domingo, 8 de julio de 2018

TODOS QUEREMOS CONOCER EL CIELO, PERO NINGUNO QUEREMOS MORIRNOS


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Dicho en modo laico, EL QUE QUIERA PECES, DEBE MOJARSE EL CULO.

Y sí, lo sabemos. Y ahora, ¿qué?

Sabemos que explotan, sabemos que esclavizan, sabemos que roban, sabemos que este sistema es, en general, maligno para los intereses generales. Sabemos del capitalismo que es atroz, sanguinario, genocida y ladrón. Sabemos de él que es un mal repartidor de la riqueza, y que acapara cada día más a costa de todos.

Sabemos que la clase política miente. También sabemos que el neoliberalismo es salvaje, que los liberales son una mierda pinchada en un palo, y que la extrema derecha ataca por todos los frentes a causa de la mala praxis de este sistema neoliberal, además de falso y ya a punto de caducar.
Vale, lo sabemos, ¿y ahora, qué?

¿Habría que mojarse el culo para intentar cambiar a este sistema por otro? No nos vayamos al otro extremo, aunque a la vista de los hechos, es lo que correspondería. Quedémonos aquí exigiendo que lo que se dice sea cierto, sobre todo en el caso de la Democracia. Pues intentemos encontrar nuestro hueco dentro de ella y exijamos que podamos participar de ella tal como es de fundamento y de derecho.

Sabemos que hay víctimas contados por miles, incluso por millones todos los días en nuestro querido planeta. Sabemos también que en cualquier momento cualquiera de nosotros podemos ser los siguientes. Pues bien, ¿y ahora, qué?

Todo el mundo dice que los contratos son basura. Todo el mundo sabe que es precario y que los que menos merecen, porque menos hacen, son los que más se llevan. Y también sabemos que esos son unos pocos, y que los demás somos mayoría. Vale, cojonudo, ¿y ahora, qué?
¿Sabéis que juegan con nuestras ilusiones y que abusan de manera exagerada, haciendo todo tipo de tropelías, de las cuales algunas conocemos y otras aún no, pero que sí las sospechamos, y que sabemos que acabarán apareciendo? Bien, ¿y ahora, qué?

El rumbo y la dirección que lleva esto, ya lo vamos conociendo. Es más, ya llevamos mucho tiempo sabiendo hacia dónde van y qué quieren. Sabemos también que para llegar hasta dónde quieren llegar, se han acumulado de víctimas mortales y a otras las han dejado con vida pero en situación inhumana. Y también sabemos que cuando lleguemos allá, se habrán caído por el camino muchas más, y que entre alguna de ellas nos podremos encontrar alguno de nosotros/as.

Estupendo, ¿y ahora, qué?
Hemos pasado de una época en la que disimulaban más, mintiendo como auténticas bestias, a otra era en la que ya van a cara descubierta, en la que ya no se esconden ni intentan tapar mínimamente sus fechorías. Sabemos que se adornan con grandilocuencias y que usan un lenguaje que tardamos en descubrir qué nos quieren decir y qué pretendían, que generalmente es total y absolutamente contradictorios y diametralmente opuestos entre sí. Magnífico, ¿y ahora, qué?
Y lo peor de todo es que hemos conocido que mentían como bellacos, que nos engañaban para alcanzar sus metas, y que ahora hacen lo mismo que antes, solo que ya no ocultan sus espurias intenciones. Y en ningún caso hemos hecho nada para evitarlo o para enfrentarnos a ellos. Ni cuando mentían pero tardábamos en descubrirlo, ni ahora que mienten descaradamente, y además no disimulan lo más mínimo. O sea, que nos han comido terreno y que nos hemos quedado vergonzosamente rezagados. Fenomenal, ¿y ahora, qué?

Pues creo que va siendo hora de empezar a morir si queremos conocer el cielo. Creo que es la hora de asaltar lo muros y empezar a derribar bloque a bloque todo el entramado que se tienen montado para seguir haciendo de las suyas. No creo que quede más opción que esa. O comenzamos a cavar para poner los cimientos del futuro, nuestros cimientos, o lo que haremos será solamente cavar nuestra propia tumba, poniendo ellos el material e invitándonos a retirar tierra para que a continuación nos den el empujón definitivo al hoyo. Y sería, por si no lo habíais adivinado, el último acto de esclavitud voluntaria que haríamos, favoreciendo de nuevo a las élites y las oligarquías y dejando un reguero de sangre para los que vengan detrás, a modo de anuncio de que si quieren vivir tranquilos que no abran la boca y que se pongan a cavar también. Será la evidencia de que la rendición es total y de que no hay ya camino de vuelta a ninguna parte. Y creo que eso nos lo tendrán en cuenta los que vienen empujando, pero que no lo hacen en la buena dirección, pues siguen los pasos que nosotros les hemos dicho que tienen que seguir, a causa de nuestra bajada de pantalones y de nuestro consentimiento y tolerancia con los mandamases abusones y crueles.

Y llegados a este punto, toca tomar decisiones. O definitivamente queremos de verdad conocer el cielo, o nos mojamos el culo hasta las cejas. No queda otra. De lo contrario, es posible que nos vayamos a morir, pero no que sea por voluntad propia porque queremos conocer el cielo, sino que sea porque nos han invitado a morirnos, y que lo más probable es que no sea para conocer el cielo, precisamente. Así que, como nadie queremos morir, al menos podríamos mojarnos un poco el culo, ¿no? Porque, ahora que ya sabemos tantas cosas, ¿qué? ¿Ahora, qué?
¡Hala, venga! ¿Quién es el primero? ¿Quién da la vez?

Lo dije, la experiencia es una asignatura que, por desgracia, todo aprendemos tarde.
Ya, pero a estas alturas ya llevamos demasiadas experiencias acumuladas, ¿no os parece?
Deberíamos hacer uso de ella. O sea, o morirnos, o ponernos a pescar.

Tititokokoki