jueves, 28 de septiembre de 2017

ESPAÑA O EL PROGRESO IMPOSIBLE

En estos momentos y con estas artes, es imposible progresar. De hecho, no ha habido progresos desde hace, al menos, cuarenta años.

Desde la Transición a hoy, el progreso en España no ha existido. Si acaso ha habido algo de progreso, este se instaló solo en los bolsillos de unos pocos, por lo que se puede acusar directamente a este sistema, de desigual, injusto, mentiroso y nada democrático.

¿Y por qué no ha habido progreso en toda la extensión de la palabra y en toda la dimensión que sería justa y equitativa? Pues la respuesta es bien sencilla. Entre semovientes, redes clientelares, enchufismos, favoritismos e injusticias, el progreso no solo no se ha visto, sino que no ha existido, y a poco que las cosas continúen así, ni se le espera.

Este modo de hacer las cosas no facilita progreso alguno. Si todo lo que se hace es a favor de unos pocos, tal como promocionan los partidos que se alternaron en el poder, el progreso no aparecerá nunca, y creará un ambiente que provocará que esas desigualdades que impiden el progreso, hagan un flaco favor para el avance y la mejora continua.

Pero no solo han coexistido las redes clientelares, los semovientes, los favoritismos, los enchufismo y las injusticias, sino que también hicieron su efecto pernicioso las puertas giratorias de varios y diferentes niveles y el asunto espinoso de las privatizaciones, las cuales han caído en manos de unos desalmados favorecidos por los que protegen y promocionan este estado de desigualdades y de injusticias, y que han promovido este estilo de inmovilismo y de rancio parón en lo que se refiere a progreso y avance en todos los sentidos.

El sistema que se basa en que cuando gobierna unos se traen a su séquito, y cuando gobiernan otros aportan el suyo, provoca unas desigualdades que promueven injusticias e impiden el avance y el progreso. Por lo tanto, este sistema no vale y ya presenta muchas fisuras y muchos defectos, por lo que será interesante empezar a ver la forma de cambiarlo. Y la primera, es echarlos. Luego vendrá la ejecución de planes previamente preparados y previstos, para ejecutar sistemas que impulsen el progreso basados principalmente en méritos, en capacidades y en personas que logren sus objetivos fuera de los favores a cambio de votos. Un sistema como el actual, tan solo favorece a unos pocos, mientras la mayoría sufre sin conseguir lograr alcanzar metas y objetivos, aún a pesar de sus conocimientos, sus capacidades o lo que puedan aportar desde un punto de vista de formación o méritos, ya que los que ostentan determinados puestos los lograron a base de enchufes, favores o sencillamente un intercambio por votos.

O sea, o se cambia, previa expulsión de los actuales, o seguiremos estancados en esta vorágine inmovilista, aparte de rancia y retrógrada. Sin progreso y sin avance alguno.


Ya va siendo hora, ¿no os parece?

Tititokokoki