Tras las elecciones del 26-J, lo que ahora parece que toca es definir el lugar que va a ocupar cada uno de los contendientes en la guerra de posiciones. La posición que ocupe cada partido en el tablero va a determinar la suerte que corra la legislatura que, si no hay una nueva convocatoria electoral, se iniciaría en pocos días.
Parece evidente que estas posiciones se definirán en base a la idea que cada una de las fuerzas políticas tiene asumido como eje del conflicto político. A mi modo de entender hay tres:
1- Bipartidismo constitucionalista-Nuevas políticas.
2- Izquierda-Derecha.
3- Arriba-Abajo.
Pero, más allá de estos ejes, también parece evidente que los partidos, fundamentalmente PP y PSOE, priorizan fundamentalmente la relación de poder, dando especial relevancia a dos demarcaciones claves para el desarrollo de la legislatura: gobierno y oposición.
Es algo evidente, ateniéndonos a las declaraciones de los diferentes líderes de estas fuerzas políticas.
Es, también, bastante evidente que la relación de poder entre gobierno y oposición no es la misma cuando un partido tiene mayoría absoluta que cuando gobierna, valga la expresión, en precario. Y es esta trágala la que le tiene mudo e insomne al pobre Pedro Sánchez.
Si el liderazgo de la oposición, en circunstancias como las actuales, tiene un valor extraordinario, es evidente que ni PP ni PSOE van a querer que tal lugar en el tablero lo ocupe alguien como Pablo Iglesias. Sin embargo, ante la imposibilidad de entrar en un gobierno, el líder de Podemos se sentiría enormemente feliz (y con razón) asumiendo el papel de líder de la oposición.
¿Qué hacer? ¿Cómo podrían PP y PSOE resolver el arcano? Pues lo ha dicho con absoluta precisión Felipe González: que el PP gobierne en solitario con el apoyo del PSOE y que el PSOE pase a la oposición, cuyo jefe sería Pedro Sánchez.
La jugada perfecta para el bipartidismo autoproclamado constitucionalista.
El problema es que, si bien Felipe González tiene la vida resuelta, sus compañeros socialistas no.
Es decir, muchos militantes del PSOE sospechan (con razón) que si pasan a la oposición facilitando el gobierno del PP, dentro de cuatro años pasarán a la inexistencia.
Unidos Podemos tiene dos opciones de tablero: formar gobierno con el PSOE o pasar a la oposición con Pablo Iglesias como jefe.
Cualquiera de estas dos opciones le benefician y le servirían para “asaltar los cielos” dentro de cuatro años. Además, cuenta con la simpatía de los soberanistas vascos y catalanes, que no es moco de pavo.
El PSOE se ha metido en un laberinto muy complicado. Apostó en diciembre por el caballo perdedor: Ciudadanos de Albert Rivera, y aquello le está pasando una factura bastante difícil de pagar.
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