martes, 21 de febrero de 2017

Los aforamientos, sus motivaciones y sus injustificaciones

Quiero entender que cuando se ideó aquello de aforar a los políticos de este país, había una cierta motivación. El hecho de aparecer en un nuevo modelo de gestión política, podría propiciar que se cometieran errores a causa de la inexperiencia y la poca o escasa práctica en esto de la política.

Hasta ahí lo puedo entender, pero no entiendo como es que no se le puso fecha de caducidad a los aforamientos. 40 Años después, estamos en las mismas, y eso ya no es normal. O tenemos a políticos torpes, muy torpes, o muy jetas muy jetas, porque mantener a día de hoy esa arcaica y rancia manera de proteger a la clase política, es más propio de países de dudosa Democracia y de también dudoso respeto por los derechos de las personas que habitan el país.

Tengo entendido que desde Europa, y desde fuera de las fronteras de la Unión, no sólo están escandalizados, sino que desde las más altas Instituciones europeas ya nos han llamado a la atención por mantener vivo ese privilegio.

En el mundo occidental existen países en los que los aforamientos no están contemplados. Cualquier político puede ser juzgado por cualquier tribunal, esto es, los mismos que juzgan a cualquier ciudadano de a pie. Incluso Portugal o Italia, cuyos países solo tiene a un aforado, que en estos casos con los respectivos Presidentes de la República.

Países como Estados Unidos, Alemania o el Reino Unido, no tienen ningún aforado, mientras que otros países como Francia, tienen por aforados al Presidente, al Primer Ministro y a su Gobierno. Mientras, en España hay 10.000 aforados, de los cuales, 2.300 son políticos.

O sea, que todo el Gobierno en pleno, los Gobiernos Autonómicos y los Diputados autonómicos, además de otras personas con cago público, como son Jueces y Fiscales, Magistrados del Tribunal Constitucional, los del Tribunal de Cuentas de España, los vocales del Consejo General del Poder Judicial, los miembros del Consejo de Estado, el Defensor del Pueblo y sus adjuntos, así como los Defensores del Pueblo de las Comunidades Autónomas. Por último, el Rey, el cual goza de total inmunidad.

Después de recordar lo que dice nuestra Constitución, respecto del asunto de los aforamientos, me doy cuenta de las razones tan poderosas que hay para no reformar la Constitución en ese apartado, pero también me doy cuenta de la podredumbre que hay en España, sobre todo cuando se oyen frases del estilo “la ley es igual para todos”, o, “respetamos las decisiones judiciales”.

Ahora entiendo mucho sobre la hipocresía, sobre la falsedad que hay en España. Mucho también sobre el cinismo. Pero lo que no acabo de entender es que a estas alturas exista tanta permisividad por parte de la sociedad ante tantas tropelías que comete la clase política y el desconocimiento tan brutal que hay en relación a asuntos como este. Así no me extraña que nos vaya como nos va. La ignorancia también me asusta. Es muy peligrosa.

ADENDA 1: ¿Qué pensarán por ahí afuera cuando ven a algunos de los nuestros decir aquello de “yo soy español, español, español”, con gran algarabía e incluso con regocijo y orgullo?

ADENDA 2: ¿Es urgente cambiar la Constitución o por el contrario podemos seguir así por otros cuarenta años más? ¿No es patético lo que pasa en este país?

Tititokokoki