martes, 8 de noviembre de 2016

LA DERIVA DE LA POLÍTICA QUE NOS LLEVA A LA DERIVA.

He perdido toda mi fe en el sistema democrático. 

Me acabo de enterar de que hay diputados del PP, PSOE, Ciudadanos y Podemos que se pajearon en los urinarios del colegio. Esto no puede ser. Se acabó, la democracia es una cortina de humo que sirve para ocultar la depravación de los políticos en su origen. Y un país que se respete no puede consentir que sus representantes hayan sido pajilleros ubicuos (porque me imagino que no solo se pajeaban en el cole).

Ja. Y ahora nos querrán convencer de que sus padres no usaron el dedazo para habilitarles esos escurridizos recovecos colegiales para explayarse en su más abyecta libidinosidad. Ja, ja,ja y ja.
El problema de este país es que nadie, ni los más eruditos de los párvulos, conocen a Juan Sebastián Picornell, el inspirador del movimiento republicano hispanoamericano que dejó al Imperio Español hecho unos zorros. 

Mientras los españoles no entiendan que el siglo XIX les cambió la vida, es imposible cualquier esperanza de regeneración. El día en que todos los españoles conozcan la vida y milagros de Juan Sebastián Picornell, el día que lo conviertan en un mito, como puede ser en Estados Unidos el pederasta Michael Jackson, los españoles seguirán igual de jodidos pero mejor informados.

El caso es que Clinton me suena a clítoris. No hay que olvidar que el punto G del hombre es la próstata. Al parecer, Trump ha descubierto para su pueblo (y nunca mejor dicho ya que muchos estadounidenses son bienes semovientes del republicano populista del pelazo que parece calva disfrazada) que el sexo anal es divertido, mientras sea él el que hunda la verga.

Este mundo es un desastre y se hace necesario que se inicie otro. Cosa que será imposible si el actual no abraza la eutanasia. La eutanasia es la única salvación para la madre Gaya.

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