viernes, 7 de abril de 2017

La deuda

La deuda, esa infame patraña. Esa indecencia.

La deuda de los Estados es una enorme farsa, es un timo de dimensiones colosales. Es el juego de tile más grande jamás conocido.

España acumula una deuda que ya supera su PIB. Situada en más de 1 billón cien mil millones, y pico, cumple con los pronósticos y con las expectativas de quienes buscan este estado de cosas. Los especuladores financieros, los otros Estados interesados en que la situación sea esta, e incluso alcanza los deseos de quienes gobiernan a este país. Ni que decir  tiene, los casos de Grecia, Italia, Portugal, que son los países más machacados por esa especulación político/financiera.

Las deudas son interesantes para mantener y sostener al régimen imperante, el neoliberalismo. Cuanta más deuda y cuanto más impagable sea, mejor. De hecho, las deudas de los Estados no paran de crecer, y seguirán así, por los siglos de los siglos. Nuestra  deuda no la pagará ninguna generación venidera, salvo hecatombe o que a alguien se le ocurra parar esta barbarie y comience por no pagar ni un euro más, revelándose así contra este sistema que basa buena parte de sus subsistencia en esta manera zafia y ruin de especular.

Es por esto que se puede deducir que el verdadero poder no está en los Estados y en sus cabezas visibles, los gobernantes. El auténtico poder está en las élites financieras que tienen a los Estados, y a sus gobernantes, atados de pies y manos y sujetos por sus pudendas partes. No tienen huevos suficientes como para afrontarlos.

Los gobernantes, a nivel privado, son parte del problema, ya que son partícipes, en muchos casos, de esta especulación atroz y salvaje. En definitiva, podemos deducir y concluir que los gobernantes, aparte de sucios y chabacanos, obscenos e indecentes, son peleles y muñecos de trapo al servicio de quienes quieren que las cosas estén basada en deudas y más deudas que continuarán siendo deudas porque esas élites prestarán dinero a los Estados para que, presuntamente, sufraguen su deuda, pero que en realidad solo están generando más deudas, ya que deben devolver el principal más unos intereses desorbitados, lo que hace que la deuda mayor que antes de la prestación del dinero.

Y hay quien dice que subir los impuestos a las grandes fortunas rebajaría su poder su de especulación. Pero nada más lejos de la realidad, porque las grandes fortunas son quienes mandan y ordenan sobre las clases políticas, lo que hace pensar en dos alternativas ya contempladas al inicio de este escrito: o la hecatombe, o alguien capaz de parar todo esto negándose a pagar o negociando la parte legítima de la deuda y conduciendo al país al saneamiento sin necesidad de que la mayor carga se sustente en recortes que minan a las clases trabajadoras y a la sociedad en general, mientras favorecen de manera indecente y cruel a las más pudientes, mientras la deuda no para de crecer.,
que es justo lo que los poderosos quieren y las clases políticas le consienten.
Las dudas sobre la deuda, creo que están disipadas.

Tititokokoki