En mi opinión, en estos instantes
solo cabría una posibilidad, convirtiendo a esta en una manifestación de
Democracia plena y absoluta. Esta sería una consulta al pueblo para conocer de
primera mano la opinión popular respecto de la posibilidad de una nacionalización
de las actuales privatizaciones. De esa consulta debería salir un mínimo de 3/5
partes a favor, y si así se produjera, ejecutar la nacionalización de todas
aquellas actividades empresariales que se privatizaron con anterioridad al Real
Decreto de consulta ciudadana. Y una vez realizada la reversión de las
privatizaciones hacia la completa nacionalización, crear un Estado de Bienestar
con garantías para la ciudadanía, acompañando a este plan con una reeducación
en el uso de aquellos servicios derivados de esa nacionalización para conseguir
una eficacia y una eficiencia en todos los apartados que demostraran que las
privatizaciones fueron un clamoroso error y que la nacionalización sirvió para
recuperar ese Estado de Bienestar usurpado vilmente, y a traición, a los
ciudadanos de este país. En definitiva, que fue injusto a todas luces y que
nunca de debió hacer en esas circunstancias ni de esa manera.
Y a partir de aquí, realizar los
protocolos precisos que garanticen que, en el caso de volver a privatizar
determinadas actividades del Estado de Bienestar, esta se haga con las
suficientes garantías que demuestren que esas privatizaciones no alteren ni
vayan en menoscabo de lo que suponían en el Estado de Bienestar. Y aunque se
produzca riqueza privada, esta no rebaje ni un ápice la eficacia y la
eficiencia de estos sectores de actividad mientras permanecieron en la tutela
del Estado. Y al mismo tiempo que se privatizan empresas públicas pasando estas
a manos privadas, se debería acompañar de la creación de una empresa pública en
cada una de las diferentes privatizaciones con el fin de garantizar el buen
funcionamiento y además regular el mercado para evitar la especulación. Banca
pública, energética, Sanidad, Educación. Dependencia, etc. Con esta medida,
entre otras, se garantizaría que aquellas empresas privatizadas, actuarían de
manera ética y en consonancia con las exigencias de calidad, eficiencia, servicio y eficacia, no
distorsionando en referencia a lo que supusieron esas empresas mientras permanecieron
en un Estado de Bienestar público.
Y, por supuesto, eliminar por
Decreto el sucio y asqueroso asunto de las puertas giratorias.
Tititokokoki