viernes, 3 de agosto de 2018

INMIGRACIÓN, LA GRAN PREOCUPACIÓN DEL SIGLO XXI. 2ª Parte de dos.


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Hay que fijarse bien en un detalle.

Por lo general, los países establecen convenios con otros, para regular la emigración de unos a otros, ya sean por motivos de estudios o de trabajo, e incluso en el caso de viajes de placer o de ocio vacacional, pues esto es un tema que les preocupa y les alerta sobre que tiene que haber un cierto control. Pues ahora pensad si les preocupa en la misma magnitud y en la misma intensidad, el asunto de la inmigración, pues a día de hoy aún se está debatiendo qué hacer con la inmigración y cómo controlarla, pero nada se habla de cómo evitarla, cómo ir a la raíz del problema.

Problema que ellos, los dirigentes mundiales, conocen y saben, pero el simple hecho de atajar esa cuestión, les haría perder muchos más beneficios de los que pierden soportando la inmigración. Esta no les reporta beneficio alguno aunque sea multitudinaria y se produzca a diario, sin embargo el promocionar y provocar guerras y hambruna en otros países, sí que les produce suculentos y atractivos beneficios, entre los cuales se encuentra la propia inmigración, pues en muchos casos, es mano de obra barata, lo que significa, en muchos casos, doblar el beneficio. Mano de obra barata que se ajusta más a sus cálculos de costes, pues ir a producir a otros países les supone costes de logística, entre otros, como puede ser el control sobre la producción. Les es más oneroso que el provocar que ellos, los inmigrantes, se vengan voluntaria o forzosamente, a los países en los que se precisa de mano de obra barata para reducir costes de producción y para fomentar más la austeridad y la esclavitud en las sociedades modernas.

En definitiva, la inmigración es algo más allá de lo que muestran las televisiones desde el sensacionalismo más vulgar. Incluso se puede decir que la clase política miente y oculta información sobre el trato con la inmigración. Pero aunque todo esto relacionado con la inmigración, estuviera sustentado sobre el mero y simple sensacionalismo, y sobre las mentiras con las que se camufla la clase política, ya debería ser acicate y aliciente como para despertar en la sociedad la suficiente alarma para exigir que se trate de una vez y se le de solución al problema. Principalmente, por una cuestión humanitaria, por ellos, los inmigrantes a los que no les dejan opción, además del maltrato y la falta de respeto hacia ellos como seres humanos que son.

Tienen sus derechos, y debemos ayudarles a protegerlos y a que se respeten.
Pero lo más importante, es luchar para evitar que tengan que migrar. Eso es lo más importante.
Y ahí poco o nada se hace. Poco o nada hacemos. ¿Nos damos cuenta? Estamos más preocupados por otras cuestiones que nos afectan en el día a día, mientras en las aguas, en las concertinas, en las fronteras y en los lugares insanos de acogida y recogimiento, los inmigrantes padecen, e incluso mueren, además de haberse truncado todas sus esperanzas, teniendo ante si un futuro incierto y lleno de miedos y de calamidades.

¿Y si son los inmigrantes los que están empezando a cimentar la destrucción del sistema?
Triste sería si fuera así, pues debería avergonzarnos que se tenga que recurrir a este método para acabar definitivamente con el sistema, o para que este se replantee sus modos y sus maneras, pues hay suficientes indicios y pruebas, de que este sistema maltrata a todos, especialmente a aquellos países más vulnerables, de los que, curiosamente, obtienen los mayores y mejores beneficios para el sistema que sustenta al mundo moderno.

¿Qué, aún no tenemos razones de sobras para empezar a cavar la tumba para este sistema, o esperamos a que sean ellos, los inmigrantes, los que nos den lecciones de humanidad, de respeto por los derechos humanos, y sobre todo de justicia y de igualdad? Incluso considero que nos están dando lecciones sobre Democracia. Y por fascículos. Por pequeños y crueles episodios. Estamos quedando en la más absoluta y ruin evidencia. Estamos quedando a la altura del betún.

¿No sentiremos vergüenza, nunca? ¿Para cuándo el ser humano? Sí, ese ser humano de carne y hueso, de dolor y de sentimientos, de sentido común y de lógica. ¿Para cuándo?

A lo mejor/peor, reaccionamos tarde y todo.............


Tititokokoki