domingo, 7 de mayo de 2017

El precipicio permanente del ser humano

Según se dice, el ser humano solo reacciona cuando se ve al borde del precipicio. Se dice en relación a la capacidad del ser humano, único en destruirse s sí mismo, en dejarse caer por el abismo de la torpeza o en ir voluntariamente hacia el precipicio creado por el propio ser humano.

En una sociedad inmersa en el salvaje capitalismo, parece que todo indica su propia destrucción. En una sociedad que atenta constantemente contra su propia salud, parece que la salida no existe. Una sociedad que es capaz de destruir el entorno en el que vive, aparenta que no tiene solución ni vuelta atrás, en cuando a su pronta y próxima desaparición.

Pues parece que esa teoría se enfrenta a la que presentan ciertos entendidos en la materia. Según estos, el ser humano reaccionará cuando se vea en una situación límite, en el momento justo antes de su final. Cuando el ser humano se vea al borde del precipicio, empezará a tomar medidas correctoras para evitar la caída, empezará a repensar en sí mismo y en lo que hasta ese instante hizo, y reaccionará para rehabilitarse y continuar así la vida.

O sea, que según los entendidos en materia del comportamiento humano, lo que sucede ahora mismo en el mundo debe de ser un bache, una pequeña cuneta en la que, los presuntos pesimistas, ven un precipicio. O sea, que aún no estamos al borde de ningún precipicio, ni de nada que se le parezca, porque si así fuera, la reacción de ser humano sería directamente proporcional a la profundidad del hoyo, y este que los pesimistas agoreros del fin de mundo ven, no es tal, sino que se trata solo de un pequeño pozo, una brecha pequeña en el camino.

Pues, ¿quién lo diría, verdad?, porque la apariencia de todo esto que está en el entorno del capitalismo atroz, la destrucción del planeta, la alimentación basura o la otra basura de los medios de comunicación, entre otras maneras de destruir, o de al menos someter, no es ningún precipicio, sino que se trata de una suave pendiente por la que bajamos seguros sin riesgo  alguno para nuestra desaparición, o como mínimo, para nuestra degradación.

Pues este pesimista tiene una respuesta para los listillos de todo esto:

LOS COJONES, estamos al borde del precipicio, y a punto de caer. Al tiempo.

Tititokokoki