martes, 25 de septiembre de 2018
EUTANASIA POLÍTICA, O SUICIDIO COLECTIVO
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Todo político que mienta en el ejercicio del poder, debe ser eliminado tajantemente.
Entendamos eliminado por cesado y sancionado. O sea, la eutanasia política. De lo contrario, y de seguir las cosas así, es más posible que le sustituya el suicidio colectivo, o en un gran número.
Cada vez se hace más insoportable ver, comprobar, y por si se quiere certificar la desgracia, incluso se puede demostrar con las hemerotecas, la enorme prepotencia que se gastan quienes tienen la fea costumbre de mentir, de engañar y de estafar con una facilidad pasmosa y con un descaro monumental. Es insoportable, es insólito y produce sensaciones nada agradables, aunque se intente mantenerse alejado de todo esto que ocurre día tras día en este país.
¿Es aburrido y cansino hablar siempre de lo mismo y denunciar todos los días a quienes han cogido la desagradable manía de tomar por imbéciles a los ciudadanos de este país? Para algunos parece ser que sí, sin embargo otros, creemos en la necesidad de denunciar estas tropelías, más que nada, porque creemos firmemente en que, si no se denuncia y se alerta sobre esta barbaridad, es muy probable que lo siguiente sea peor, pues cuando comprueban que no le damos importancia, o que sencillamente nos parece bien o normal, y lo aceptamos como modo de convivir, y que no nos oponemos, puede ser que emprendan caminos que no serán de nuestro agrado, ya que verán que el sendero lo tendrán libre de obstáculos y serán capaces de lo peor, si es que se puede empeorar lo que ahora mismo sucede en este país.
Los que creemos en la necesidad de denunciar, de señalar con el dedo índice a quienes nos agreden tan brutalmente, también sabemos de la gravedad en cuanto al resultado que pueda producir esos ataques tan abusivos en la salud mental de las personas. Es muy probable que la gente de este país acabe enfermando gravemente a nivel cerebral, y eso no puede traer buenas nuevas para la integridad de muchas personas de este país, pues tienen todas las papeletas en la mano para acabar segando sus vidas a causa de la impotencia, de la rabia y de la indignación que van a acumular si siguen soportando tanto insulto a la inteligencia y tanto ataque a la dignidad, además de los otros ataques furibundos que sufren en sus derechos y en su libertad. O eso, o que se decidan por emprenderla a palos, o los tiros, con otros, es decir, los también anunciados, asesinatos.
¿Se pueden hacer las cosas mejor? Pues sí, y eso no hace más que acrecentar la indignación, pues en el momento en que se percatan las personas de este país, de que se puede, y se debe porque se puede, hacer las cosas mejor, es cuando la rabia y la crispación alcanzan cotas inimaginables e insoportables por cualquier ser humano de bien. Por cualquier persona normal.
¿Cómo es posible asimilar que una persona que se presenta a unas elecciones haciendo unas promesas que luego no cumple, se pueda mantener ahí después de haber dejado constancia de que no las va a cumplir? ¿Cómo se digiere el hecho de que un político estafe, después de haber sido elegido en urnas, gracias al voto de personas de buena fe? Y ya no digamos qué efectos produce el hecho constatado de la corrupción sistemática y repetitiva. Tampoco hablemos de los presuntos delitos de la Casa Real, de los también presuntos delitos de los que presumen de titulaciones sin haber hecho los estudios y de haber seguido los protocolos pertinentes para lograrlos, o de las torpezas que cometen los políticos a la hora de legislar, contradiciendo, incluso, hasta su propio programa electoral.
A ver, ¿es o no es razón para crisparse y para enfadarse? Y para denunciar.
La clase política de este país, hace todo lo contrario a lo que presumimos que hacen.
En lugar de formarse para ejercer la responsabilidad acorde a su puesto, en lo que se entrenan es en saber mentir mejor y en colocar adecuadamente sus argumentos falaces e infames.
Es en eso en lo que se forman, a la vista de cómo actúan cuando están ejerciendo la política en este país. El márketing político grosero tiene enormes profesionales especializados en mentalizar y en preparar a los políticos, para que las mentiras que nos cuentan, y los errores que cometen, parezcan que son todo lo contrario a lo que podamos pensar, llevando los argumentos a unos vericuetos y a unos ardides de difícil interpretación, e incluso adornándolos para que hasta parezca que lo hicieron de puta madre para arriba. Y se quedan tan anchos, porque saben que después serán perfectamente perfilados en los medios de comunicación cómplices y alcahuetes del sistema.
Y si después las audiencias demuestran que eso lo escucharon muchas personas, entonces le ponen el lacito rosa a la noticia y la guardan en el cajón como trofeo o como premio a su impagable, o bien pagada, labor.
Este país es un país de locos, y como toda locura acaba siempre mal, es muy probable que el futuro nos depare no pocos suicidios y no pocos asesinatos, otrosí malestares diversos y malvivir constantes. Sufrimiento a raudales y por toneladas. A no ser que se impongan ciertas normas de comportamiento de la clase política y se dote a estos de valores morales acordes al nivel de respeto que los ciudadanos de este país nos merecemos. Pero ahí está el quiz de la cuestión, pues eso confirmaría que el nivel de corrupción es muy alto, tal como corresponde a un país que se ve desbordado de leyes para intentar disuadir a los corruptos y a los corruptores.
Pues no estaría mal si en lugar de leyes y más leyes, se intentara cambiar la mentalidad. Entonces seguro que ya no harían falta leyes. Y esa mentalidad a cambiar, es por ambas partes, o sea, tanto los políticos que son votados, como quienes les votan. O si no, al final de todo esto, ¿sabéis con qué nos vamos a encontrar? Sencillo; será peor el remedio, que la enfermedad. Lo dicho, suicidios, y asesinatos, como solución a todo esto. Es por esto que cabe pensar en que se hace necesaria la eutanasia política, la guillotina política, que corten de raíz cualquier intento por hacer las cosas mal y por faltar al respecto a los ciudadanos de bien. Evitemos pues, que sea peor el remedio, que el mal a erradicar.
Tan solo es necesario cambiar la mentalidad, o este país no tendrá remedio. Jamás.
Tititokokoki