El rey se va de rondas la semana que viene o, más bien, los líderes de los partidos parlamentarios lo van a rondar a él en su residencia.
O, al menos, eso es lo que dice la prensa.
Supongo que no le irán con rondallas, en sus dos primeras acepciones: conjunto musical de instrumentos de cuerda, o cuentos y patrañas. Aunque lo segundo es más probable, sería más de agradecer lo primero; resulta más inocuo.
Pero es que en esta ecuación la única variable que hay que despejar la tiene el PSOE ¿Se abstendrá, no se abstendrá? Esa es la cuestión.
Todo apunta a que sí lo hará, en aras de facilitar la necesaria gobernabilidad del país.
Pero creo que si el PSOE se abstiene se habrá quedado corto (y solo).
Para ese viaje no se necesitan alforjas.
Mejor hubiera sido (para el propio partido y el país en su conjunto) que hubiera sellado un pacto de gobierno con el PP que le permitiera acceder a la vicepresidencia y a unas cuantas carteras ministeriales, en vez de ceder esa opción a Ciudadanos y quedarse en la oposición de oyente.
Estando en el gobierno, el PSOE tendría más posibilidades de introducir en la gobernación del Estado algunas de sus propuestas programáticas y, en consecuencia, centrar más las políticas del ejecutivo, atendiendo mejor a las muchas demandas de carácter social provenientes de la ciudadanía.
En cambio, desde la oposición va a verse forzado a claudicar una y otra vez en su voluntad renovadora en aras, una vez más, de facilitar la gobernabilidad.
Absteniéndose, el PSOE se va a condenar a probar la misma medicina que, sin éxito, le quiso administrar a Podemos en la legislatura pasada: ejercer de tonto útil para dar viabilidad a un gobierno de coalición del PSOE con Ciudadanos. Las vueltas que da la vida.
En el caso improbable de que el PSOE vote en contra de la investidura de Rajoy, aunque se diera el caso de que Ciudadanos votara a favor, lo más probable es que fuéramos a unas terceras elecciones. Y no sería de extrañar que el PSOE saliera de estos comicios aún más perjudicado de lo que salió en los anteriores, de la misma manera que el PP podría salir aún más reforzado.
En definitiva, yo creo que el PSOE haría bien en cambiar el chip y reconsiderara la posibilidad de formar gobierno con Podemos o con el PP, antes de condenarse al limbo y después de cantarle una rondalla al Jefe de Estado.
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