La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue creada en el mes de Diciembre de 1948 en París. Esos derechos se recogieron en 30 Artículos.
Aquí el PDF.
La primera intentona fue justo después de la Primera Guerra Mundial, pero aquello se quedó en eso, en intentona, pues era un tanto incompleta, al contemplar aspectos como la esclavitud, los prisioneros de guerra, las relaciones de familia, la moral internacional o el Código de Moral Política. Y fue después de la Segunda Guerra Mundial cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas creó la ahora llamada Declaración Universal de los Derechos Humanos, a fin y efecto de proteger a a las personas de los poderes públicos y de garantizar, a través de unas normas básicas y elementales, la seguridad de las personas con una base de derecho.
Desde aquella hasta los días que nos contemplan, no ha habido otra cosa que no fuera la desobediencia por parte de la mayor parte de los países que refrendaron aquella Declaración Universal.
Esta Declaración recoge casi todos los aspectos sobre los Derechos de las personas.
Pero creo que se olvidaron del más importante, que no es otro que el Derecho a tener Derechos y a que estos sean respetados y cumplidos. Ahí tuvieron un ligero despiste, pues el no haber contemplado ese matiz, es lo que provocó que a posteriori se incumplieran todos y cada uno de los derechos reconocidos en esa resolución. Todos. En unos países se incumplieron unos, en otros fueron otros, y en algunos fueron todos. Así de directo y de contundente. Así de real y auténtico, para desgracia de las personas de este planeta.
Y no hay más que ver los preámbulos de dicha Declaración para darnos cuenta de que aquello que firmaron 48 países, entre los que no se encontraba España (quizá por razones obvias) se convirtió en papel mojado desde el primer instante en que se firmó. A partir de ese momento, creo que se empezó a incumplir más los derechos de las personas, que antes de que se le diera para adelante a aquella ya famosa Declaración Universal de los Derechos Humanos. Es un decir, pero si después de aquella Declaración, se siguieron incumpliendo los Derechos Humanos, es como para considerar que el incumplimiento es más grave aún, que cuando no existían esos derechos y no estaban refrendados y firmados por aquellos 48 países.
Pero la cosa no se quedó ahí, pues en Barcelona y Monterrey, se declaró y se firmó, la DUDHE (Declaración Universal de Derechos Humanos Emergentes), buscando con este instrumento el adaptar, y no sustituir ni tratar de menospreciar, a la anterior y todavía vigente DUDH.
Pues ni con esas. Incluso fue al contrario, pues la DUDHE, tenía entre sus intenciones el dar voz a la ciudadanía, el contemplar a los pueblos y las ciudades, y el dar observación especial a las nuevas tecnologías y a la propia globalización. Y de momento, nada de eso está vigente, salvo raras y muy concretas excepciones. Además, fue también un instrumento que declaraba ampliación y mejora de la anterior Declaración, pues los nuevos retos obligaban a ello y suponían un antes y un después en la ejecución y buena praxis de la DUDH.
Pues ni con esas. Es más. Sesenta años después, o sea, en el año 2008, la Asamblea General de las Naciones Unidas, decidió crear el Día Internacional del Aprendizaje de los Derechos Humanos, con el fin de fuera a través del aprendizaje y la educación, el que se concibiera mejor concepto y se trasladara a la población el conocimiento total, completo, sobre los derechos que les correspondían.
En Diciembre de 2018 se cumplirán los setenta años de la DUDH, y los diez de la DUDHE, y es a día de hoy el momento en el que esos derechos están siendo más vapuleados que nunca, España mediante. Por cierto, España es uno de los países más denunciados por la vulneración de esos derechos. Tomemos nota. El Derecho a la igualdad salarial, al paro, a la cultura y a la investigación.
La Doctrina Parot, o la prisión permanente revisable, son otros incumplimientos, además de las tasas judiciales, la privatización de la Sanidad, la exclusión de la Educación, la práctica eliminación del derecho a la dependencia, los desahucios, los abusos policiales, los recortes sociales, y la gran manzana podrida, el mayor incumplimiento, la más flagrante agresión a los derechos humanos, como es la actual y maldita Ley Mordaza.
¿Qué os parece el panorama?
Pues así estamos, haciendo polvo la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y como si nada estuviera pasando, esperando a ver si a los que ahora gobiernan, le echan cojones y derogan de una puta vez esa maldita y rancia Ley que a todos nos tiene sin poder disfrutar y hacer uso, de aquellos derechos que nos corresponden,........... ¡por derecho!, además de dejarnos como el culo del mundo ante los demás países, sean o no firmante de aquel acuerdo, o cumplan o no con los preceptos básicos de aquella Declaración.
Pero España va más allá aún en el incumplimiento de los Derechos Humanos, porque bien es cierto, que España se dedicó en los últimos años a incumplir más aún los Derechos Humanos, pues participó en guerras y vendió armamentos a otros países que hacían sus particulares guerras. Y eso es ya el colmo de los colmos. Eso ya raya en la más absoluta indecencia y en la más flagrante falta de respeto a las personas. A las de dentro, o sea, nosotros y nosotras, y a los de fuera, por si con los de dentro no fuera ya grave.
Así que, dejemos de alegrarnos de vivir en una Democracia, ya que vivir en Democracia, significa respetar a las personas y hacer cumplir sus derechos. Y eso en España, luce por su ausencia, pues lejos de haber avanzado en términos de justicia, más bien hemos retrocedido. Y eso no es progresar, aunque a algunos, pocos, les vaya ahora mejor que antes. Por cierto, otro incumplimiento, pues el reparto de la riqueza es totalmente injusto y atenta contra aquella Declaración.
Pero hay mucho más. Tan solo basta con echar un vistazo a la Declaración, y declarar que en España no se cumplen los derechos humanos. Claro que si solo fuera España...........
O sea, que mal de muchos, consuelo de tontos. Y ahí está parte de la mediocridad de este país, en creer que mal de muchos, no es un problema exclusivo de España. ¡Tócate los cojones!
Y ahora dime, ¿cuál es el precio que tienen para ti los 30? Porque para ellos, nuestros políticos, ya lo sabemos. ¿O no? Creo que les importamos una mierda. Toma nota.
Tititokokoki