Pero no todo en España es perro flaco o gato escaldado. También están los que atan a los perros con longanizas o los que a los gatos les dan caviar. Esos no tienen duda alguna sobre su futuro. Después están los demás, en este caso los semovientes que se saben con faena para muchos, muchos años. A esos, ni agua fría, ni pulgas, nada les afecta, o al menos eso parece, ya que se conforman con lo que hay, aún a pesar de saber, sin reconocerlo abiertamente, que cualquier día los mismos que le dan, se lo pueden quitar, tal como corresponde al señorío del feudo, al marquesado o al ducado, entre otras realezas o noblezas arcaicas y anacrónicas.
Los perros flacos que se ven agobiados por la esclavitud reinante, seguirán aguantando pulgas, y los gatos escarmentados continuarán temiendo al agua. Porque,
¿quién confía en aquellos que han prometido y no han cumplido?
¿Quién es capaz de albergar alguna esperanza estando en manos de quienes fueron capaces de legislar en contra del pueblo, en contra de la Democracia prometida, en contra de los derechos de las personas y contra también del sentido común?
¿Quién confiará en alguien que mintió para acceder al poder, que volvió a mentir mientras gobernó, que se hicieron acompañar por otros mentirosos para seguir gobernando, que mintieron en sede judicial, que lo hicieron también en sede parlamentaria y que usaron los medios de comunicación para hacer llegar sus mentiras como auténticas e insustituibles verdades?
Por último, ¿quién es capaz de confiar en quien robó, en quien consintió el robo, y en quien tiene todos los visados para seguir robando?
Que cada español decida qué es, si gato escaldado, o perro flaco.
Y que cada español decida qué hará, ya que a estas alturas, ya no es culpa de quién nos gobierne, sino que la responsabilidad recae en quienes consienten que estos gobiernen.
Tititokokoki