jueves, 15 de junio de 2017

DEL DEBATE SOBRE LA MOCIÓN DE CENSURA

La Historia es la madre del presente, la causante de nuestras tradiciones, nuestros hábitos, nuestras costumbres, nuestras relaciones de poder, nuestros peores vicios y nuestras mejores virtudes. Quien no conoce a su madre, difícilmente se puede conocer a sí mismo; al menos, en lo que le viene de serie.

Hace ya un siglo que en el Parlamento español no se hablaba de Historia. Hay que remontarse a la época de los regeneracionistas (Joaquín Costa, Giner de los Ríos, Santiago Alba, Pérez Galdós, etc.) para conocer a parlamentarios españoles que afrontaran la ardua tarea de desentrañar los enigmas de España. Y, en aquellos años, se estudiaba la Historia en sede parlamentaria, se preguntaban el porqué de tantas frustraciones: ¿Por qué no se le escuchó al general Prim cuando reclamaba un respeto del Estado central a Catalunya? ¿Por qué se pervirtió el plan de desamortización de Mendizabal que inicialmente se diseñó para favorecer a los campesinos y acabó siendo el origen de los actuales latifundios? ¿Por qué a Cea Bermúdez se le impidió acabar con el absolutismo Borbón y. recuperar el liberalismo que surgió en 1812? ¿Por qué no se pudo consolidar la I República que abogaba por la abolición de la esclabitud en las colonias americanas y aquello supuso, en última instancia, la muerte del general Prim y la huída de Amadeo de Saboya? ¿Por qué el Antiguo Régimen (encarnado en los conservadores de Cánovas del Castillo y el partido liberal de Sagasta), consiguió doblegar sistemáticamente a los liberales que pretendían hacer de España un país libre, hermanado constitucionalmente con sus colonias americanas y con las repúblicas americana y francesa surgidas a finales del siglo XVIII?

Hoy, durante la sesión de moción de censura, Pablo Iglesias intentó retomar el discurso regeneracionista del siglo pasado, sin ningún éxito. Fue lo más interesante de la sesión, pero, no solo no  encontró a alguien dispuesto a debatir sobre el asunto, sino que no ha habido ningún medio que se hiciera eco de ello. Se ha hablado machaconamente de las anécdotas más zafias que se produjeron en el debate, se ha querido interpretar entrelíneas lo que el debate podría aportar en términos electorales, pero nadie ha entrado en el fondo de la cuestión: la explicación histórica de porqué este país va como el culo. 

A nadie le interesa nuestra historia, aún sabiendo que solo en ella se puede explicar el presente.

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