En estos momentos y con estas
artes, es imposible progresar. De hecho, no ha habido progresos desde hace, al
menos, cuarenta años.
Desde la Transición a hoy, el
progreso en España no ha existido. Si acaso ha habido algo de progreso, este se
instaló solo en los bolsillos de unos pocos, por lo que se puede acusar
directamente a este sistema, de desigual, injusto, mentiroso y nada
democrático.
¿Y por qué no ha habido progreso
en toda la extensión de la palabra y en toda la dimensión que sería justa y
equitativa? Pues la respuesta es bien sencilla. Entre semovientes, redes
clientelares, enchufismos, favoritismos e injusticias, el progreso no solo no
se ha visto, sino que no ha existido, y a poco que las cosas continúen así, ni se
le espera.
Este modo de hacer las cosas no
facilita progreso alguno. Si todo lo que se hace es a favor de unos pocos, tal
como promocionan los partidos que se alternaron en el poder, el progreso no
aparecerá nunca, y creará un ambiente que provocará que esas desigualdades que
impiden el progreso, hagan un flaco favor para el avance y la mejora continua.
Pero no solo han coexistido las
redes clientelares, los semovientes, los favoritismos, los enchufismo y las
injusticias, sino que también hicieron su efecto pernicioso las puertas
giratorias de varios y diferentes niveles y el asunto espinoso de las
privatizaciones, las cuales han caído en manos de unos desalmados favorecidos
por los que protegen y promocionan este estado de desigualdades y de
injusticias, y que han promovido este estilo de inmovilismo y de rancio parón
en lo que se refiere a progreso y avance en todos los sentidos.
El sistema que se basa en que
cuando gobierna unos se traen a su séquito, y cuando gobiernan otros aportan el
suyo, provoca unas desigualdades que promueven injusticias e impiden el avance
y el progreso. Por lo tanto, este sistema no vale y ya presenta muchas fisuras
y muchos defectos, por lo que será interesante empezar a ver la forma de
cambiarlo. Y la primera, es echarlos. Luego vendrá la ejecución de planes
previamente preparados y previstos, para ejecutar sistemas que impulsen el
progreso basados principalmente en méritos, en capacidades y en personas que
logren sus objetivos fuera de los favores a cambio de votos. Un sistema como el
actual, tan solo favorece a unos pocos, mientras la mayoría sufre sin conseguir
lograr alcanzar metas y objetivos, aún a pesar de sus conocimientos, sus
capacidades o lo que puedan aportar desde un punto de vista de formación o
méritos, ya que los que ostentan determinados puestos los lograron a base de
enchufes, favores o sencillamente un intercambio por votos.
O sea, o se cambia, previa
expulsión de los actuales, o seguiremos estancados en esta vorágine
inmovilista, aparte de rancia y retrógrada. Sin progreso y sin avance alguno.
Ya va siendo hora, ¿no os parece?
Tititokokoki