jueves, 2 de marzo de 2017

Las apariencias no engañan. Y Parte 3ª

Pero bien podríamos hacer escrito tras escrito denunciando las atrocidades que se cometen con la Constitución, los palos que recibe a causa de su nula consistencia y la debilidad que presenta frente a los que la agreden constantemente porque conocen la debilidad y la fragmentación social, porque se saben protegidos por los medios de comunicación nada independientes, y porque forman un paredón entre todos ellos de difícil traspaso y denuncia. Por lo tanto, vamos  dejarlo en esta tercera parte.

No obstante, el asunto de la Constitución actual, daría para mucho más. Sobre todo si vamos artículo por Artículo analizando su literalidad, escudriñando en las posibles intenciones que tenían quienes la redactaron, y concluyendo que la reforma y actualización, son más que urgentes y necesarias.
Y no es que este sea un experto en el que se pueda depositar tal calificativo, pero a la hora de tener en cuenta voces que coinciden en que la Constitución debe ser cambiada y reformada, nos encontramos con Felipe González quien dijo, hace ya algún tiempo, “si no se reforma la Constitución, puede que se derrumbe todo lo conseguido”. Pues no le falta razón.

Porque, además de los que creemos que se debe modificar de arriba abajo, de izquierda a derecha y de dentro hacia afuera, también están aquellos otros expertos que claman la antigüedad, e incluso la falsedad de la Constitución actual.

Por otro lado, la Constitución recibe el nombre de Carta Magna. Curioso el dato, ya que, también aquí, en la literalidad de su nombre, desobedece el buen fin que representa ese apelativo. Según el origen de la palabra Carta Magna, significa Magna Charta Libertatum, o sea, Carta Magna de las Libertades. No se encuentra ese significado por ninguna parte. Es decir, que desde su composición, hasta su denominación, nuestra Constitución hace aguas por todos lados y presenta grietas en cada rincón y en cada página. ¿Habrá sido otra premeditación de quienes se les conoce por los Padres de la Constitución el eliminar “libertatum”? Si es así, el cómputo de premeditaciones alcanzaría a la casi totalidad de la Constitución, lo que le resta vigencia y validez.

Podemos estar de acuerdo que aquella Constitución era obligado hacerla para facilitar el cambio político de aquella época, pero a día de hoy ya carece de validez e incluso de vigencia.
No parece serio que se nieguen de plano a reformarla. Es por esto que solo cabe pensar en que estamos ante una situación de feudo del siglo XIX, más que en una Democracia del siglo XXI. Si es así, entonces la idea de que la Constitución necesita readaptación y adecuación, sobre todo si de lo que se trata es de recuperarnos del secuestro al que nos tienen sometidos, escudándose vilmente en una Constitución que no quieren modificar y adaptar a los tiempos que corren y las necesidades actuales. Por eso quiero pensar en que tenemos a unos poderes públicos, en especial el apartado político que, además de ser enormemente egoístas, son unos irresponsables, aparte de necios, ignorantes, incompetentes y torpes.

Insisto como final a este escrito: Las apariencias, no engañan. Ahí tenemos a nuestros poderes.
Y sino, observad con qué algarabía se celebra todos los años el Día 6 de Diciembre.
Es lo más diáfano que podemos tener a la hora de saber por qué la protegen tanto y por qué no la cambian.

Tititokokoki