lunes, 27 de febrero de 2017

Las apariencias no engañan. Parte 1ª

No sé si sucedería lo que pienso, pero me pregunto qué pasaría si aquellos Padres de la Constitución levantaran cabeza. Pienso que, a lo mejor, protestaban algo. No sé. Y lo digo porque considero que la Constitución no se cumple al pie de la letra en algunos de sus artículos y eso podría enfadar a más de uno de sus putativos Padres.  O debería.

Dirán los expertos, y los que la defienden, porque así les va bien, que si tal, que si cual, que si tumba y dale que sacude, que si esto que si lo otro.
Los que se llaman expertos a la hora de interpretar los diferentes artículos de la Constitución, no me gustan, porque le dan unas vueltas que más parece un juego de trile, que de un razonamiento lógico y un respeto por la literalidad de la Carta Magna.

Uno, que tiene ascendencia anglosajona, se atiene a la literalidad, y considera que con esa simpleza y naturalidad, serviría para que la Constitución adquiriera un valor incalculable, alcanzara a enjundia, y llegara a ser un referente para todos los españoles por su alta calidad y por el respeto que infundiría. Lejos de esto, lo que hacen los mal llamados “expertos” que enrollan cada uno de sus artículos y los hacen aburridos y poco atractivos,  me provocan un poco de rechazo.

No es bueno complicar las cosas de tal manera. Es mejor, más aceptable y popular, el que las cosas se ciñan a la literalidad de los Artículos. Sólo así se puede creer en ella, y sólo así estaremos más cerca de una convivencia más pacífica y más fácil, y también estaremos más cerca de una Democracia. Insisto, complicar las cosas para convertirlas en aburridas, creo que tiene más de premeditación y más de alevosía, que de intento de razonamiento detallado.

Parece más bien que lo que se busca es perseguir el que la gente se aleje y no use la Constitución como referente a la hora de medir el grado de respeto y de cumplimiento de la misma. Infunden miedo, inseguridad, confusión y rechazo ante la posibilidad de error a la hora de interpretarla. Llevar las cosas a esos extremos me parece inadecuado, poco oportuno y para nada eficaz.
Por mucho que se explayen en explicaciones, en desarrollos para hacer entender a la gente que el alcance de los Artículos que contiene la Constitución va más allá, llegando a términos que pocos o nadie entiende, me parece, da la sensación de que se hace con veladas intenciones de cara a desmotivar el seguimiento de la Carta Magna y alejar a la sociedad de la intención de interpretar la literatura y la intención de la Constitución.

Y ahí está otro de los motivos por los cuales la Constitución debería llevarse a reforma, adaptándola a las circunstancias actuales y redactando una literalidad de fácil interpretación, aplicación y análisis. Además, si tenemos en cuenta que la Constitución es la primera de las leyes vigentes en este país, ¿por qué cuando se interpretan sus artículos hay que dirigirse a otros códigos legales?
¿No es la Constitución la ley de leyes? Está visto que está mal y que se quedó obsoleta.

Merece cambio, sin duda. La Constitución merece ser lo que está destinado a ser, que no es otra cosa que la referencia de la que parten todas las demás leyes, y que son las demás leyes las que se regirán por la literalidad de la Constitución.
Tan solo así se podrá crear un suelo sólido en el que descanse un Democracia también sólida y creíble.
En una palabra, que dejen de marear a la perdiz, que esta Democracia ya no es ninguna cría, que ya es mayorcita. Y nosotros los españoles, también.

Tititokokoki