miércoles, 22 de noviembre de 2017

A LA FINAL, POR GOLEADA

Cuando se mezclaron capitalismo y Democracia, ahí se acabó todo. El enfrentamiento salió a favor del capitalismo, por goleada.

La Democracia bajó la intensidad de sus defensas, el centro del campo compuesto por organizadores del juego desapareció por acojonamiento ante las brutales entradas de los contrarios capitalistas, y a los delanteros no les llegan balones.

Encima de todo esto, hay que poner que los árbitros deciden a favor de los capitalistas, penalties injustos incluidos y repetidos uno detrás de otro. Y para garantizar el éxito, los árbitros deciden que el portero debe desaparecer. O sea, penalti a puerta vacía.

Ni Tribunal Constitucional, ni Defensor del Pueblo, ni Casa Real. Ni siquiera los políticos están donde deben de estar. Estos se dejaron llevar y están favoreciendo al capital. Y sin rechistar.

Ningún mediador, ningún moderador. Ya nada acompaña al equipo de la Democracia. Todos han sabido, y querido, pasarse a las filas contrarias, con la firme convicción de que iban a ser los que ganarían. Y lo están haciendo, por goleada.

Cuando pensábamos que la clase política se posicionaría en pos de objetivos democráticos, nos hemos encontrado con que salieron a la cancha con la camiseta rival, y aunque no fueron ellos los que metieron goles, sí que fueron ellos los que favorecieron que los capitalistas metieran muchos goles. Pases en profundidad, diagonales, agarrones al contrario, zancadillas, empujones y alguna que otra patada a la altura de la sien, en ocasiones, y otras tantas a la media altura, han propiciado que el ataque capitalista se viera siempre en superioridad numérica y delante del portero previamente retirado por el árbitro de turno.

Ni Jueces, ni Fiscales, ni siquiera la oposición en las bancadas, han hecho algo a favor del equipo de la Democracia. Ni Sindicatos ni Organizaciones pro Derechos Humanos. Y encima, cuentan con un equipo reversa de semovientes. ¡Tócate las pelotas!

En definitiva; ni moderadores, ni mediadores. Ni árbitros, ni jueces de banda. Nadie está del lado de la Democracia, todos a favor del capitalismo. Y cuando eso sucede, cuando los políticos se rinden y muestran que no solo no hacen nada oponiéndose a las tropelías del capitalismo, sino que se posicionan al lado de ellos sin hacer nada ni mover un dedo, el resultado está claro: Capitalismo goleador, Democracia, cero. Y el partido a punto de acabar.


Solo la épica nos puede salvar ante la anunciada tragedia. 

Tititokokoki