viernes, 10 de febrero de 2017

Y esto es lo que la gente vota

El neoliberalismo es atroz. De por sí ya presenta datos suficientes como para que no sea apoyado bajo ningún concepto. El neoliberalismo es, por naturaleza, legislar contra el pueblo, es esclavizar a los trabajadores, es apoyar a los que más tienen y es cortar libertades, derechos e impartir justicia de manera total y absolutamente desproporcionada, favoreciendo a los grandes delincuentes y machacando al pequeño ladrón o al delincuente de barrio.
Se muestra a cara descubierta sin tapujo alguno.
Mienten, lanzan promesas sin el menor disimulo a través de grandilocuencias que desprenden incumplimientos posteriores a voz en grito.
El neoliberalismo despierta dictaduras que creíamos ya superadas y llevan a cabo atrocidades que incluso algunas dictaduras añorarían y reclamarían como suyas.

El neoliberalismo acapara todos los medios para ponerlos a su servicio, transmitiendo desinformación y creando confusión. Además, la censura es su principal arma de destrucción que, acompañada de las mentiras con que se pronuncian a través de los medios, hacen que el efecto en la gente sea la de un batiburrillo mental que les lleva a cometer el error de volver a apostar por ellos, siempre en la creencia de que mañana será mejor, que es justo lo que les dijeron en el más claro y flagrante acto de manipulación.

Eso es en líneas generales y a grandes rasgos. Matizando y profundizando un poco más, nos encontramos con un sistema que atenta contra la dignidad de las personas y ningunea a los más débiles, destrozando todo lo que por derecho les pertenece, como es el estado de bienestar.
Pero el noeliberalismo va más allá y cada vez se muestra más a cara descubierta sin pudor y conocedores de su imperio y de su alargado en el tiempo, dominio y predominancia.

Y va más allá, porque aparte de todo lo anterior, es el principal sistema para los corruptos, los delincuentes de lo común y los saqueadores de todo aquello que se pone a su alcance. El efecto que eso produce en la gente, lejos de servir de trampolín para el rechazo hacia esas políticas, es el de contagio por envidia, creando ansias por llegar a ser como ellos, bien sea por méritos propios, bien sea a través de algún contacto o alguna amistad que se pueda generar dentro del sistema. Y eso hace estragos en la gente mientras beneficia enormemente al sistema, ya que, mientras duran las ansias de la gente por acceder al sistema, este se refuerza de manera descomunal.

Así las cosas, viéndolas así a bote pronto, parece mentira, e incluso parece más propio de estúpidos, que la gente vote y apoye a este estilo de convivencia. Pero es así. La última, Trump, pero la que más preocupa es la de aquel al que todo el mundo tachaba como el más corto, y parece que va para ser el más largo de la historia.

Curioso, es un fenómeno curioso, que la gente vote lo que vota. Es de esperar que sea una especie de epidemia que, como todas, acabará pasando, no sin antes llevarse por delante a muchos, mientras otros, los menos tontos, se lo llevan calentito.

ADENDA 1: ¿Qué sucederá este fin de semana en Vistalegre II? ¿Quién ganará, y quién perderá, aún creyendo que no haya vencedores ni vencidos? ¿Saldrá un podemos reforzado o por el contrario perderá adeptos y seguidores?

ADENDA 2: El hecho de que coincida con el Congreso del PP, ¿se puede decir que está hecho adrede y que tratarán de que se vea, gracias a esa coincidencia, las diferencias tan abismales que, en teoría, existen entre uno y otro partido?

Tititokokoki