Estiércol, basura, inmundicia y,
por supuesto, indecencia.
Ya no queda nada ni nadie capaz
de convocar. Ya nada ni nadie quiere, ni puede en algunos casos, reunir a la
mayor cantidad de personas en torno a un frente común: EL NECESARIO CAMBIO. Y
ya no se trata de ser de Podemos o ser de otro partido. Es algo más que todo
eso.
España está en estado de
urgencia. España está en situación de emergencia. Por lo tanto, sólo se pueden
contemplar dos posibilidades: O CAMBIO, O CATÁSTROFE.
Si se produce el cambio, la cosa
no va a ser fácil ni se convertirá todo de la noche a la mañana en un camino de
rosas, pero lo que sí es cierto, es que se comenzará a construir algo útil y de
mejor convivencia. Seguramente será largo y tortuoso el camino, pero el final,
la meta, tendrá noticias buenas. Si por el contrario ese cambio no se produce,
España se verá abocada a la tragedia. En los días que corren, pleno siglo XXI,
la conciencia, la cultura y la mentalidad democráticas deberían estar a un
nivel más alto de lo que ahora mismo están, para que se pudiera producir ese
cambio que demanda una gran parte de la
sociedad, por no decir una mayoría.
Si tenemos en cuenta la
actualidad, y si hacemos un profundo repaso a lo que hemos vivido hasta ahora,
tendremos suficientes datos como para darnos cuenta de que el cambio es más que
urgente, más que necesario y mucho más que útil y vital.
Censura gubernativa, censura
informativa, leyes obsoletas, gobernantes sucios, políticos zafios, medios de
comunicación cómplices y vasallos de un sistema criminal, empresas chantajistas
y extorsionadoras, ladrones por doquier, trileros a mansalva, mentira como
manera de gobernar y de mantenerse en el poder, y partidos políticos tan solo
en disposición de copar el poder para conseguir sus espurios intereses.
¿Alguien da más? El cambio
significa ir eliminando todo esto que no es otra cosa que eso, estiércol,
basura, inmundicia y, por supuesto, indecencia.
Definitivamente, España precisa
urgentemente de un cambio radical, total.
Tititokokoki