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Es evidente que este modo de
vivir, de no dejar vivir y de hacer la vida imposible a los demás, tiene un
final fijo, certero e ineludible. Es imparable la velocidad que llevamos y es
incorregible el destino al que nos encaminamos. El cambio se va a producir. Sí,
o sí.
Pero este cambio será trágico, y será,
además de trágico, soez. Acarreará muchas víctimas. Unas inocentes, otras no
tanto, otras ni una cosa ni la otra, es decir, que serán victimas de sus
propias torpezas, de sus errores y de sus escasas miras. Por ignorancia, por
inacción, por falta de postura definida, esas víctimas tendrán su final
merecido.
Pero también quedarán en pie
muchos cómplices de todo esto que merece ese cambio y que se encamina
inexorablemente hacia él, el cambio que está ya anunciado y fijado, aunque no
tengan fecha definida. De hecho, ese cambio se puede producir de un momento a
otro, o puede ser que tarde en llegar décadas, incluso cincuentenas o siglos.
Pero llegará.
Particularmente, me gustaría
poder verlo. Aunque ello supusiera ser una víctima más, que lo sería, me
gustaría contemplar la llegada de ese cambio, y si me diera tiempo, ver los
resultados de ese cambio. Después, que me lleven. Iré orgulloso, iré encantado
de haberlo conocido y me iré sonriendo por ver que todo lo que se predijo, tuvo
su final y alcanzó su meta.
Porque, ¿qué otra cosa puede
ocurrir en este planeta maltratado, qué otra cosa le puede suceder a una
humanidad codiciosa, avariciosa y ambiciosa sin límite ni freno? En mi opinión,
en mi creencia absoluta, yo creo que así no se puede continuar por mucho más
tiempo. O bien es la naturaleza en sí la
que acaba con todo, reclamando su espacio y exigiendo respeto, o bien es el
propio ser humano que, cargado de sinrazones, acabará consigo mismo, bien sea a
base de suicidios y asesinatos, bien sea porque a alguien, también ser humano,
pero con mucho más poder que cualquier otro ser humano, se le dé por levantar
el teléfono rojo y después de cruzar unas palabras y unos insultos, apretar el
botón del mismo color y enviar a la mitad del planeta a tomar por el culo fuera
de la atmósfera terrestre, en pedacitos sueltos por el espacio.
Por lo tanto, considero que puede
haber soluciones menos traumáticas y trágicas, y esas soluciones pasan tan solo
por cambiar de forma de pensar en cuanto a voracidad consumista, en cuanto a
codicia y avaricia, o en cuanto a estupidez y mediocridad tan absolutas. En
cuanto a un capitalismo salvaje, criminal, soez y obsceno.
Y
aun así y todo, el final no dejará de ser trágico y patético, pues siempre
estarán ahí los que lucharán por sostener y por mantener este estado de cosas
basadas en el fallo y el error continuos, persistentes y tercos en el error, y
por darle visos de permanencia, por darse a sí mismos un plazo para poder
seguir sosteniendo a un sistema que tanto y tan bien les da de comer a costa de
la vida de muchas personas inocentes. Y la rueda volverá a girar en el mismo
sentido, llegando los suicidios y los asesinatos, o llegando a que, los que
quieren mantener todo esto, actúen a la desesperada y hagan la llamada
telefónica desde el teléfono rojo y a continuación aprieten el botón del mismo
color.
¿Y sabéis qué pasará entonces? Que habrá dos bandos que hagan lo mismo
al mismo tiempo. ¿Os fijáis? No hay solución………………….
¿O es que el cambio ya se está
produciendo, solo que está siendo muy lento, casi invisible, aún a pesar de las
víctimas que se está llevando por delante?
Tititokokoki