Ciertamente muchas parejas tendrán serios problemas a la hora de educar a sus hijos. Otras muchas no tendrán problema alguno, porque lo semovientes lo tienen muy fácil, aunque esa facilidad para educar a sus hijos en los no-valores que los semovientes defienden, no les garantizará un futuro benigno y de halagüeños resultados. Todo va a depender de muchos factores, y eso también deben hacérselo saber a sus hijos.
Pero la gente normal, es decir, aquellos que creen en Democracia, que son partidarios de defender derechos, que luchan por la libertad o la igualdad, entre otros valores propios de personas, no lo van a tener nada fácil. Puede ser que críen a sus hijos en valores que les traigan más problemas que ventajas, a la hora de enfrentarse a la sociedad actual, al mundo del trabajo, no sin antes pasar por el colegio, el instituto o la universidad. Ahí se van a encontrar serios problemas, pues la esclavitud laboral, las desigualdades en el trabajo, las otras desigualdades que se refieren a la precariedad laboral, les pueden causar más de un disgusto y se encontrarán con que lo enseñado por sus padres nada tiene que ver con la realidad.
¿Se puede considerar que son generaciones perdidas, o por el contrario podemos albergar esperanzas de que esas generaciones busquen voluntariamente otros valores distintos a los que ahora mismo se impulsan y se promocionan desde las instituciones públicas españolas?
Imaginemos, por ejemplo, a un alumno al que sus padres les educaron siguiendo patrones de igualdad o de exigencia en atención del profesorado, y que este joven tiene problemas de estudios y no recibe la atención de aquellos profesores que atienden más a parámetros de la educación actual, la cual excluye más que incluye y que margina a aquellos alumnos que no tienen suficientes habilidades para estudiar.
Imaginemos a un joven que se introduce en el mercado laboral y sus padres le educaron en la defensa de sus derechos. Imaginemos a una jovencita que se pone a trabajar y que sus padres la educaron en valores de igualdad y a defender sus derechos respecto de los hombres.
Imaginemos múltiples situaciones que chocan directamente con este adoctrinamiento tan atroz que están llevando a cabo desde todas las instituciones públicas, promoviendo unos infravalores que se enfrentan directamente con todo sentido sobre Democracia, derechos, justicia, igualdad, libertad de expresión, entre otros valores perdidos por el camino desde que esta derecha y sus acólitos aterrizaron por aquí e impusieron sus doctrinas.
Ciertamente es un dilema. Pobres criaturas, y pobres padres y madres.
Bueno, pobres aquellos que pretendan inculcar en sus hijos un mundo mejor, porque los que se conforman con esto actual, y educan a sus hijos en consecuencia, lo tendrán, quizá, más fácil.
Las diferencias son muy gordas, pues se puede esperar un futuro de pijismo, estulticia, aborregamiento y mediocridad absolutas, o por el contrario esas nuevas generaciones son las verdaderas artífices de un mundo un poco mejor.
Ya veremos.
Tititokokoki