jueves, 29 de junio de 2017

LA COSA ESTÁ COMO ESTÁ.

¿Y ahora, qué?

El capitalismo más rancio y grosero campa a sus anchas con claras y aviesas intenciones de acaparar más terreno y de continuar con su vil andadura. Los neoliberales encantados de haberse conocido y aumentando sus filas a paladas todos los días, gracias a las ansias que tienen algunos por participar de algo que jamás, nunca, conseguirán. Pero ahí están, empujando, dándose codazos entre ellos para hacerse un hueco entre las élites a las que nunca, jamás, pertenecerán. Son ilusos recalcitrantes, tercos como mulas en su papel de semovientes, protegen y sostienen a un sistema que jamás, nunca, les dará algo a cambio de su inconsciente e irresponsable sacrificio. Menos aún por su ignorancia puesta ahí gratuitamente al servicio de un sistema que jamás, nunca le dará recompensa alguna.

El capital evade sus capitales y amenaza con deslocalizar sus inversiones. Ante esta presión, los neoliberales ceden presionando a la parte débil, legislando a favor de los oligarcas y desfavoreciendo a las clases bajas, medias y a las mediocres que no ven en ello un atentado a sus intereses y un robo descarado delante de sus propias narices. Estos son los que, con su apatía se convierten en cómplices y alcahuetes del sistema que a ellos también les ahoga.

Frente a este descomunal poder no existe la izquierda reivindicadora de toda la vida, no existe, el socialismo ni se le espera, no hay sindicatos, las fuerzas contrarias al sistema se dividen en espurias cuestiones personales puestas por encima del interés general, y el movimiento callejero se diluyó hace tiempo a causa del miedo impuesto, del silencio infligido y del hartazgo alcanzado a base de ir observando el implacable avance de un poder desproporcionado, devastador, arrasador  y cruel.

En definitiva, la cosa está como está. ¿Y ahora, qué?

La cosa no parece fácil, aún a pesar de que las fuerzas podrían estar sobradamente equilibradas a poco que la sociedad se elevara a protesta y paralizara todo hasta que el capital, y sus amigos de cruzada, los neoliberales, se decidieran por hacer lo de todos por encima de hacer solo lo de unos pocos. O sea, ellos a lo suyo, y nosotros, a lo nuestro.


La cosa está como está y va siendo hora de empezar a cambiarla. ¿O no?

Tititokokoki