También es verdad que cualquiera puede ser capitalista, si no se tiene ningún escrúpulo en servirse de codazos y patadas, por no citar otras armas de destrucción más contundentes, para lograr una buena posición en la carrera más sucia, que pueda existir, por llegar a lo más alto posible en una competición desigual, donde psicópatas, egoístas, hijos de… papá y demás gentuza, gozan de gran ventaja sobre los demás.
Hablar de semovientes como si sólo existieran en este país, no es justo, el populismo, el de verdad, no el que mueve a la gente a rebelarse contra las injusticias, el que practican los partidos con nombres rimbombantes como “popular”, “ciudadano”, “obrero”, ése es el verdadero populismo, el que “engancha” a los semovientes, (self-moving, si queremos globalizarlo), ese populismo que hace subir como la espuma a la ultraderecha en Europa y a los Trumps en America-first. Pero, por desgracia, hay otra clase de semovientes, no se sabe si peores o con el mismo peligro, son los “femovientes”, esos que no son capaces de levantarse ante una injusticia, pero sí contra los que osan meterse con su dios o con su ala, con ezucrito o mojoma, o con su equipo de futbol, los femovientes (los faith-moving, globalizados) son semovientes que han perdido la única neurona que les quedaba, irrecuperables para la humanidad a no ser a base de librepensamientazo limpio. Desgraciadamente no semoviente, semo mucho más de viente. Mi típico chiste malo, para acabar.
Kashito