Afirma el presidente de la CEOE, Juan Rosell, que el trabajo fijo y
seguro es un concepto del siglo XIX. El trabajo en la sociedad
capitalista, debería haber añadido. Y la banca un concepto del siglo
XVI.
Por no hablar del cristianismo, un concepto del siglo I. Pues sí,
es verdad, llevamos veintiún siglos en la idea de que los humanos, como
todo lo que existe en el Universo, somos creación de un solo dios cuyo
hijo Jesucristo es, también, inspiración del Paráclito y, a su vez, hijo
putativo de José de Nazaret; eso sí, hijo de una madre, María de
Nazaret.
Llevamos cinco siglos en la idea de que la banca ha de gestionar
el capital producto de nuestro trabajo, especular con él y garantizar
la acumulación de dicho capital en unas pocas manos que, al ser las que
más tienen son las que más mandan.
Y solo llevamos dos siglos, mal
contados, en la idea de tener un trabajo fijo y seguro ¿Por qué,
entonces, Juan Rosell considera caducada la idea del trabajo fijo y
seguro y nada dice de la banca o el cristianismo, ideas mucho más
antiguas y discutibles?
Lo primero que habría que preguntarse es
por qué la idea del trabajo fijo y seguro nació a finales del siglo XIX.
La respuesta es bien sencilla: porque hasta entonces lo que se llevaba
en el mundo capitalista era la esclavitud y, claro, los esclavos estaban
hasta el moño de su condición y, por medio de huelgas y el apoyo
intelectual de pensadores como Karl Marx, que llegó a desarrollar un
modo de pensamiento epistemológico extraordinariamente eficaz para
explicar la Historia, las transformaciones sociales y, en , definitiva,
la lucha de clases, consiguieron arrebatar a sus patronos unos derechos
que, con el tiempo, fueron reconocidos en la Carta de las Naciones
Unidas sobre los Derechos Humanos.
Así pues, señor Rosell, sepa
usted que la idea del trabajo fijo y seguro nace de la lucha de la clase
trabajadora para salir de la esclavitud a la que el capitalismo la
había condenado secularmente, y es una conquista del género humano que
reconoce las Naciones Unidas y que ha de ser irreversible.
El señor
Rusell, en cambio, no es de esta opinión, lo que él querría es volver al
siglo XVI.
Y la cuestión es muy sencilla: o el capitalismo respeta los
Derechos Humanos o deja paso a otro sistema que sí los respete; un
sistema en el que el trabajo sea un derecho inalienable y justamente
retribuido, los beneficios generados por la comunidad reviertan a la
comunidad en forma de servicios sociales, protección de los más débiles,
sanidad, educación, infraestructuras, tecnología, investigación y
desarrollo.
Quizá lo que ya va sobrando, lo que resulta una idea
extremadamente caduca es la CEOE que el señor Rosell preside.
Ya que
estos señores son tan partidarios de respetar las tradiciones (los
toros, las procesiones de semana santa...) deberían respetar una
tradición mucho más terrenal, social y de mayor fuste cual es el derecho
a un trabajo digno y bien remunerado.
Croniamental
http://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/444798/del-pensamiento-caduco-de-juan-rusell