Cuando se mezclaron capitalismo y
Democracia, ahí se acabó todo. El enfrentamiento salió a favor del capitalismo,
por goleada.
La Democracia bajó la intensidad
de sus defensas, el centro del campo compuesto por organizadores del juego
desapareció por acojonamiento ante las brutales entradas de los contrarios
capitalistas, y a los delanteros no les llegan balones.
Encima de todo esto, hay que
poner que los árbitros deciden a favor de los capitalistas, penalties injustos
incluidos y repetidos uno detrás de otro. Y para garantizar el éxito, los
árbitros deciden que el portero debe desaparecer. O sea, penalti a puerta
vacía.
Ni Tribunal Constitucional, ni
Defensor del Pueblo, ni Casa Real. Ni siquiera los políticos están donde deben
de estar. Estos se dejaron llevar y están favoreciendo al capital. Y sin
rechistar.
Ningún mediador, ningún
moderador. Ya nada acompaña al equipo de la Democracia. Todos han sabido, y
querido, pasarse a las filas contrarias, con la firme convicción de que iban a
ser los que ganarían. Y lo están haciendo, por goleada.
Cuando pensábamos que la clase
política se posicionaría en pos de objetivos democráticos, nos hemos encontrado
con que salieron a la cancha con la camiseta rival, y aunque no fueron ellos
los que metieron goles, sí que fueron ellos los que favorecieron que los
capitalistas metieran muchos goles. Pases en profundidad, diagonales, agarrones
al contrario, zancadillas, empujones y alguna que otra patada a la altura de la
sien, en ocasiones, y otras tantas a la media altura, han propiciado que el
ataque capitalista se viera siempre en superioridad numérica y delante del
portero previamente retirado por el árbitro de turno.
Ni Jueces, ni Fiscales, ni
siquiera la oposición en las bancadas, han hecho algo a favor del equipo de la
Democracia. Ni Sindicatos ni Organizaciones pro Derechos Humanos. Y encima,
cuentan con un equipo reversa de semovientes. ¡Tócate las pelotas!
En definitiva; ni moderadores, ni
mediadores. Ni árbitros, ni jueces de banda. Nadie está del lado de la
Democracia, todos a favor del capitalismo. Y cuando eso sucede, cuando los
políticos se rinden y muestran que no solo no hacen nada oponiéndose a las
tropelías del capitalismo, sino que se posicionan al lado de ellos sin hacer
nada ni mover un dedo, el resultado está claro: Capitalismo goleador,
Democracia, cero. Y el partido a punto de acabar.
Solo la épica nos puede salvar
ante la anunciada tragedia.
Tititokokoki