Que este país está regido y controlado por mafias, no es ninguna novedad. De hecho, ya no asusta a nadie el que se diga, y se reconozca, que estamos en manos de unas cuantas familias mafiosas.
Incluso diría más; ni siquiera a los que comandan esas mafias les preocupa lo más mínimo que se diga y que se propague, pues a estas alturas de contienda y de asunción, esas mafias adquieren mayor poder por el mero hecho de que ya sea vox pópuli su existencia y su predominancia.
Es por esto que decir que la corrupción es sí, o sí, tampoco es ninguna novedad. Y a medida que esto está cada día más claro y que ya forme parte inseparable en nuestras vidas, se hacen más fuertes, pues la gente de este país se suma a las mafias como tabla de salvación y ante la innegable evidencia de que, o estás, o no estás. No les queda otra, o al menos eso se creen desde su impotencia y el aislamiento social y laboral que padecen. Hasat su propio entorno les margina e incluso les obliga.
¿Y no es triste que tenga que ser asumida esta condición? Más que triste, es trágico, es violento y obsceno, es zafio y cruel, es vil y canalla, es indecente e impresentable. Pero es lo que hay, lo que hace aún más virulento el asunto de las mafias instaladas en este país.
Y podríamos encontrarnos con que existan las mafias para dominar un mercado o un sector de actividad empresarial o política en España, y que su único fin fuera acaparar ese nicho sin dejar que nadie más intervenga. Lo que se conoce por monopolio. Pues comparado con el papel actual de las mafias existentes, eso sería un paraíso y nos deberíamos conformar, aún a pesar de su malignidad y su poca o nula cabida en un estado democrático. Porque el asunto de las mafias y de los entramados mafiosos, va más allá. Mucho más allá, pues te obligan, si es que quieres pertenecer a ellas, y sobrevivir, a que delincas. Así de claro, así de rotundo. Es esencial y necesario que lo hagas así.
Conocen los entresijos de los paraísos fiscales, tienen muy a mano las herramientas para evadir impuestos, y saben de primera mano la manera más eficaz de eludir a la Hacienda Pública.
Y lo tienen todo perfectamente organizado y planificado. En esto de la premeditación, nadie le gana a las mafias. Se anteponen, se adelantan y siempre van un paso más allá, tal como corresponde a una organización creada para delinquir.
Primero te enganchan con promesas y con parabienes. Incluso te hacen favores o te conceden prebendas. El panorama te lo dibujan de puta madre para arriba, y la posibilidad que te ponen encima de la mesa es la que más te atrae: GANAR, GANAR, Y GANAR DINERO.
Una vez dentro y pasado un tiempo prudencial, vienen las diferentes pruebas de fidelidad a las que te van a someter. A partir de esos instantes vas a tener que comulgar con piedras de molino si quieres continuar. Y si te ven alguna flojedad o duda, estás sentenciado y fuera de sus planes.
Y si sigues, porque has superado algunas, o todas, las pruebas a las que te sometieron, después te meterán con calzador diversas maneras de delinquir. Y tragas, si o si. Después vendrá lo que siempre sucede en estas organizaciones. Serás usado para defender su propia imagen, en el momento en que a ellos les seas necesario. Escogerán de entre su entramado a aquel que más les pueda ayudar a lavar su imagen y lo llevarán como cabeza de turco para mostrarlo a la opinión pública como ejemplo de limpieza y de seriedad. Eres la pieza a sacrificar como método para ayudar a seguir sosteniendo al entramado, que continuará sus quehaceres mafiosos, solo que a partir de ahora con mejores métodos de corrupción. Métodos que se tardará en detectar, lo que les dará tiempo a estos mafiosos para pergeñar, haciéndose con más incautos para que a futuro les sirvan de sostén, en cuanto la situación lo requiera.
Pero no te preocupes. El entramado aún te seguirá ayudando, pues puede ser que te libres de la cárcel o que la sentencia no sea lo suficiente como para acabar con todo lo que has acumulado en riqueza y en bienes durante tu etapa como miembro de la mafia. Estos lo tienen todo atado, y bien atado, por lo que, aún a pesar de la vergüenza que pases ante los tuyos, nada te preocupará pues es muy posible que a partir de esos instantes sea poco o nada lo que te preocupe en la vida.
Y si nada de lo anterior funciona, entonces puedes dar por acabada tu vida, o te verás obligado a emigrar. Y en eso, la mafia también te puede ayudar.
Tititokokoki