lunes, 14 de noviembre de 2016

Lo juro

Si de algo sirviera un juramento sobre una decisión personal, y dejando al margen cualquier connotación religiosa del acto, yo juraría ante Notario, ante testigos y ante cualquier documento firmado por mi y avalado por millones de personas, que estaría dispuesto a olvidarme de la política, de los políticos y de los problemas que tenemos a día de hoy en la sociedad, en especial y en particular, en mi país, España, si a cambio, los políticos se rigen por ética y por profesionalidad.

La principal misión que tienen los políticos y el primer objetivo que persiguen los medios con los que se manejan, es hacer que la gente les deje en paz, que nos olvidemos de ellos y que dejemos que hagan. 
Para conseguir alcanzar tal meta, disponen y usan a los medios de comunicación, a la clase empresarial, a los poderes fácticos en general que les facilitan la labor, y a la propia gestión personal de los políticos. Y a fe que lo consiguen. 
Lo que sucede es que la pretensión que tienen no es otra que la de que les dejemos hacer lo que les salga de los cojones, y eso no es buena noticia para los ciudadanos, ni es lo que la ciudadanía desea.

Maltratan, esquilman, roban, insultan a la inteligencia, manosean la moral de los ciudadanos, agreden sus derechos, retiran la libertad que les corresponde, violan los derechos humanos y se saltan a la torera leyes, Constituciones, normas y ningunean a la población. 

Y así, es imposible olvidarse de ellos, a no ser que, por hastío, por aburrimiento, por cansancio o por desmoralización, lo consigan, pero esa no es la opción más válida aunque sea lo que define a día de hoy la dejación por parte de la sociedad, en una gran mayoría, de la cosa política. La gente, por lo general, abandona toda lucha, deja de hacer oposición a los políticos y elude participar del asunto político por una o por varias de las razones mencionadas. 

Y eso es lo que los políticos y todo el stablihsment imperante persiguen para poder llevar a cabo todas sus tropelías, sus indecencias y sus bravatas.

Es por esto que reitero lo que mencioné en el encabezado: Estoy dispuesto a jurar que me olvido de la política, pero poniendo condiciones. 

La primera es que la clase política dedique sus esfuerzos a proteger a la sociedad, que se empeñe en conseguir que se respeten sus derechos, que se encomienden a repartir de manera justa la riqueza, que se les proteja de los ataques de los desalmados que pretenden ahogar a la población, que elaboren leyes de igualdad, de respeto y de oportunidades por igual para todos. 

Que legislen a favor de las personas, que devuelvan la libertad que nos corresponde, que persigan a los defraudadores, a los ladrones y a los que saquean las arcas de lo común y que se postulen, y lo lleven a cabo, para defender los intereses generales por encima de los de los poderes financieros, oligárquicos y empresariales. 

Que se reparta la justicia de manera equitativa y que todos tengamos derecho a ella y que protejan y defiendan un Estado de Bienestar en el que todos participemos de manera equitativa a su mantenimiento y su consolidación, haciendo de este un derecho inalienable para todos por igual.

Que fomenten una información veraz y que peleen con todas sus fuerzas contra la censura, la mentira y la manipulación.

Si están dispuestos a ello, y a mucho más en favor de las personas, yo juro que les dejo en paz y que me olvido de ellos y de la política. Pero si no es así, que será lo más probable, también juro que no me olvidaré de ellos y pelearé contra ellos con todas mis fuerzas. 

Me encontrarán enfrente, porque esa manera de hacer que nos olvidemos, para que les dejemos en paz, y que puedan hacer lo que les salga de los cojones, atacando y maltratando a la sociedad, no es de justicia, de razón, de sentido común y además agrede a los derechos humanos más fundamentales. Así, no.

LO JURO.


¡Malditos sean!

Tititokokoki