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22 de
febrero de 1939: Antonio Machado, con 64 años, muere en Coillure, a donde llegó
con su madre huyendo del fascismo.
80 años
después la derecha trifálica tiene el cinismo de decir que le admira, sin pedir
perdón por hacer que muriera como un perro, lejos de su patria, quien a nadie
hizo daño: “soy, en el buen sentido de la
palabra, bueno”.
Claro que es
legítimo elogiar como escritor a personas de otra ideología: el primer Cela,
por más derechosos que fueran sus pensamientos y actitudes, es un escritor valioso.
Sería cerril despreciar la literatura realizada desde “la otra trinchera”. Pero
el insulto a la razón llega cuando un Casado, un Rivera o un Abascal, títeres
de Aznar, del IBEX-35 o del mismísimo Franco, se permiten hablar de él como de
una persona a la que estiman y con cuyos mensajes se sienten identificados.
La
obra de Machado va mucho más allá de las hermosas poesías de Campos de Castilla que todos leímos en
el colegio “A un olmo seco”. Incluso
esa, escrita para Leonor, tiene un potente grito de esperanza final “mi corazón espera/ también hacia la luz y
hacia la vida/ otro milagro de la primavera”.
La obra de
Machado va mucho más allá. Es una denuncia, y no un recurso meramente estético,
su Españolito que vienes al mundo:
Ya hay
un español que quiere
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
vivir y a vivir empieza,
entre una España que muere
y otra España que bosteza.
Españolito que vienes
al mundo te guarde Dios.
Una de las dos Españas
ha de helarte el corazón.
Lo usan
torticeramente los políticos siervos de los especuladores disfrazados de
“empresarios y banqueros” que depredan España, quejándose del
“guerracivilismo”. Nos tachan de revisionistas a los que pensamos que el
Sistema capitalista en España, además de compartir el neoliberalismo mundial,
sigue corrompido por el franquismo. Las cien familias que auparon y medraron
con Franco han aumentado su fortuna en todos estos años: Botín, March, los herederos
del duque de Alba…
A Machado le
heló el corazón la España negra, mientras su hermano Manuel, aterrorizado tras
ser encarcelado en Burgos, se sometió al Régimen, lo que éste uso para afirmar,
en algún libro de texto de la dictadura, que Manuel Machado era tan buen poeta
como su hermano “rojo”, y además, dramaturgo. Este es un ejemplo de las
mentiras con las que nos hacían comulgar: nadie conoce al hermano sumiso,
mientras Antonio Machado sigue brillando.
De Machado
aprendí de memoria los primeros versos de La
tierra de Alvargonzález para el proyecto frustrado de montar unas coplas de
ciego por las tierras de Soria:
Siendo mozo Alvargonzález,
dueño de mediana hacienda,
que en otras tierras se dice
bienestar y aquí, opulencia,…
En
la España de la generación del 98, que alguien comiera caliente a diario y no
temblara de frío en invierno eso era Opulencia, no el derecho de todos. Qué
decepcionante ver que aún sigue en vigor
esa desigualdad, con la pobreza energética. Sólo hace un siglo España era mayoritariamente
rural, con caciques, guardias civiles y curas encargados de que el aparcero no
saliera de la pobreza ni el jornalero de su miseria. Había casuchos de suelo de
boñiga y los niños morían por desnutrición.
“Me
duele España”, decía Unamuno al contemplar una España en manos de
terratenientes, militares y obispos., y compararla con una Europa
industrializada, culta y democrática.
Supongo
que todos hemos oído y cantado el disco de Serrat “Dedicado a Antonio Machado,
poeta”. Aunque ya ha llovido desde ese 1969, a cada uno le habrán movido alguno
de esos poemas.
El
último poeta que quiero compartir es el LIII de Proverbios y cantares:
Tras el vivir y el soñar,
está lo que más importa:
despertar.
está lo que más importa:
despertar.
Yo
veo aquí la influencia de la cultura oriental, budista, que a Machado sedujo e
influyó. También es mi forma de enlazar con mi anterior entrada “Cambiar uno
para que el mundo cambie”, haciendo
mención a la toma de Consciencia individual desde donde podemos ser mucho más
lúcidos en nuestra tarea.
P.D.
para Fuegos Fatuos: no soy un experto en Machado, y no pretendo dármelas de
entendido haciendo un copipega de la amplísima crítica literaria que su obra ha
suscitado a lo largo de un siglo. He querido compartir, con los compañeros y
compañeras del Blog Coral, lo que pienso en este 80 aniversario de su
tristísima muerte y lo que me hicieron sentir sus versos a lo largo de
distintas décadas, descubriendo distintos significados al avanzar en la
madurez.
De
la vida de Machado conozco retazos, los tópicos. Mucho más sabe Ian Gibson, que
acaba de presentar un libro donde explora “Los últimos caminos de Antonio
Machado”
Para
mí, la pertenencia de Machado a la Institución Libre de Enseñanza es un
elemento clave.
La ILE sólo quería modernizar España, que la educación no fuera
patrimonio de la Iglesia y no se basara en el enciclopedismo memorístico. Los
promotores de la ILE amaban al Niño… y a la Niña (fueron los primeros
coeducadores): deseaban que creciera sano, curioso, estimulado, crítico y
creativo. Contra ellos, la Iglesia y los poderes económicos deseaban una
infancia obediente, temerosa de Dios y sumisa a los dogmas conservadores y
clasistas.
Por
ese “delito”, los reformadores de la ILE fueron odiados por obispos y
banqueros.
Tantos maestros fueron fusilados durante la guerra civil, y
profesores universitarios tuvieron que optar por el exilio antes que se les
encarcelara y expulsara de sus cátedras. España fue arrasada culturalmente por
los sables y sotanas, durante 40 años. El Instituto Escuela, fundado en 1918 en
los principios de la ILE (educación activa e integral, coeducación y laicidad)
se convirtió en el IES Ramiro de Maeztu, para formar a las élites franquistas
que no optaban por los colegios católicos como El Pilar.
Lo
malo es que hoy, en el 2019, está vigente e incluso enardecido ese espíritu
inquisitorial: 13TV, Libertad Digital, Tele Madrid, “KO diario, la SinRazón o
el Inmundo”, lanzan sus soflamas
descalificando a la Institución Libre de Enseñanza como si hubieran sido sólo
“progres”, “buenistas” o casi perroflautas. Los principios pedagógicos que
Machado y sus compañeros quisieron para España son los que han hecho a
Finlandia el mejor sistema educativo del mundo, con niños inteligentes y
felices.
Lo
peor: que ese mensaje ultraconservador es el que repite la derecha trifálica y
es el que inspiró la LOMCE, aún en vigor. El que dirige las Consejerías de
educación de las comunidades gobernadas por el PP, volcadas en favorecer a los
colegios privados concertados en manos de la iglesia católica, incluso los que
son del Opus y de los Legionarios de Cristo, secta fundada por un pederasta
reconocido.
De aquellos huyó el grandísimo Antonio Machado, a cuyo
corazón y obra hago este personal homenaje. Frente a éstos hay que plantarles
cara, para que España deje de ser un país de charanga y pandereta.
Gracias
por vuestra atención.