Por adelanto va que,
cuando me expreso en el término “hombres libres”, pretendo
agrupar a los seres humanos. No se trata de ninguna forma de
expresarse machista. Nada más lejos de mi intención. Es una manera
de simplificar lo que pretendo explicar.
¿Qué es para ti un
hombre libre? ¿Aquel que puede ir a donde quiera, hacer lo que
quiera y vivir como quiera?
Está bien, quizá no te equivoques al
enfocar el concepto de “hombres libres” en esa magnitud y esa
dimensión. Pero el concepto de “hombres libres” que hoy quiero
tocar, va más allá, tiene otras vertientes y otras variantes. El
concepto “hombres libres”, deseo llevarlo a términos que a día
de hoy están muy alejados de las entendederas de muchos y de muchas.
El concepto “hombres libres” se ha desnortado tanto que ha
llegado a desaparecer de las espectativas y de las aspiraciones de
muchas personas de este país. Incluso del planeta en su totalidad,
salvo raras pero gratificantes excepciones. Excepciones entre las que
no está España, evidentemente.
En mi opinión, los
“hombres libres” son aquellos que disfrutan de la vida sin
preocupaciones, efectivamente libres. Y una de esas preocupaciones,
¿sabéis cuál es?
En mi opinión, es aquella situación en la que
las personas de un país se siente libres porque no tienen que
preocuparse de sus políticos, de lo que hacen o de lo que deciden.
El concepto “hombres libres” lo entiendo desde la perspectiva de
aquellas personas que sabe que sus derechos están siendo
preservados. Aquellas personas que saben que no van a ser atacados en
sus derechos porque saben de antemano que los políticos no se los
van a arrebatar. Ese si que es un “hombre libre”, una persona
libre. Puede ir a trabajar relajado, tranquilo. Puede vivir su vida
sin preocupaciones, sin sobresaltos ni alteraciones en su rutina
diaria, en su forma de vida familiar, en su relación con los demás
ciudadanos.
Y alguien podrá decir
que cuando un político toma una decisión, siempre habrá alguien
que se sienta perjudicado. Pues bien, desde esa perspectiva, también
caben los argumentos a favor de los “hombres libres”, pues cuando
un político toma una decisión, desde su postura de preservar los
derechos de las personas, tan solo perjudicará a aquellos que desean
que otros no sean “hombres libres” para que ellos, los que
protestan por las decisiones que no les gustan, puedan hacer algo en
contra de los “hombres libres”, por ejemplo, la esclavitud, la
precariedad, la miseria o las desigualdades. Son los buitres de los
“hombres libres”, son las alimañas de los “hombres libres”.
Pero fíjate bien en la
paradoja. Cuando en un Estado se promueve la libertad de “los
hombres libres”, desde una política igualitaria, justa y
equitativa, con la preservación de los derechos, la igualdad en la
justicia, o el reparto justo de la riqueza, lo que produce, lo que
provoca, es que todos los “hombres sean libres”, pues permite que
a aquellos a los que no les gustan las decisiones que se toman para
favorecer a los “hombres libres”, el que también tengan la
libertad de expresar sus creencias y sus querencias. Y de ahí se
puede extraer una lectura más, pues se identifica claramente a
aquellos que nos desean que los “hombres sean libres” porque
prefieren otro estado de cosas en la que no existan los “hombres
libres”, para que ellos, los que protestan porque los políticos
preservan los derechos de los “hombres libres”, puedan hacer lo
que se les ponga en los cojones enriqueciéndose gracias a que no
existan “hombres libres”.
¿De verdad creéis que,
en efecto, de facto, somos “hombres libres”?
Una persona jamás será
libre si tiene encima el yugo de la mentira, si se deja llevar por la
mentira, o si consiente ser gobernado con la mentira. Jamás.
Tititokokoki