

¿Qué está en manos de cada persona?: acallar el Ruido que hace ineficaz el pensamiento y amarga las emociones. La propia mente es "la loca de la casa", la que salta de los rencores del pasado a los miedos al futuro y me impide percibir y actuar con eficacia en mi presente. Desde siempre ha sido así: los filósofos orientales milenarios (budismo, taoísmo) ya plantaban aquietar la mente para seguir un Sendero Correcto según la Consciencia de quien estuviera dispuesto a abrir los ojos frente a la fantasía aparente. "Para todos los demás"... la religión, llena de Ruido, de palabrería, de ritos, sacrificios y chamanes adoctrinando en la sumisión del pueblo al servicio de los gobernantes.

¿Qué ha cambiado después de tantos siglos? Para bien, el acceso a la información y a la cultura, la proclamación de los derechos humanos, tantos avances científicos y tecnológicos que han duplicado nuestra esperanza de vida. Para mal, el Ruido que manipula los contenidos, la forma de dar prioridad a la propiedad privada frente a las necesidades básicas de las personas, una industria volcada en el consumismo desmedido e irresponsable.
El Ruido de la des-información se encarga de descalificar cada iniciativa que logra tener relevancia y de acallar muchísimas experiencias de éxito que no interesa que sirvan de modelo. El Ruido en los debates y conversaciones se centra en demostrar al otro que no tiene nada de razón, en vez de escuchar en qué pequeño aspecto coincidimos y, a partir de él, ACTUAR en nuestro pequeño entorno para mejorarlo.

Por mi parte, tengo claro que cada día puede aportar algo en mi trabajo: recoger y apoyar las iniciativas en marcha, escuchar a las familias y acordar pasos que ayuden a resolver el conflicto. Entiendo que no hay Soluciones inmediatas, sino una actitud de colaboración y un abanico de técnicas que han demostrado su eficacia. El Ruido es maldecir de la Administración, despreciar a las familias egoístas y encabronarse con los compañeros que se escaquean. Una pérdida de tiempo que no puede durar más allá de un "ATPC".

En el mundo del Blog, una mayoría de personas son jubiladas que os habéis dejado los cuernos en el trabajo y en la lucha sindical cuando suponía jugarse la cárcel y el despido, también en la colaboración vecinal y en la solidaridad con los cercanos. Y ahora este espacio virtual sirve de lugar de encuentro, de conversación y hasta discusión, con el aliciente de poder aprender algo y compartir experiencias. Él ruido es lo que cada uno considere inadecuado o tóxico: absorbe gran parte del tiempo, de energías y de humor.

Sin Ruidos de pesimismo y de crítica destructiva es posible descubrir espacios reales donde nuestras manos aún pueden ser útiles. Puede ser entretenido polemizar a ver cuál de los políticos es el más infame de la película, si merece la pena votar o no... pero el día a día no se basa en el acto electoral, sino en las actuaciones personales respecto al consumo, a las relaciones de cercanía, a la actitud ante el trabajo y el tiempo libre del que disponemos. Que no os amargue el Ruido: los médicos avisar que genera estrés y, consecuentemente, impotencia.

Aprovecho para cerrar el círculo de esta entrada: frente a la impotencia, "sí se puede". La impotencia social es alentada por los medios para desmoralizar a las masas y también por quienes justifican su pasividad a base de despreciar toda iniciativa.

Sí se puede cambiar el propio mundo: mirar a los ojos y saludar con respeto y estima; procurar tomar decisiones correctas y trabajar honestamente; colaborar con las propuestas reales de transformación que encontramos SI las buscamos en vez de seguir acomodados tecleando desde el sillón.

El Colapso (económico, climático, demográfico) está cerca: cada uno tiene su cuota de responsabilidad. El Poder es la suma de las decisiones de 8.000 millones de personas: su lo decidimos, los poderosos actuales tendrían que suplicarnos de rodillas algo de comida, pues la produce el pueblo, no ellos. Mientras, en vez de correr hacia el abismo, prefiero apostar por la calma, por la solidaridad y por un decrecimiento sereno.
Nada es inevitable, salvo la muerte. Mejor que nos llegue con la cabeza alta por haber dejado el mundo un poco mejor de como lo encontramos, en vez de haber sido cómplices en su depredación, degradación y colapso final.




Sentido Comun