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¡¡Ma, chi lo sá!!
Eso, eso, quién sabe lo que va a pasar. Por no saber ni siquiera se sabe qué está pasando, así que intentar saber qué va a pasar es más complicado aún.
Pero algo debemos de saber. La sociedad en general se está enfrentado a múltiples y diversas situaciones que nos está trayendo también diversas y múltiples consecuencias. Sin embargo, aun hay mucha gente que reniega, o que simplemente no reconoce, qué les está pasando. Imagina ahora qué saben sobre lo que les va a pasar. Y no solo a ellos y ellas, si no que tampoco se sabe qué va a pasar con generaciones venideras o existentes, es decir, que qué va a pasar con sus descendientes. Generaciones enteras que a futuro no saben qué les sucederá, y generaciones enteras, también, que no sabe qué les va a pasar a los siguientes.
Pero algo se intuye. Incluso se puede decir que algo se sabe. Otra cosas distinta es la gestión que se hace de lo que se sabe, porque aquello que se ignora, difícilmente se puede gestionar.
¿Y qué se puede hacer con aquello otro que se conoce pero que se ignora adrede?
En ambas situaciones, la hecatombe está cada vez más cerca y es cada vez más certera.
Vayamos al grano. ¿Qué pasa con la alimentación?
Pongamos un ejemplo muy cotidiano. Bebida refrescante super azucarada, hamburguesa o perrito, pizza o precocinados, y de postre un helado que sabe más a mantequilla que a nata, fresa, chocolate o vainilla. Después sales a la calle y respiras contaminación por un tubo, y por si no fuera suficiente, tienes que aguantar que la clase política, empresarial, etc., y hasta la propia sociedad enferma, te agreda de manera brutal, tanto a tu intelecto, como a tu dignidad. Incluso al nivel físico. Y ya no digamos nada sobre el brutal ataque a la salud mental que hacen en general los medios de comunicación, en especial las televisiones, y el pésimo efecto que hacen también las nuevas tecnologías y los nuevos medios de comunicación social, debido a su indebido e inadecuado uso.
¿Qué le pasa a este individuo, y qué le va a pasar? ¿Qué le va a pasar a sus descendientes?
Es cierto que el ser humano tiende de manera natural a evolucionar. El cuerpo humano tiene en su naturaleza el evolucionar para mejorar la especie. Pero una cosa es que esa evolución se produzca de manera natural, y la otra muy diferente, es la evolución que provocamos para que el cuerpo humano evolucione en una línea de evolución fuera de la naturaleza para la que el ser humano está concebido. Y estamos sometiendo al cuerpo a una evolución y una transformación que nosotros mismos provocamos y que está fuera de la naturaleza del ser humano.
El cuerpo se adapta a nuevas situaciones a las que lo sometemos, y también está en los genes, el que futuras generaciones lleven ya impreso esa evolución, pues a causa de los ataques que le producimos al cuerpo, hace que las nuevas generaciones ya salgan inmunizados ante aquello que a los anteriores les produjo alteraciones y modificaciones. Es decir, que la alimentación insana que ahora mismo llevamos, nos producirá enfermedades que no conocemos o para las que le cuerpo aún no está preparado, pero las futuras generaciones que salgan de nosotros, ya traerán en los genes la inmunidad que les hemos proporcionado, gracias a los ataques a los que hemos sometido al cuerpo. Pero esa modificación, esa alteración, no son garantía de buena salud ante los nuevos ataques que esas nuevas generaciones hagan hacia sus cuerpos. Tampoco es garantía de que, gracias a esas inmunidad, no les vaya a producir enfermedades extrañas, raras o nuevas a esas descendencias nuestras.
Las enfermedades actuales están siendo demoledoras, sin embargo hay mucha gente que vive como si no pasara nada. Las enfermedades venideras son todavía desconocidas, pero sabemos que vendrán, sobre todo a causa del maltrato al que estamos sometiendo a nuestro cuerpo, y a nuestra mente. Y sin embargo, seguimos tan tranquilos, llevando una vida con casi absoluta normalidad. O al menos eso parece.
“Oye, ¿tú sabes qué te estás metiendo al cuerpo con esa coca-cola, ese pseudo zumo, es refresco, esa hamburguesa, o ese perrito, con esa pizza congelada o precocinada, y con ese postre también azucarado y cargado de aditivos y de adictivos?”
“¡Bah!, no es para tanto. Yo soy capaz de dejarlo cuando yo quiera”
“¿Ah, sí? ¿De qué me suena eso? ¿De aquello que también dicen los que se drogan o con los fumadores? Ellos también dicen eso”
“¡Venga, hombre, no compares.......”
Insisto, ¿sabemos qué nos está pasando, y sabemos qué es lo que va a suceder?
Enfermedades de tipo físico que dejarán al ser humano expuesto a otras muchas más que surjan de esos males que padecerán. Pero la cosa no se quedará ahí, pues a las físicas habrá que sumarle las mentales. Todo eso hará del ser humano mucho más vulnerable de lo que ahora mismo es, por lo que, aquellos que pretenden tener al ser humano controlado y sometido, lo van a tener más fácil que nunca y podrán alcanzar metas que al ser humano poco o nada le va a gustar conocer.
Lo que van a tener que aguantar generaciones venideras, o ya existentes pero aún jóvenes, no lo sabemos nosotros los mayores, y mucho menos lo saben ellos. Y si lo sabemos, no hacemos nada bueno consintiendo que ellos, los jóvenes, caigan en las múltiples trampas que les ponen, y ellos tampoco se hacen ningún bien, si conociendo lo que les enseñamos, y aquello sobre lo que les prevenimos, no hacen caso y siguen el camino equivocado.
Estamos más expuestos que nunca, pero anda que los nuevos...............
Llevamos muchos años amontonando mucha basura, mucha miseria, tanto a nivel físico, como mental, o intelectual, y material, y eso no puede traer buenas noticias.
¡Bah!, no me hagáis caso, a lo mejor estoy siendo un poco exagerado........
Tititokokoki