miércoles, 6 de septiembre de 2017

LA PIRÁMIDE

No hay nada mejor que ser, pertenecer u obedecer, al PP. De ahí para arriba, todo liso y llano.

No es ninguna novedad decir que el PP es una gigantesca pirámide en la que los diferentes niveles marcan los beneficios que se obtienen por ser o pertenecer, u obedecer, los mandatos el PP.
En esa figura esperpéntica están todos los que son y son todos los que están. Desde arriba hasta abajo la red clientelar se extiende de tal manera que es imposible no extraer algún beneficio de la cascada, y cuanto más arriba, mejor. Es por esto que en esa gigantesca y grotesca columna piramidal hay auténticos escaladores, trepadores, trepas y subidores especializados en cumbres y en escarpadas subidas.

Pero lo curioso del asunto no es tanto la figura piramidal jerarquizada, sino que el meollo de la cuestión radica en los favores que se intercambian, llegando a delinquir directamente, y la información privilegiada de la que disfrutan a la hora de emprender negocios o proyectos empresariales. O sea, que votar, y hacer que otros voten, al PP, tiene grandes, enormes y suculentos beneficios. Pero no son beneficios limpios, y ahí está la raíz de otro de los problemas que provocan los que pertenecen a esa pirámide porque, encima de gozar de ciertos privilegios, como puede ser el disponer de información privilegiada, esta la usan para corruptelas varias y corrupciones a gogó. En definitiva, pertenecer al PP, a esa pirámide que tan bien les funciona, supone que debes estar a la altura en cuanto a corrupción.

Es decir, que aquellos que participan activamente de esa figura jerarquizada, deben defraudar a Hacienda, ocultar capital, evadirlo si es necesario e incluso defraudar, sobre todo cuando se trabaja con dinero público a través de empresas que participan del pastel de las concesiones o de las otras empresas que sacan beneficio de actividades de carácter público o semi-publico. Un ejemplo son aquellas empresas de construcción que regalan dinero al PP para sus campañas, o aquellas otras que trasiegan con el dinero público a través de los cursos de formación bonificada. Y no digo con esto que sean todas, en este último apartado, pero algunas hay que delinquen y defraudan, gracias a contar con la información privilegiada que les proporcionan desde las Instituciones Públicas que gobierna u ostenta el PP. Un ejemplo son aquellas que crean empresas paralelas para evitar pagar impuestos sobre beneficios, o que hacen regalos a los alumnos a cambio de que contraten el curso con ellos, práctica está prohibida por las leyes que lo regulan. Y a todo esto hay que sumarle la corrupción en torno al dinero público existente y por aparecer, además del oculto que ya pasó, la evasión de capitales a paraísos fiscales o la defraudación a la Hacienda Pública a través de la ingeniería financiera.

Y habría mucho más que contar para definir con absoluta claridad qué significa ser, pertenecer u obedecer, en la pirámide clientelar del PP. Pero ahondar en este asunto produce tristeza y angustia, además de crispación e indignación, sobre todo cuando se contempla, y se comprueba, que los semovientes con los que cuenta el PP tienen razones más que suficientes para joder a los demás ayudando a promocionar las desigualdades que existen en este país, además de las injusticias y la corrupción existentes. Triste y patético. Lamentable y de poco futuro para el resto. Así, no hay, ni puede haber, Democracia. Nunca.


Pues, ¡malditos sean!, ¿no?

Tititokokoki