lunes, 4 de diciembre de 2017

SIGLO XXI: DECIR LA VERDAD ES DE REVOLUCIONARIOS



Si hay alguna característica por la cual se puede identificar a este siglo en el que, en apariencia vivimos, es el de que, desde que empezó, hasta los días de hoy, todo se ha hecho sobre la base de la mentira. En realidad ya venía de antes, ya que de siempre el ser humano miente, pero cuando la mentira alcanza determinadas líneas rojas, la cosa se empieza a poner, como mínimo, preocupante, alarmante y poco halagüeño para las esperanzas de las personas de bien. Pero nadie puede negar que de principios de siglo a estos días, la mentira ya llegó a niveles escatológicos, enfermizos, obsesivos y de una práctica tan habitual y normalizada, que asusta solo de pensarlo. Y de verlo y comprobarlo no digo nada sobre las sensaciones que produce.

Es por esto que a ojos de los infectados por esto de la mentira, todos aquellos que dicen la verdad, son tachados de revolucionarios, extremistas, radicales, antisistema o inadaptados. Los hacen ver como bichos raros, les endiñan unas campañas de desprestigio atroces y usan para ello a los mejores transmisores de la mentira, o sea, a los medios de comunicación bien surtidos de prebendas, y a todos aquellos bolsillos agradecidos de los periodistas que pululan por los platós de televisión, a los que escriben de puño y letra de otros los titulares de los periódicos más importantes, o a los que se van a las radios a leer lo que llevan por escrito desde diferentes y diversos despachos. 

Es decir, que en el siglo que estamos, decir la verdad es de revolucionarios, en su tono más peyorativo y desprestigiante que pueda haber. Porque, nadie será capaz de negar que los Partidos políticos que están en el poder, PP, más aquellos que les dan su apoyo, Ciudadanos, más aquellos otros que sirven de coraza, PSOE,  mienten. Y si alguien lo niega, son mentirosos también.

Así que, empezando por uno mismo, porque creo que digo verdades como puños, soy un revolucionario. Es más, me declaro revolucionario.

¿Quién nos iba a decir que llegado el siglo XXI, decir la verdad te convierte en un bicho raro, en un fuera del sistema, o en un extremista radical peligroso?

Pues también es verdad que vamos por muy mal camino al consentir este estado de cosas.

¿O no?

Tititokokoki