jueves, 30 de agosto de 2018

LA IMPORTANCIA DE PARTICIPAR EN POLÍTICA


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Cada vez son más las personas que deciden dejar de hablar de política, y menos aún participar de ella.
Y eso no es bueno ni recomendable para los intereses generales, menos aún para los de aquellas personas que deciden quedarse al margen y no participar de manera activa.

Uno de los males que se consiguen es el de que la clase política y los poderosos, tiene el campo ancho y libre para hacer y deshacer lo que les venga en gana, pues no se encuentran oposición alguna, salvo aquella que se produce mínimamente cada cuatro años, cuando las urnas se abren de nuevo para que a la gente les de la sensación de que deciden algo o que tienen alguna influencia en política. Y ni para aquel entonces se produce oposición alguna.

Participar activamente de la política trae no pocas satisfacciones, aunque también es cierto que conlleva sinsabores y desengaños., pero al fin y a la postre, la acción y la participación siempre traerá más beneficios que perjuicios, sobre todo si esa participación es masiva o cuando menos mayoritaria. Ahí es cuando la clase política comienza a ver que se les cierran puertas y ventanas y que el campo, para ellos, tiene vallas y cancelas, límites y limitaciones. Sin embargo, cuando la participación es baja o casi nula, es cuando la clase política tiene visado para campar a sus anchas y para decidir por su cuenta, lo que en no pocas ocasiones, son decisiones que perjudican seriamente los intereses generales.

Es más, cuando la participación es baja o escasa, tiene más facilidad para putear a aquellos que participan activamente de la política.
Con ese puteo, no solo consiguen que los que participen se vean solos y acorralados, sino que hace el efecto dominó y acaba por desmotivar a otros muchos, cuando ven lo que les ocurre a los otros pocos.
De esta manera, el sistema siempre gana y además avanza con toda la potencia posible, arrasando y aniquilando toda oposición o protesta, ya que esta es minoritaria.
Veamos algunas de las ventajas que tiene el participar en política de forma activa:

-Si la participación es masiva, la clase política no podrá hace lo que hace cuando la oposición se presenta diezmada, limitada o simplemente impotente.
-Tan solo es necesario que la gente se meta en política para que se de cuenta de lo mucho que queda por hacer y lo mucho que se puede conseguir.

-Descubrir que la política no es ninguna ciencia, sería interesante que lo supieran muchas personas, pues eso haría que la gente se animara a participar más. Que es una ciencia lo dicen los políticos, precisamente para hacer creer a la gente la dificultad que presenta. De esta forma se consigue que la gente se desmotive y se aísle cada vez más de la cosa política.

-En cuanto la gente pruebe y vea que obtiene grandes beneficios, esto animará a que más personas se unan a la causa.

-La gente tiene que saber que no es suficiente con votar cada cuatro años. Si esto se hace popular y la gente se percata que hay que hacer más, porque de ello se obtienen beneficios y resultados, es evidente que la vida de los políticos también cambiará de manera notoria y sustancial.

-La sociedad tiene que llegar a entender que la cohesión es necesaria y útil. Tiene que conocer el resultado que reporta la unidad y el tener frentes comunes.

-Una sociedad que se entrometa en política es menos manipulable y estará más atenta a las maniobras de tergiversación y de distracción que practican las clases políticas.

-Me pregunto si la mentira y los incumplimientos se producirían de igual manera, si la gente participara más de la política y fuera más activa.

-Además, también será gente más exigente, por lo que también obtendrán otros beneficios, como puede ser la calidad de la información, y esto afectaría positivamente en la sociedad, pues los medios de comunicación no tendrían mucho recorrido con la mala praxis con la que actúan en la actualidad.

-La sociedad tiene que saber que un mundo mejor es posible, y que eso se consigue con la participación y la acción en política.

-La ciudadanía tiene que darse cuenta de la enorme frustración que sufre, pues todo el mundo tiene sueños, ilusiones, esperanzas y derechos que no tienen visos de verse cumplidos. Es por esto que todo eso, o gran parte, se puede conseguir si se activa la participación y la acción.

-Si la sociedad se da cuenta de que puede acabar con los privilegios de la clase política, esta se verá más motivada y tendrá la oportunidad de frenar, e incluso acabar, con la premeditación, con la alevosía o la nocturnidad con que actúa la clase política. Y la mala praxis.

-Otro aspecto importante que descubrirá la ciudadanía, es que se darán cuenta de que tienen dentro un potencial enorme y que nunca tuvieron apoyos, y eso les hará preguntarse el por qué de ese abandono y ese menosprecio. Se darán cuenta de que se les estaba intentando alejar de la política, a través del aburrimiento y el hastío, incluso con el desprecio y el ninguneo..

-En el momento en que la ciudadanía se de cuenta de que las clases políticas están organizadas en perfectos clanes mafiosos, también se percatarán de la importancia y la necesidad de meterse en política para acabar con esta práctica tan habitual en pleno siglo XXI.

En definitiva, que creo que la ciudadanía debería ser más activa en cuestiones políticas, pues de esa manera se conseguiría, además, mayor y mejor Democracia, llegando a alcanzar incluso la excelencia y la eficiencia, en términos democráticos. Y hay muchas más utilidades, pero la síntesis a todo esto está recogida en una sola frase:

LA POLÍTICA DE LOS CIUDADANOS, Y LOS CIUDADANOS EN LA POLÍTICA.

Y eso es mucho decir. Tan solo hace falta que la gente se de cuenta de ello, y deje de perder el tiempo en cuestiones espurias que les ponen ahí para distraer, y para que se les deje hacer a la clase política. Y eso no es una buena noticia. La buena noticia, está en la participación y en la acción.
Ya verás tu cómo cambia el cuento.

Tititokokoki

sábado, 25 de agosto de 2018

¿LLEGÓ LA HORA DE EMPEZAR A VOTAR?


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Muchas son las razones para que la ciudadanía en España comencemos a participar más en las decisiones más importantes que toman quienes gobiernan después de haber sido elegidos en urnas.
Desde la renovación de la Constitución, hasta Monarquía si/no, sin dejar de tener en cuenta aspectos tan importantes como es la Reforma Electoral, los Presupuestos Generales del Estado, o sencillamente aquellas situaciones a las que, por desgracia nos hemos acostumbrado, como son los momentos en los que el Gobierno de la nación incumple algunas, o muchas, de las promesas electorales por las que los votos fueron hacia ellos y ellas. En ese instante, en el que por necesidad extraordinaria, el Gobierno tiene que incumplir sus promesas, es cuando la ciudadanía debe tomar la palabra.

Porque, hay que tener en cuenta, a estas alturas de contienda, si la Constitución se hizo en realidad más para ellos, la clase poderosa, o si se hizo para los ciudadanos y en pos de una Democracia. Esa sería una cuestión muy importante a tener en cuenta. Insisto en la pregunta: ¿para quién o para qué se hizo la actual Constitución? ¿Para ellos, o para nosotros? En mi opinión, y en la de muchos españoles, la Constitución se hizo más para la clase poderosa que para la ciudadanía, aunque haya algunos aspectos de la Constitución que nos contempla, pero hay muchas más que protege y pone escudos a la clase poderosa, lo que permite que se hagan muchas de las tropelías y muchas otras barbaridades que se cometen a día de hoy y desde hace ya cuarenta años.

En cuanto a la Monarquía, ya existen muchos medios y muchas voces a nivel social, jurídico, e incluso a nivel de partidos políticos y de diversas Asociaciones o Colectivos de carácter social, que abogan por someter esa cuestión a la consulta popular. A día de hoy se cuestiona más que nunca el papel de la Monarquía.
Esta cumplió un cierto papel en su momento, pero a estas alturas ya carece de sentido sostener y mantener a una Casa Real con todos sus miembros y miembras con cargo a los españoles, sin que estos tengamos la opción de poder decidir si queremos Monarquía o si aspiramos a otro régimen, como por ejemplo, la República.

Por su parte, está claro que la actual Ley electoral deja mucho que desear, y debería ser revisada y modulada para adaptarla a las actuales circunstancias, ya que a día de hoy hay muchas generaciones que nunca la votaron y que desean que el asunto se retome para saber si debemos seguir así o si por el contrario es preciso y urgente cambiarla por otra de mayor justicia, en cuanto a su sistema de reparto.

Además, hay razones para intentar cambiarla, o para refrendar la actual, pues existen corrientes políticas que buscan aliados para cambiar la actual Ley Electoral por otra que les beneficie a unos pocos, lo que refuerza más la importancia de la consulta popular.
En otro orden de cosas, el asunto de los Presupuestos Generales del Estado, también deberían ser consultados a la ciudadanía. De esta manera se podría eliminar el obstáculo que presenta el Senado, ya que, debido al sistema electoral, en estos instantes el Partido Popular podría vetar muchas de las iniciativas del Gobierno a la hora de elaborar los Presupuestos, entre otras cuestiones de interés general. La consulta a la ciudadanía, le daría el soporte necesario a los Presupuestos, pues la ciudadanía, según dice la Constitución, y además así debe ser, es de quien emanan todos los poderes del Estado. ¿O no es así?
¿Llegó la hora de votar? Sí, radicalmente, sí. Se debe contar más con la ciudadanía.

Esta tiene que tener un papel importante y crucial a la hora de gestionar el país. Y hay una cuestión que es la más importante a la hora de consultar a la ciudadanía, y es establecer como primera instancia, el consultar al pueblo si se debe votar, o no se debe votar. A partir de aquí, se podría producir una cascada de consecuencias vitales para los intereses de la nación y de todos los ciudadanos, pues pensemos en la posibilidad de que el pueblo puede llegar a votar que no es necesario participar de las decisiones del Gobierno, lo que nos traería unas consecuencias de imprevisibles resultados y un futuro en el que la clase poderosa podría alcanzar niveles más imprevisibles aún. No obstante, yo creo que la ciudadanía votaría mayoritariamente a favor de participar, lo que haría que se nos presentara un futuro bastante distinto y de mayores y mejores resultados de cara a alcanzar lo que ya llevamos tiempo buscando, esto es, la Democracia, la auténtica Democracia.

Lo cierto es que estos son unos pequeños ejemplos, pero hay muchos más que justifican el que se consulte a la ciudadanía muchas cuestiones de interés general. La inmigración, las desigualdades, la pobreza, la Reforma Laboral, la LOMCE, la Ley Mordaza...............¡¡los restos del dictador!
En definitiva, son todas aquellas cosas que estoy seguro de que el Partido Popular, y a algunos más, por ejemplo Ciudadanos, les molestará enormemente, lo que le da la idea de que, consultar a la ciudadanía, es de  mayor enjundia y mayor importancia de la que pensamos.
¿Podría ser una manera de “casi” eliminar a la derecha de este país, o de obligar a una regeneración de esta corriente ideológica que ya deberían estar haciendo ellos hace tiempo? Yo creo que la consulta popular, el que la ciudadanía vote, supondría un enorme y trascendental paso hacia adelante y supondría además un avance en Democracia y en humanidad.

Pero eso es posible que a muchos y muchas, en este país, no les interese. ¿Por qué será?
Pero si alardean que son demócratas............

Tititokokoki

sábado, 18 de agosto de 2018

LLEVAMOS UNA VIDA DE PERMANENTE DISLATE Y DISPARATE


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¿Y quién está por medio? El silencio y el miedo. Ese resultado que sale de la mezcla entre el hastío al que llegó mucho gente a causa de la excesiva y desproporcionada prepotencia del poder, los continuos insultos y ataques a la inteligencia y a las personas, y las leyes pergeñadas para conseguir alcanzar tal estado de ánimo en la gente, sin dejar de sumar el aburrimiento que producen las clases políticas dominantes y la impotencia ante tanto abuso de poder.

No hay Democracia que se les resista. Para ellos todo es liso y llano. 
No respetan a nada ni a nadie, y les importa un comino la ciudadanía. Desean, y así lo consiguen, que sea la ciudadanía la que está al servicio de ellos.

El silencio y el miedo, el miedo y el silencio, son estados de ánimo que surge el uno del otro. El silencio es a causa del miedo, por lo tanto es inseparable, y el miedo es aliado perfecto para el silencio, por lo tanto su unión es irrenunciable. Y ese miedo, ese silencio, lo aprovechan para su propio interés todos los poderes de un Estado.

Prensa, Iglesia, partidos políticos, empresa, medios de comunicación en general, en especial las televisiones, y todo aquel entramado social que trata de aglutinar a las masas para hacer suyo el interés de uno o de unos pocos. Por ejemplo, los nacionalismos o los independentismos, salvando, claro está, algunas excepciones que llevan en sus intenciones un marcado carácter de tipo social o humanitario, ya sean organizaciones político/sociales, algún medio de comunicación minoritario, alguna que otra empresa de tipo familiar, o incluso alguna prensa de ideología también minoritaria. 

El resto, es manipulación para satisfacer tan solo a los intereses de un colectivo exclusivo, y de unos pocos. Pero todos aquellos pasan casi desapercibidos. Es casi como si no existieran, y en ocasiones, cuando muestran abiertamente sus intenciones, son motivo de rechazo porque de nuevo aparece el miedo y el consiguiente silencio, al llegar a la creencia de que, si siguen los pasos de esos que se rebelan contra el sistema, pudiera ser que llegaran a perder los aparentes privilegios de los que creen gozar en el día a día de su aburguesada vida y de sus falsas apariencias. 

Prefieren esconderse detrás de su mediocridad, antes de creer o apoyar a aquellos que les están alertando sobre la malignidad de un sistema que está acabando poco a poco, y en silencio, con sus vidas. 

Les surge el miedo y a continuación guardan el silencio que el sistema supo infundir en ellos/as. A partir de aquí, para el sistema es todo liso y llano, pues cuenta con aliados que, aunque tengan en sus mentes un cierto rechazo, no lo usan abiertamente por miedo, por precaución, e incluso por desánimo, pues tienen por creído que poco o nada van a poder hacer ante el poderío que aparentan las clases dominantes. Y ahí aparece de nuevo el silencio, el maldito silencio que permite que todo el sistema avance sin oposición alguna, sin estorbo y sin ni siquiera la más mínima crítica o atisbo de acción contra este.
Cometemos demasiados disparates con la pasividad y la inacción. No sabemos bien el resultado del dislate que estamos practicando. 

Es desacierto, es imprudencia, desatino, despropósito y locura. Es insensatez y ausencia de cordura.


Se hace urgente que vayamos desprendiéndonos del miedo que nos tiene atenazados, que nos anquilosa y nos traba, que nos bloquea el cerebro y no nos permite dar un paso adelante. Es como si dependiéramos continuamente del permiso de quienes mandan y ordenan, y por si el paso que pretendemos dar, les pudiera parecer mal o no gustarle, preferimos quedarnos quietos no vaya a ser que se molesten a los señoritos del cortijo, o les parezca mal el que avancemos hacia el lugar al que a ellos no les gusta o no le trae resultados a sus intereses. Es medievo, es cuartel, es sometimiento y sumisión. Es el miedo que nos aísla, que nos cerca y nos hace sitio, nos obstruye y nos incomunica. Es el silencio que deja las puertas abiertas a quienes entran aunque estén cerradas, pero que se las encuentran siempre abiertas, porque nunca las cerramos por miedo al qué dirán o a cómo se sentirán si se las encuentran cerradas a cal y canto los señoritingos herederos de la alquería o el rancho.

Pues bien. Pudiera parecer que lo que algunos pretendemos es cambiar el silencio y el miedo de bando, principalmente el miedo, y que sean ellas, las clases poderosas, las que alcancen el terror, el pavor y el pánico. Pues no es así. Los que pretendemos que las cosas cambien, no lo hacemos con la intención de que sean ellos los que pasen a sentir miedo a causa de nuestra acción contra sus intereses, sino que la pretensión que tenemos, es la de que seamos respetados, que seamos considerados como personas, que se tenga en cuenta nuestra voz y nuestra palabra, y que se nos tenga el debido aprecio como ciudadanos y como personas.

No obstante, ellos, las clases poderosas, sí que nos tienen miedo, pues elaboran y pergeñan leyes y normas para contener la indignación y la crispación que ellos saben que despiertan en nosotros. Entonces, si es así, que ellos ya tienen miedo, pero que ponen el escudo de su poder para acojonarnos y amedrentarnos, ¿por qué no usamos la fuerza del contrario a nuestro favor y les hacemos saber que no deben tener miedo, sino respeto y consideración, ya que nosotros no queremos, ni pretendemos, ni intentamos, que nos tengan miedo?

No creo que ante esta situación tan favorable a nuestros intereses sea prudente guardar silencio, ni sea oportuno ni necesario tener miedo. Tan solo queremos ser respetados y considerados.
Entonces, ¿por qué tenemos miedo y guardamos silencio? Y voy más allá, ¿por qué ellos tienen miedo y prefieren que estemos en silencio?
Debemos dejar de cometer tanto disparate en silencio, y pasar a la acción sin miedo.


Nuestra pasividad es un dislate.

Tititokokoki

miércoles, 15 de agosto de 2018

DE CUANDO LA POLÍTICA ES UN ASUNTO,Y LOS CIUDADANOS SOMOS OTRA COSA.


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Dice la Constitución en su Artículo 1, Punto 2, que “la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado”. Se deduce, por tanto, que es el pueblo español el que elige a quienes serán los gobernantes durante el tiempo establecido por Ley.

Y esa elección se hace en base a unos programas electorales, unas promesas que se hicieron y un plan presentado públicamente para el tiempo de duración de la Legislatura. Pues bien, a partir de que son nombrados, porque el pueblo así lo decidió, en una mayoría suficiente, las cosas cambian y los ciudadanos pasamos a un segundo plano, o más allá, y la dirección que toman los políticos es otra bien diferente a la que en un principio se presumía o se deseaba.

¿Hasta cuándo vamos a ser capaces de aguantar tanta patraña junta? ¿Sabemos que estamos disponibles para sufrir?

Teníamos por creído que los políticos estaban al servicio de la ciudadanía, pero los hechos han demostrado sobradamente que somos los ciudadanos los que estamos a disposición de la clase dirigente. Y no debe ser así. No puede ser así.

Entonces, ¿para cuándo la reacción proporcional al agravio? Más allá, ¿para cuándo la acción?
El Siglo XXI debería ser el milenio que comenzara por cambiar todo esto que se viene produciendo repetidamente y hasta la saciedad, y hasta al insulto a la inteligencia. Sin embargo ya llevamos casi un cuarto del primer siglo y lo que aparenta la cosa es que va a peor. Y sigue sin haber reacción, sigue sin haber acción. ¿Cuándo nos daremos cuenta de que esto no puede seguir así?
Llegó este milenio con un pan debajo del brazo relleno de obscenidades y de indecencias.
Y nos lo hemos comido enterito. Y no solo eso, si no que parece que hay una gran parte de la sociedad que pide más de lo mismo. De repente les entró una especie de síndrome de abstinencia y están dispuestos a devorar más de aquello que con tanta mala hostia les han servido con patatas.

No es comprensible tanta estulticia junta, tanta estupidez amontonada, tanta mediocridad acumulada en tan poco tiempo, y tanto aborregamiento manifiestamente ilustrado y asumido como compañía, con garantías y certificados de ser de por vida.

Hemos caído en la trampa de una manera tan ingenua, que se hace inexplicable que aún seamos capaces de pedir más. Hemos sido víctimas, estamos siendo víctimas, y no hay reacción ni hay acción.
Todo esto que sucede, se asume con tanta normalidad y con tanta parsimonia, que se hace del todo incomprensible que a estas alturas no se produzca la correspondiente y proporcional reacción y acción.

Tan solo es cada cuatro años cuando aparecemos en escena, y si siquiera eso, pues a la hora de hacer el recuento de votos, está más presente la manipulación y el toco mocho que la decisión que se ha tomado.
El pucherazo es el protagonista absoluto, es el actor principal de esta infame y ridícula película que nos hacen ver mientras ellos mangonean y deciden todo lo contrario a los intereses generales.

No somos nadie, no somos nada, tan solo un montón de piernas que van camino de las urnas para que después ellos decidan qué hacer y se repartan el pastel a su libre albedrío y con pactos por el medio para que el reparto de la tarta satisfaga a unos y a otros. Pero nosotros, los ciudadanos, no nos comemos ni las migajas. Y seguimos mirando para otro lado, seguimos con los ojos enturbiados y casi ciegos sin percatarnos, o eludiendo conscientemente, la enorme tomadura de pelo del que estamos siendo objetivo prioritario. Nos escondemos debajo de lo primero que tengamos a mano con tal de no ver la realidad.

Realidad que, si la viéramos, si nos enfrentáramos, nos daríamos cuanta de la malignidad que soportamos, y la reacción y la acción, serían inmediatas y de proporciones descomunales, pero sin embargo justas.
¿Se puede ser más espantosamente ridículo, ver a una persona con el voto en la mano y con la mirada perdida en el horizonte, con muestras claras de ponerse al servicio de quienes manejan todo este cotarro ruin y soez? Y lo que es peor,., ¿se puede llegar a ser tan mediocre como para aguantar carros y carretas durante cuatro años, después de habernos insultado grave y descaradamente con sus mentiras y sus palabrerías zafias?

Pues es así, y así lo aguantamos, así lo soportamos. Y por el aspecto que presenta la actual situación, la actitud que mostramos, parece que estamos dispuestos a seguir sufriendo, e incluso a asumir sufrimiento como modo de vida, por todo lo que queda de siglo, por no decir que la cosa apunta a agotar el milenio.
Me gustaría pensar que se está acumulando demasiada mierda como para ser asumible por el ser humano, por lo que la reacción y la acción están a la vuelta de la esquina, pero por los antecedentes que tenemos, y por la actitud que mostramos, me da la sensación de que esto va para largo, mucho más largo de lo que es recomendable para nuestros intereses físicos, y para nuestra salud mental.
Para ellos somos la cosa de usar y tirar cada vez que se les pone en los cojones. Ellos, la clase política que impera y domina, tienen otros asuntos de qué ocuparse. Nosotros somos cosa.

¿No es hora de empezar a cambiar y a tomar decisiones? Creo que somos mayoría. Creo. A lo peor, es que somos una minoría de soñadores frustrados y la buena dirección es aquella que consiste en ignorar todo y en tirar hacia adelante sin importar que nos porculeen físicamente y nos agredan mentalmente con el otro porculeo virtual. Igual sí y todo..........

Tititokokoki

lunes, 13 de agosto de 2018

ENTRE LA BACANAL DE LA DERECHA Y LA COBARDÍA DE LA IZQUIERDA


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La derecha está de enhorabuena. Todo le sala a pedir de boca y nada se encuentran de oposición.

La derecha está que se sale y parece que le queda mucho tramo aún por andar.
Por desgracia, es así.
Pero, desgracia, ¿para quién? Porque parece que para muchos no importa si hay derechas o hay izquierdas. Ni siquiera importa lo que hagan unos y otros, lo que pueden hacer unos desde la izquierda, y lo que hacen otros, desde la derecha. Les da igual, cuando debería importarles.

En todo caso, quizá no sea tanto culpa de la gente, de la sociedad, sobre todo de las generaciones nuevas. Generaciones nuevas que podemos empezar a contabilizar desde los años 90 a esta parte, pero con mayor énfasis en las generaciones del nuevo milenio, es decir, todas aquellas que nacieron después del año 2.000. Son generaciones perdidas, son generaciones que han utilizado el tiempo en intentar buscar un hueco en la sociedad sin preocuparse, por desconocimiento o por desidia o desesperación, de saber si había alguna alternativa a lo que conocieron cuando empezaron a tener sentido común, uso de la razón, o cuando se les puso la vida de cara, enfrente, y vieron que la cosa era más dura de lo que se creían.
Pero que lo asumieron como tal. No encontraron opción.

Pero no hubo nada ni nadie que les hiciera ver que había alternativas a aquello con lo que aparecieron debajo del brazo. No hubo una izquierda que les presentara algo de esperanza, y eso les hizo creer que todo el monte era orégano y que lo que había en este mundo al que aterrizaron, era lo que había, y era lo que tenía que ser. O lo que es peor, que nacieron en un monte lleno de espinas y de rescoldos, y ellos y ellas se creyeron que aquello era así y que tenían que abrirse paso entre obstáculos que permanecerían ahí por los tiempos. Que no había alternativa ni había opción. Estas generaciones nacieron delante del árbol que les impedía ver el resto del bosque. Nada ni nadie fue capaz de hacer una tala acorde a los tiempos y las circunstancias, y eso hizo que aquellos que fueron naciendo, no encontraran más que árboles que impedían ver más allá. Muchos y muchas de estas generaciones se quedaron ahí, petrificados, sin posibilidad alguna de movimiento o de acción, ya que no había nada ni nadie que les abriera los ojos y les dijera que había algo más, e incluso algo mejor para sus intereses, que la derecha que imperó durante todo el tiempo en el que fueron apareciendo a este mundo esas nuevas generaciones.

Es por esto que cabe pensar en que la izquierda tiene que desprenderse de su anquilosamiento, de su inacción, y debe pasar a la reivindicación y a aunar protestas y reclamaciones. La izquierda tiene que empezar a reinventarse, o como mínimo a recuperar valores de antaño para darle a la sociedad el sostén que precisa para saber que hay alternativa, que tiene elección. Tienen que liderar un nuevo orden mundial, que haga ver a las élites que hay una mayoría que precisa de atención y que necesita ser oída. La izquierda tiene que darse cuenta de que debe desprenderse del miedo que les tiene atenazados e incluso adocenados.
Debe recuperar identidad, debe recuperar protagonismo.

Porque, por su parte, la derecha está muy envalentonada. No solo dispone de los propios, es decir, de los de la derecha extrema que acojona y que mete el miedo en el cuerpo, hasta la derecha en sí, y sin dejar de contar con que todo el centro político es más de derecha que de centro, contando entre ellos a los falsos socialistas y a los que se hacen llamar de socialdemócratas, sino que cuenta con un elenco de partidos políticos, de organizaciones y de fundaciones, que tienen todo atado y que tienen la intención de seguir incrementando su red clientelar y la ampliación de la pirámide neoliberal y capitalista. Todo es derecha, y eso hace que ese tándem sea en la práctica indestructible, e incluso inaccesible para intentar derrocarlos.

Y esa fortaleza se ve reforzada con la bajada de la guardia de la izquierda, con la cobardía que presentan, con la pusilanimidad con que se muestra, con la poca fuerza moral que tienen a causa de la desmoralización que existe entre la izquierda, debido al poco calado social que tienen, y debido también a la escasa autoridad moral del que disponen, pues todo el tiempo que se han pasado inactivos y en silencio, les hizo perder credibilidad y les hizo cavar una tumba de la que les va a ser difícil salir. Calado social escaso, poca credibilidad, ausencia de autoridad moral, que viene dado de la ineficacia con que afrontaron aquellos momentos difíciles que provocó la derecha, cuando atacaron y maltrataron a la sociedad a golpe de crisis, de austeridad, de precariedad, e incluso de esclavitud para las mayorías.

Y a todo esto, hay que añadir que están a punto de crear una nueva recesión, lo que les servirá para aprovechar uno de los últimos aldabonazos con que someterán de nuevo a la población, y quizá les sirva a la vez para afianzar aún más sus posturas, pues el miedo volverá a cundir y la desconfianza será una manera de vivir a partir de esa nueva situación de crisis económica. Crisis económica que volverá a caer en los hombros de los de siempre, de aquellos que no ven escapatoria porque no encuentran alternativa ni ven que haya alguien que les haga ver que las cosas pueden, y deben, ser distintas.

Y es ahí donde la izquierda deberá aparecer. Es ese el momento en el que la izquierda debe presentarse como golpe encima de la mesa, como llamada y advertencia, como talador de árboles que pusieron otros ahí para que aquellos que fueran apareciendo no pudieran ver más allá. Si se consigue eso, si se aprovecha la oportunidad, entonces habrá alguna esperanza de cambio y de vuelco a la actual situación. Pero no es cuestión de esperar a que todo suceda para dar solución al problema. Lo que la izquierda tiene que hacer, es anticiparse, anunciar, prevenir y alertar, para que cuando llegue el momento, que llegará, la izquierda tenga el refuerzo y la credibilidad suficiente como para darle a la sociedad la garantía, el certificado, de que la derecha se empieza a desmoronar y que la alternativa es posible, además de necesaria por urgente, desde un punto de vista vital.

La izquierda necesita tener autoridad moral, autoridad social, y para conseguir eso, tiene que desprenderse de la cobardía que le tiene atenazado y tiene que llegar a pensar que, si se ponen a ello, tendrán a una sociedad que les apoyará, porque habrán visto que la opción existe y que esa opción es cambiar la bacanal por el orden y la justicia. Pero tiene que ser de verdad, con toda la contundencia posible, con total determinación y con absoluta convicción. Si no es así, y las cosas se hacen a medias, o sin el convencimiento necesario, que comunique y que anime, entonces la derecha tendrá el camino libre para alcanzar metas y objetivos que a nadie, o a casi nadie, nos va a gustar, por su virulencia y por su malignidad.
Todo lo que hemos visto hasta ahora, nada tendrá que ver con lo que serán capaces de hacer si ven que la izquierda no existe, y que si existe, está acojonada y es cobarde. Ahí vendrá la tragedia, ahí estará la catástrofe.

¡Vamos izquierda! SÍ, SE PUEDE.

Tititokokoki

sábado, 11 de agosto de 2018

EL SENTIDO COMÚN. EL SENTIR COMÚN


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No es un asunto fácil. Ciertamente es complicado, muy difícil el tema.
Para empezar, decir que el sentido común es el menos común de los sentidos. Y con esto ya bastaría para dejar de escribir sobre el asunto. Aquí acabaría este artículo.

Porque, ¿qué es el sentido común? Y voy más allá, ¿qué fue del sentido común? Y más allá aún, ¿cuál es el sentido común actualmente? ¿A dónde va y qué persigue? ¿Quién está en posesión de la verdad sobre el sentido común? ¿Quién lo posee y quién está carente de ello?
¿Existe hoy día el sentido común?

Se me podrá tachar de rancio, de vejestorio adocenado, de retrasado o de inadaptado, pero no importa, no me importa. El concepto que uno tiene sobre el sentido común, puede chocar de frente de manera totalmente trágica y/o violenta, con aquel que cree que su sentido es el más común de los comunes.
Cuando para uno el sentido común le dice que apoyar, seguir, victorear o incluso votar, a un mentiroso, no es de sentido común, para el de enfrente es todo lo contrario. Y además, lo razona.

Ocurre igual con el terrorismo, con los nacionalismos o con los independentismos. Para unos tienen sentido, mientras que para otros, no. Y no hay término medio ni posibilidad alguna de hacerles cambiar de idea o de proponerles solución intermedia alguna. Solo piensan que lo suyo es razonablemente de sentido común.
Y ocurre igual con el saqueo, con la estafa o con la violencia. Su particular sentido común, puede echar por tierra todos los demás sentidos comunes. Tienen sus razones y las defienden. Incluso delante de un juez. Por cierto, ¿tienen sentido común los jueces? ¿Y las leyes? ¿Son de sentido común?

Particularmente, a mi me gustaría que existiera un sentido común globalizado. Ya que todo se globaliza, hasta la sinrazón y el sinsentido, la barbarie y la indecencia, ¿por qué no se puede intentar hacer global un sentido común, una filosofía de vida, una manera de convivir, una forma de estar y de ser? En cierto modo, eso ya está programado, respecto del pensamiento único, pero esa programación no nos va a gustar, ya que se hará con máquinas con un único sentido, con una única forma de pensar.  Por otro lado, también se está dando a día de hoy una programación de las mentes de las personas de este planeta, en relación a un pensamiento único: EL CONSUMISMO.

Son muchos los medios de comunicación, políticos, empresas, asociaciones y fundaciones,  entre otros muchos métodos y medios, que tienen el objetivo puesto en coordinar una manera global de consumir, una manera de participar de este sistema a nivel planetario. Una manera de ver la vida basada principalmente en la ceguera y en la sumisión total, haciendo creer que esta forma es la única, que es insustituible y que, además, será el paraíso en un futuro que anuncian cercano, pero que nunca llega, que jamás llegará.
Y viendo venir así las cosas, ¿no sería más interesante, más humano, más de personas, intentar globalizar un sentido común, estableciendo ciertos parámetros de comportamiento con determinados asuntos que ocurren en este planeta? Por ejemplo, la corrupción. Otro ejemplo es la mentira como arma política.

Otro es el hecho constatado de que, en la mayor parte de los países del mal llamado “mundo moderno y avanzado”, los ciudadanos estamos al servicio de los políticos, cuando las leyes vigentes, las Democracias modernas, dicen lo contrario en sus bases legales. Es decir, que son los políticos los que están al servicio de la ciudadanía, y no al revés.

Con estas simples pinceladas, con este minúsculo repaso a la actualidad que nos atosiga día a día, ¿tiene algún sentido seguir alimentando esta vorágine aniquiladora? ¿Tiene sentido el continuar por esta senda de malignidad y de manipulación atroces y salvajes?
¿Es de sentido común seguir así?
¿Os imagináis un mundo en el que imperara un sentido común que tuviera como principal misión el rechazar a los bocazas, a los lisonjeros, a los mangantes y a los mentirosos? ¿Os lo imagináis?
Imaginemos ahora un sentir común que buscara la excelencia del ser humano, que persiguiera la calidad de vida, que tuviera como objetivo el ser más personas, menos bestias, más consecuentes y menos depredadores. Que su principal objetivo fuera el enriquecimiento como seres humanos limpios, sanos, sobre todo mentalmente, con el fin de evitar en lo posible muchas de las enfermedades mentales anunciadas a bombo y platillo, que van a ser en un principio la esclavitud y el sufrimiento constate y permanente del ser humano, y que acabarán por ser el triste final de la humanidad. Humanidad que, después de haber sufrido y padecido esas enfermedades, serán sustituidos, por inservibles, por unas máquinas con un único sentido, o mejor dicho, sin sentido alguno, sin ningún tipo de sentimiento.

Es por esto que hay que pensar en que, si los humanos tenemos sentimientos, si estamos (de momento) en posesión de la razón, con capacidad de análisis, con la otra capacidad de ser críticos, ¿no sería más lógico que fuéramos nosotros, los humanos, los que propusiéramos y estableciéramos, un sentido común global?
¿Se podría establecer un sentir común mundial, un sentido común global?
Yo ya me conformaría con que eso se consiguiera en mi país, España, un país que “luce”, porque el sentido que menos se usa, es el sentido común.


Tititokokoki

jueves, 9 de agosto de 2018

DEFINITIVO, CONFIRMADO: ESPAÑA ES EL CULO DEL MUNDO.


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Lo que ocurre en este país es escatalógico, cuando menos, y si no somos el culo del mundo, seguro que, al menos, somos la almorrana.

¿Es normal lo que sucede en este país, y es normal que esto lleve sucediendo durante cuarenta años? ¿Es normal que todo lo sucedido hasta ahora se haya visto incrementado en los últimos años, y es normal que tenga visos de continuar así por muchos años más?

Le tienen bien cogido el truquillo a esto de mangonear y se saquear. Le tienen bien cogido el truquillo a lo de mentir, y ya no digo nada sobre la manivela con que manejan impunemente el sucio, chabacano y soez asunto de las promesas electorales incumplidas, premeditadas y con clara intención de no llevar a cabo aquellas promesas que hicieron durante la campaña electoral, antes de ella, e incluso una vez se ven con las riendas del Gobierno en su poder.

Ni unos, ni otros. Todos hacen lo mismo. Ni PP, ni PSOE, y ahora está Ciudadanos para subirse al carro de la indecencia y para darle continuidad a todo lo zafio, y garantizar que los años venideros puedan seguir igual que hasta ahora.

Sé que algunos y/o algunas pensarán que estamos hablando siempre de lo mismo pero, ¡me cago en dios!, ¿es normal que sucedan estos episodios de corrupción y de mentira, y es normal que tengamos asumido que tiene que ser así y que además es imposible erradicarlo? ¿Es normal tanto silencio y tanta permisividad, aunque la verdad sea que estamos hasta los cojones de todo esto, y que ese silencio y esa permisividad sea debido al cansancio y al hartazgo, a la impotencia y a la frustración acumuladas durante el tiempo? No es normal tanta ineptitud, tanta desidia, tanta vetustez y tanto abandono. No es normal, no.

Algunos ejemplos con los que analizar la actual situación de España, los podemos encontrar en el asunto de los aforamientos. El otro asunto espinoso y canalla, es el de la inviolabilidad. Son normas establecidas con premeditación. Se sabía que iban a delinquir, se sabía que tenían que delinquir, y se sabía que estaban dispuestos a delinquir, que lo iban a hacer. Por eso se hizo, para eso se hizo. Pero lo terrible del asunto, no es que se sepa que se hizo para eso. Lo peor de todo es que, cuando se confirman los temores, tampoco se hace nada. ¿No es eso escatología, no es podredumbre y miseria? ¿No es eso excremento, estiércol y basura, detritos y boñigas pinchadas en un palo?

Otro ejemplo lo tenemos en la actualidad. Pablo Casado y su Máster, que vienen a ser lo mismo que lo que le sucedió a Cristina Cifuentes. En cualquier país decente, que los hay, Pablo Casado estaría retirado, dimitido o cesado. ¿Y qué ocurre en España? Estamos a la espera, cuando la mierda ya supera el tejado. ¿Es eso normal? ¿Fue normal lo de Cristina Cifuentes? Y dentro de esa anormalidad, ¿cuánto tiempo se estuvo dando vueltas a la mentira y cuántas intentonas hubo para mantenerse en el poder y no marcharse con la cola entre la piernas y pagando por los hechos?

Otra cuestión. Cuando apareció el caso de Cristina Cifuentes, paralelamente se produjo un hecho que en cualquier otro país provocaría la inmediata investigación y la depuración de responsabilidades. Este caso paralelo fue el de que de las páginas web oficiales de diversas instituciones públicas, fueron desapareciendo másteres y titulaciones de diversos miembros de diferentes Gobiernos autonómicos, locales o de personas pertenecientes a determinados partidos políticos. Másteres y  titulaciones que les sirvieron para acceder a determinados puestos de poder, pero que de repente desaparecieron como por arte de magia, sin que haya habido ningún tipo de investigación sobre ese asunto, salvo alguna aportación periodística. Pero nada más.
¿Es normal eso? ¿No debería ser que, por decencia, por prevención y por persecución de la delincuencia, se iniciaran investigaciones, dado que el tratamiento de este estilo de corrupción es delito penal?

Pues no ha habido nada, no tiene visos de que se vaya a producir, y lo peor de todo es que se le está dando carácter de normalidad, se silencia todo de manera atroz y además se intenta que el paso del tiempo lo acabe por borrar todo y así hacer olvidar el asunto en cuestión.
Me cago en dios, ¿es esto normal?

España se construyó desde el pasado siglo, en base a los cimientos de unas cuantas familias herederas del anterior franquismo, encargadas de sostener todo lo que puedan de aquel régimen, tanto en el tiempo, como en las formas. Y para que tengan el sustento necesario, no solo se construyen leyes para ayudarles a delinquir, sino que delinquen y se quedan impunes. Y ya no solo por las leyes pergeñadas para tal efecto, sino que además cuentan con la permisividad y la tolerancia de una gran parte de la sociedad, una gran parte del tejido empresarial, y una gran parte del Poder Judicial, además de una inmensa inmundicia periodística y mediática. A ver, ¿es esto normal?

Todo esto, y muchas más cosas que suceden a diario en este país, hacen pensar en que España es no solo el culo del mundo, sino que se asemeja a países tercermundistas y a países subdesarrollados o antiguos en sus formas y maneras de gestionar lo público, y de convivir. Se puede decir que España es uno de los pocos países en los que la ciudadanía está al servicio de los políticos, cuando la verdad, el derecho,  la realidad y la justicia, es que sean los políticos los que estén al servicio de los ciudadanos.

Por lo tanto, no permito que me vengan con milongas haciéndome creer que estamos en un país avanzado y democrático, porque la realidad de este país demuestra día a día que la indecencia y la inmundicia son el modo de vida que hace que las mayorías estemos cansados y hartos, y unos pocos se rían de todos nosotros a la vez que nos roban, nos mienten, y nos torean.
Y si no, mirad ahora a toro pasado qué fue este país, y mirad al toro que nos viene de frente con intención de seguir haciendo lo mismo que se hizo hasta ahora, es decir, que el toro, además de pasarnos por encima, nos deja cubiertos de boñigas.

Es curioso lo de este país. El toro está haciendo pasadas continuamente, siempre lo vemos venir de frente, pero siempre analizamos a toro pasado lo sucedido. Y cuando tenemos el análisis delante de nuestras narices, resulta que nos dedicamos a apartar la nariz de la bosta, con la única intención de que no nos moleste el olor a mierda, mientras vemos que se acerca otro toro a cornearnos de nuevo y a dejarnos la cagada de rutina.

¡Me cago en dios! ¿Es esto normal? España es un país de mierda. Y punto.

Tititokokoki

martes, 7 de agosto de 2018

LOS POPULISMOS


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Es una corriente de opinión que crearon aquellos que intentan desprestigiar todo aquello que signifique contrario a los intereses de los mandamases mundiales. Están dispuestos a todo con tal de hacer pensar a la gente que los POPULISMOS son cosa mala para los intereses generales. Es como cuando se hablaba de que venía el lobo del comunismo y que nos iba a devorar a todos. Pues ocurrió todo lo contrario, y ahora nos encontramos con que los que de verdad lo devoraron todo, y estás dispuestos a seguir depredando, son los que tratan de alejar a la gente de lo que ellos llaman, LOS POPULISMOS.

¿Que es ser populista? Para empezar habría que ir a los diccionarios a buscar el significado.  Dice algo así: “Movimiento político que trata de atraer a las clases populares”. Y ante esta descripción, cabe preguntarse, ¿qué son las clases populares? Por casualidad, ¿el pueblo? ¿La gente? ¿Las personas?
Pues eso tiene un significado bastante claro, es decir, que a las élites que todo lo gobiernan y todo lo mangonean para sus propios y exclusivos intereses y beneficios, no les interesa la opinión, la influencia o la palabra, del pueblo, de los populares, que viene siendo, el POPULISMO que ellos tratan de denigrar, de hacer ver que es malo, de hacer creer que eso no es adecuado, recomendable o sencillamente, útil para lo que ellos, las élites, denominan o hacen ver, que es la Democracia, de ese cuento del que se nutren. Y con eso ya llevan tiempo comiendo el cerebro a los incautos, a los ingenuos, pero es que ahora ya alcanza un nivel de descaro monumental, pues ya aluden directamente al hecho de que la opinión, la palabra o la influencia del pueblo, no les interesa, además de dejar quedar bien claro que no les van a hacer ningún caso, aludiendo de manera sucia, de manera peyorativa, a LOS POPULISMOS. Un argumento bastante chabacano, bastante burdo, además de ser totalmente zafio, de oportunismo que crea la confusión necesaria y el miedo adecuado para poder seguir así protegiendo sus espurios y sucios intereses.

Y para darle mayor credibilidad al asunto de LOS POPULISMOS, ¿qué se les ocurrió? Lo tuvieron bastante sencillo, pues en el momento en que aparecieron fuerzas de derecha extrema o de derecha anti-europeísta, o anti-euro, anti-unión, o fuerzas del estilo Brexit, es decir, fuerzas separatistas dentro de Europa, que no están conformes con el estilo y la deriva de la Unión, recurrieron a esa corriente para hacer la mezcla que mejor les favoreciera, y aglutinaron dentro del término POPULISMO, a todo aquello que, tanto desde la derecha, como desde la izquierda, van en contra de los intereses de quienes quieren llevar a esta parte del viejo continente, a una forma de Unión que les reporte el beneficio y los privilegios de ellos, los anti-POPULISMOS. Y esa mezcolanza hizo confundir a la gente, creó el miedo necesario para que la sociedad se retrajera y se contuviera en sus intenciones o en sus votos, y se creara la creencia de que LOS POPULISMOS no son recomendables para la buena marcha de la Unión Europea.

Es la nueva forma de hacer que le sociedad vuelva a creer en las clase medias aburguesadas, en los pequeños burgueses de nómina mensual, de endeudamiento permanente que sostiene al sistema. Burgueses que si quieren mantener su statu quo, tendrán que rechazar de plano a LOS POPULISMOS, pues hacen creer que si vienen, todo lo que ahora tienen, lo perderán. Pero la cosa va aún más allá, pues el mantener a la sociedad acojonada con el asunto de que viene el lobo, que vienen los POPULISTAS, les permite endiñar, cada vez que les apetece, la ya conocida “crisis” con la que se alimentan descaradamente aquellos que promocionan el miedo a los POPULSIMOS, teniendo como principal argumento la inestabilidad que producen LOS POPULISMOS, o lo que viene siendo lo mismo, que estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. ¿A que ahora ya suena más esa musiquilla?

De hecho, esa preocupación se nota cuando ellos mismos son los que intentan promocionar el que se cambie la Ley Electoral actual en diversos países de la Unión, para dejar fuera del concurso público a los que ellos llaman LOS POPULISMOS, principalmente a los de izquierdas, pues los de derechas no les preocupa tanto, ya que es una creación de las élites para difundir e infundir el miedo y para crear el clima de pánico necesario para hacer creer a la gente que lo que ellos hacen está bien, mientras que si vienen LOS POPULISMOS de izquierdas, nos irá mal, además de hacer creer que los POPULISMOS de izquierdas serían el espolón preciso para activar a los otros POPULISMOS, los tan temidos de extrema derecha.
Apelan a la estabilidad, argumentan que la unión de la Unión pasa por votarles a ellos, a los que defienden este estado actual de cosas. Asustan, o tratan de hacerlo, con que la fortaleza de la Unión, (frente a las amenazas del exterior, principalmente Estado Unidos y el dólar), es necesaria y esa estabilidad y fortaleza, pasan solamente por la gestión de los actuales neoliberales que representan las fuerzas que ellos denominan de centro político, de derecha de centro o de liberalismo moderado, que viene siendo, ni más ni menos, que el capitalismo reinante actual y el neoliberalismo rampante.

Este modelo económico que sigue favoreciendo a unos pocos, mientras que a las mayorías, a lo que ellos llaman, LOS POPULISMOS, les deja en la estacada, y está, cada día que pasa, más cercana a la esclavitud total, a la austeridad sobre ellos, los POPULISMOS, y a la constante promoción del miedo, del silencio y de la precariedad más absoluta. Además de eso, la difusión del miedo hacia los POPULISMOS, principalmente de izquierdas, les facilita enormemente el poder recortar en derechos, en coartar la libertad, apelando a la seguridad y a la protección de los pueblos, a mantener la precariedad, a sostener la austeridad y a facilitar que el reparto de la riqueza sea tal cual es en la actualidad, es decir, totalmente injusto y totalmente en desproporción.

Conclusión: POPULISMO, es sinónimo de pueblo, por lo tanto, ni puto caso.
Esa es su tesis, esa es su postura. Entonces, ¿es a esto, a lo que le llaman Democracia?
Vale, de acuerdo; nosotros, el pueblo, somos POPULISTAS. Entonces ellos, ¿qué son?

¡Malditos sean!


Tititokokoki

domingo, 5 de agosto de 2018

¿Y ES A ESTO, A LO QUE LE LLAMAN DEMOCRACIA?


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A estas alturas de milenio ya debería haber bastado.
En estos instantes, sino antes, ya debería haberse producido la reacción proporcional al daño infligido.

La tomadura de pelo, la enorme estafa con que nos han timado, ya tendría que haber tenido respuesta contundente.

Esto que nos vendieron hace ya muchos años, está durando demasiado, y sería interesante, más que nada por salud mental y por estabilidad social, el que se empezaran a tomar medidas, por parte de la sociedad y también por parte de aquellas organizaciones de carácter humanitario o de defensa de los derechos humanos,  para evitar la catástrofe y para mitigar en lo posible la tragedia. Porque esta, la tragedia humanitaria, ya está anunciada desde hace tiempo, ya viene avisando desde hace mucho, ya está certificada, por lo que  la posibilidad de retorno o de reparación, es en la práctica imposible.
Ya no hay vuelta atrás y ya no tiene remedio el final asegurado, así que estaría bien si se tratara de que el daño fuera el mínimo posible, y la cantidad de víctimas también se reduzcan en la medida de lo posible.


Este sistema de convivencia que nos han vendido como la panacea, como el mejor de los sistemas, lleva mucho tiempo acumulando despropósitos e indecencias, y sería bueno, incluso recomendable, que la sociedad comenzara a darse cuenta de la monumental farsa de la que estamos siendo víctimas todos. Todos, tanto de un lado, como del otro. Nadie se libra de los daños causados, aunque para muchos la ignorancia que denota su silencio, y la ineptitud de su comportamiento, les haga sentirse al margen de todo lo que está pasando a nivel mundial, en especial en el mal llamado mundo moderno, mundo avanzado o mundo del progreso. 

Corrupción asumida, mentiras, promesas incumplidas, consumo engañoso, publicidad fraudulenta, contaminación, abusos, prepotencia, soberbia y arrogancia, excesos en el ejercicio del poder, abuso de poder,  legislación que atenta contra los derechos, coartar la libertad, privilegios para unos pocos, austeridad para la mayoría, paraísos fiscales, evasión de capitales, esclavitud laboral, guerras, matanzas, víctimas por miles, inmigración y emigración, el Estado de Bienestar en un negocio para unos pocos, y una tumba para la mayoría, alimentación basura, televisiones más basura, inmundicia por todos lados, medios de comunicación cómplices en todo............
¡¡jetas mentirosos, mentirosos con mucha caradura!!

De verdad, ¿le llaman a esto Democracia?

Cuando pasen los años, quizá empecemos a pensar en la enorme estafa que hemos vivido, en el monumental engaño con el que nos tuvieron embobados durante tanto tiempo,  aunque, insisto, la barbarie ya lleva muchos años vigente. Demasiados. Y cuando ves que no hay reacción, y que cada día que pasa, el silencio es mayor, el conformismo se agranda, la mediocridad y la estulticia alcanza niveles que jamás se conocieron, es cuando empiezas a preocuparte y a pensar si de verdad la gente piensa, si la gente es mínimamente exigente, o si la gente sabe lo que de verdad está sucediendo.
¿Quién se cree que vivimos en una Democracia? ¿Aquellos/as que se tienen por creído que estar en Democracia es votar cada cuatro años? ¿Solo con eso ya se considera Democracia? ¿La gente se conforma, nos conformamos  con tan poca cosa?

En mi opinión, creo que deberíamos hacer un alto en el camino y aprovechar para reflexionar sobre todo esto que está pasando. La Transición, una regeneración total, es ya de carácter global. Y es que todo se ha globalizado, por lo que el cambio también deberá ser proporcional, tanto en la extensión de la solución, como en la magnitud de esta.

¿Por dónde empezará el cambio? Nadie lo sabe, pero de lo que estamos seguros algunos/as, es de que la chispa prenderá en cualquier parte del mundo de un momento a otro, y a partir de aquí, se producirá el efecto contagio, el otro efecto que es la solidaridad, y el efecto más importante, que será el de que la gente se percatará de que no están solos y que el problema que sufren tiene solución, ya que afecta a las mayorías, y que tendrá, y deberá, pasar a formar parte activa de ellas. Después vendrá lo previsible, pues el sistema se revelará e intentará parar la marcha hacia delante de un sociedad harta, cabreada y deseosa de desprenderse de  esa indignación contenida y retenida hasta ese instante. Ya no habrá marcha atrás, solo habrá avance hacia adelante, y lo que hasta ahora era resignación y aguante, pasará a convertirse en reivindicación y en exigencia.

La gente aspira a Democracia de verdad, pero lo más importante, al margen de Democracia, es el respeto con las personas, es la consideración con los seres humanos, es la justicia y es, principalmente, la libertad y el reparto justo de una riqueza existente, pero que solo está en manos de unos pocos. Y después el resto vendrá solo, pues la sociedad en general habrá descubierto que tiene poder y que sus exigencias son de naturaleza humana. Exigencia tal como que nos dejen de mentir, que nos dejen de engañar, y que dejen de contarnos cuentos y películas con el único fin de hacernos soñar con algo que, de seguir creyendo todo esto, jamás llegará.
Nunca llegó, y nunca llegará. La gente está harta de esperar por algo prometido que jamás, nunca, va a llegar.

¡¡BASTA YA!!, esto dirá el mundo entero en cuanto esa chispa prenda y se extienda.
Y no descartéis que también se haga mundial el, SÍ SE PUEDE, SÍ SE PUEDE, SÍ SE PUEDE.
Adelante, avancemos. Un mundo mejor es posible.

Se busca chispa para emprender algo muy importante. Sin duda, la encontraremos.

Tititokokoki

viernes, 3 de agosto de 2018

INMIGRACIÓN, LA GRAN PREOCUPACIÓN DEL SIGLO XXI. 2ª Parte de dos.


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Hay que fijarse bien en un detalle.

Por lo general, los países establecen convenios con otros, para regular la emigración de unos a otros, ya sean por motivos de estudios o de trabajo, e incluso en el caso de viajes de placer o de ocio vacacional, pues esto es un tema que les preocupa y les alerta sobre que tiene que haber un cierto control. Pues ahora pensad si les preocupa en la misma magnitud y en la misma intensidad, el asunto de la inmigración, pues a día de hoy aún se está debatiendo qué hacer con la inmigración y cómo controlarla, pero nada se habla de cómo evitarla, cómo ir a la raíz del problema.

Problema que ellos, los dirigentes mundiales, conocen y saben, pero el simple hecho de atajar esa cuestión, les haría perder muchos más beneficios de los que pierden soportando la inmigración. Esta no les reporta beneficio alguno aunque sea multitudinaria y se produzca a diario, sin embargo el promocionar y provocar guerras y hambruna en otros países, sí que les produce suculentos y atractivos beneficios, entre los cuales se encuentra la propia inmigración, pues en muchos casos, es mano de obra barata, lo que significa, en muchos casos, doblar el beneficio. Mano de obra barata que se ajusta más a sus cálculos de costes, pues ir a producir a otros países les supone costes de logística, entre otros, como puede ser el control sobre la producción. Les es más oneroso que el provocar que ellos, los inmigrantes, se vengan voluntaria o forzosamente, a los países en los que se precisa de mano de obra barata para reducir costes de producción y para fomentar más la austeridad y la esclavitud en las sociedades modernas.

En definitiva, la inmigración es algo más allá de lo que muestran las televisiones desde el sensacionalismo más vulgar. Incluso se puede decir que la clase política miente y oculta información sobre el trato con la inmigración. Pero aunque todo esto relacionado con la inmigración, estuviera sustentado sobre el mero y simple sensacionalismo, y sobre las mentiras con las que se camufla la clase política, ya debería ser acicate y aliciente como para despertar en la sociedad la suficiente alarma para exigir que se trate de una vez y se le de solución al problema. Principalmente, por una cuestión humanitaria, por ellos, los inmigrantes a los que no les dejan opción, además del maltrato y la falta de respeto hacia ellos como seres humanos que son.

Tienen sus derechos, y debemos ayudarles a protegerlos y a que se respeten.
Pero lo más importante, es luchar para evitar que tengan que migrar. Eso es lo más importante.
Y ahí poco o nada se hace. Poco o nada hacemos. ¿Nos damos cuenta? Estamos más preocupados por otras cuestiones que nos afectan en el día a día, mientras en las aguas, en las concertinas, en las fronteras y en los lugares insanos de acogida y recogimiento, los inmigrantes padecen, e incluso mueren, además de haberse truncado todas sus esperanzas, teniendo ante si un futuro incierto y lleno de miedos y de calamidades.

¿Y si son los inmigrantes los que están empezando a cimentar la destrucción del sistema?
Triste sería si fuera así, pues debería avergonzarnos que se tenga que recurrir a este método para acabar definitivamente con el sistema, o para que este se replantee sus modos y sus maneras, pues hay suficientes indicios y pruebas, de que este sistema maltrata a todos, especialmente a aquellos países más vulnerables, de los que, curiosamente, obtienen los mayores y mejores beneficios para el sistema que sustenta al mundo moderno.

¿Qué, aún no tenemos razones de sobras para empezar a cavar la tumba para este sistema, o esperamos a que sean ellos, los inmigrantes, los que nos den lecciones de humanidad, de respeto por los derechos humanos, y sobre todo de justicia y de igualdad? Incluso considero que nos están dando lecciones sobre Democracia. Y por fascículos. Por pequeños y crueles episodios. Estamos quedando en la más absoluta y ruin evidencia. Estamos quedando a la altura del betún.

¿No sentiremos vergüenza, nunca? ¿Para cuándo el ser humano? Sí, ese ser humano de carne y hueso, de dolor y de sentimientos, de sentido común y de lógica. ¿Para cuándo?

A lo mejor/peor, reaccionamos tarde y todo.............


Tititokokoki


jueves, 2 de agosto de 2018

INMIGRACIÓN, LA GRAN PREOCUPACIÓN DEL SIGLO XXI. 1ª Parte de dos.


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Para empezar, decir que es un negocio del que se lucran muchas personas carentes de escrúpulos. Sanguinarios y explotadores, negreros y esclavistas. Incluso el mundo financiero y empresarial. Es mucho el negocio entrono a la inmigración. Todo, menos humanidad y respeto.

Además, también sirvió de excusa fácil para los que profesan el racismo y la xenofobia, y también le sirvió a otros tantos para salir del armario y apuntarse a ese rancio racismo que ahora pulula por Europa entera como mancha y lacra, como una plaga. Por otro lado, también les sirvió a otros muchos que no saben lo que dicen, pero que dicen. Es moda, vergonzosa moda.

Diría que es la enorme injusticia que sufrimos en este siglo, aunque bien es cierto que la inmigración de produjo a lo largo de la historia de la humanidad. No obstante, en estos tiempos la inmigración es de dimensiones colosales, y esta se produce en varios puntos del planeta, sobre todo entre aquellos países o continentes en los que los vecinos de unos países ricos sufren las peores consecuencias que provocan el que todos aquellos que pueden, asuman la inmigración como un modo de solucionar los múltiples problemas que les ocasionan en su país esas desigualdades y esa miseria, que provoca adrede el mundo moderno al que quieren llegar.

Por definición, casi todo el mundo es inmigrante o emigrante en algún momento de su vida.
Porque, casi todos hemos hecho algún que otro viaje a otro país, u otros países, por motivos de vacaciones, de trabajo, de estudios o por mejorar nuestra calidad de vida. Incluso por un simple cambio de aires o por huir del país natal, el cual no te gusta por algún motivo. En todo caso, todo lo relatado es dentro de una legalidad existente, tanto en el país en el que vives, como aquel al que te desplazas por alguno de los motivos mencionados. Y si eso se produjo algún día en nuestras vidas, ¿somos capaces de imaginar qué les pasa a aquellos que migran en condiciones deplorables, inhumanas, huyendo de sus países, no precisamente por motivos vacacionales, de ocio o de un simple cambio de aires? Son formas de migrar que contienen diferencias sustanciales que creo que se deberían analizar. Todos deberíamos sentirnos sensibilizados sobre la inmigración que se produce a día de hoy en todo el mundo, en especial en el Mediterráneo.

La RAE define a la inmigración como “aquel movimiento de personas que marchan de su país para establecerse en otro de manera definitiva, o al menos por una larga duración en el tiempo”. Y esto es, por lo general, por motivos de hambruna, de desigualdades entre unos países y otros, por guerras, por maltratos y torturas, o por persecución política o policial. Incluso por persecución militar, por ideas políticas o porque en aquel país del que huyen no se respetan los derechos humanos. Es tal la dimensión del problema, que ponen en riesgo sus vidas con tal de escapar de su país, aún dejando atrás propiedades, trabajo, e incluso familia.

¿Podríamos decir que la inmigración es una forma de desobediencia civil? Puede ser. Es más, yo creo que en parte en así. Es una forma de rebelarse contra el sistema, es una manera de alertar sobre las desigualdades y las injusticias, es una manera de denunciar que se están produciendo guerras injustificadas e innecesarias. Incluso es una manera de enfrentarse a las oligarquías, tanto los inmigrantes, como aquellos que se solidarizan con ellos.

En todo caso, la inmigración no es más que un síntoma claro de la decadencia de un sistema neoliberal y capitalista atroces y salvajes. Es la prueba palpable de que este sistema es cruel, inhumano y canalla. Y puede ser que sea por ahí por donde empiece a desmoronarse el sistema actual que gobierna casi todo el mundo, por no decir que todo. No habrá manera de controlarlo si no se ponen en marcha políticas de acción que lleven a que las desigualdades y las injusticias desaparezcan del planeta de una vez para siempre.

Y aunque pueda ser que sigan existiendo diferencias entre unos países y otros, por cuestiones tales como la cultura, las costumbres, la idiosincrasia en particular, la economía, etc., que estas no sean la razón principal para que la gente tenga la necesidad de arriesgar sus vidas para escapar de su país a causa de las fuertes desavenencias o las desventajas tan enormes que sufren a día de hoy aquellos países de los cuales la gente decide escapar, hacia aquellos otros en los que la calidad de vida es sustancialmente mejor. Lo que se conseguiría tomando ciertas decisiones para fomentar el crecimiento y la estabilidad de los países más pobres y de menor calidad de vida, sería mitigar de manera importante, el impacto que la inmigración produce en los países que ven que sus costas o sus fronteras se llena de personas pidiendo auxilio y ayuda, porque en aquellas tierras que les vieron nacer, es imposible la vida.

 Creo que es una cuestión que deberían tratar las élites que gobiernan al mundo entero. Y si además de eso, cuentan con la suficiente presión social, entonces ya tendríamos un buen trecho de camino recorrido, a la hora de solucionar el problema de la inmigración. Problema que considero que es más para los propios inmigrantes, que para el país al que va a parar, pues ellos ponen en riesgo sus vidas para escapar del horror en su país natal, mientras que el país al que llegan les cierra sus puertas y les pone  fronteras, cuando en muchos de los casos, son países que provocan y producen las miserias que sufren aquellos, en los países de los que tratan de huir.


Tititokokoki