Se habla de Democracia con una
facilidad que asusta, que acojona. Crean una impotencia bestial. ¿Cómo se les
puede combatir, cómo se les puede hacer frente?
Es evidente que la única manera
de hacerlo es en urnas, pero ahí tenemos todas las de perder. De un lado, la
masa ingente de semovientes que les mantiene ahí. Del otro, los medios de
comunicación que ayudan lo indecible y lo indescriptible. Por algo debe de ser.
Del otro, y como mayor
herramienta con la que cuentan para ganar, están los pucheros, el trile, la
demagogia y su arma más mortífera y letal: su grandilocuencia y sus promesas,
la mentira y el engaño. Aún no entiendo cómo hay tanto estulto en esta parte
del planeta.
Aún no concibo, ni acabo de
entender, cómo es que hay tanta gente ignorante y tanta gente llena de
estupidez al más alto nivel y de idiotez con cotas tan altas. Es
incomprensible, lo que lleva a pensar en que, aparte de semovientes, hay algún
que otro engaño a mayores, y este no puede ser otro que el pucherazo, la
manipulación de las urnas. Otra cosa es incompresible e inasumible por su
incoherencia y sus basta incongruencia.
Sus continuas muestras de
fascismo hacen pensar en que no hemos superado aquel trance, aún a pesar de
estar vigentes una Constitución y de haber pasado por aquella Transición,
además de que pensemos que estamos ante una Democracia aún fallida, con
esperanzas de recuperarla.
No, así, no. Ya no es que debamos
hacer algo, es que estamos ante una situación de emergencia nacional que nos
obliga a tener que hacer algo. De lo contrario, la tragedia, la desgracia,
acabarán por asfixiarnos y por hacernos hincar la rodilla.
O sea, o esto, o la hecatombe. De
manos de estos no caben alternativas, pues ellos mismos provocan que tenga que
ser así, porque es la única manera que proponen. O nosotros, o la nada, dicen a
través de sus sucias maneras de entender esto. Y eso no lo debemos, ni podemos,
consentir. ¡Basta ya! Cuarenta y dos años han deberían haber supuesto tiempo
suficiente para acabar con aquel pasado tenebroso y cruel. Si no es así, es que
algo ha fallado, y ese algo no está en los ciudadanos de este país, sino que
ese algo es a causa de los quehaceres de los que pretenden mantener al régimen
vivo, aún a pesar de haber muerto su ideólogo y autor. Hay que echarlos, hay
que parar esto.
Es preciso acabar con La Casta
que está ahogando al país entero mientras llenan sus bolsillos sin pudor y con
total impunidad.
¡Malditos sean!
Tititokokoki