sábado, 21 de octubre de 2017

LA MANIPULACIÓN Y 2

Siguiendo con los proverbios particulares, diré de la manipulación que la culpa no reside tanto en quién la practica, sino que la culpa recae en quien la consiente.

Todos los días somos víctimas de manipulaciones diversas. Todos los días nos atacan, o pretenden hacerlo, con zafiedades cada vez más y mejor elaboradas. A partir de esos instantes, ya depende de la gente que se siente, o se sienta manipulada, el hacer caso omiso, en contrastar la información o sencillamente en denunciarla. Pero eso no sucede a día de hoy en España. Incluso diría que a nivel planetario tampoco sucede. A la vista está que los manipuladores campan a sus anchas, cada día son más y mejores (o peores, depende del punto de vista) y cada día la manipulación se reinventa y aumenta, tanto en tamaño, como en daño y en volumen o dimensión.

La manipulación tiene diversos niveles, y en función de las necesidades, se usa para alcanzar los objetivos previstos. Desde la manipulación más elemental, hasta la más depurada. Y es triste, pues si bien la manipulación sibilina y subliminal, es de difícil detección, no lo es tanto la más burda y elemental, y esa es la que se produce en mayor cuantía y con mayor frecuencia. Pues ni con esas. La gente, ni se entera, o si lo hace, no reacciona, lo cual les da cancha a los manipuladores para seguir haciendo de las suyas a costa de la salud mental de los que reciben esa manipulación, y no reaccionan, no denuncian o simplemente guardan silencio o se rinden.

Casos flagrantes de manipulación son aquellas escenas que muestran lo peor de una cultura, una raza, un pueblo o una situación geográfica. Eso hace percibir en la gente la necesidad de repudiar o de despreciar a esa puntual señalización de los manipuladores. Ejemplo, Palestina. Otro ejemplo, Venezuela. Y así podríamos estar enumerando casos de manipulación intencionada con claras y aviesas pretensiones de influir en las mentes de las personas.

Pero ahí voy, a la culpabilidad, y debo insistir en ello: la culpa no es de quien manipula, y aunque sean unos desgraciados mal nacidos, eso no es suficiente como para no declarar como verdaderos culpables a los que se dejan manipular, a los que consienten la manipulación sin contrastar o sin exigir. Ahí radica la razón de esta mala hierba que nos invade. Esa manipulación existente que acabará por destrozarnos vivos a poco que sigamos consintiéndola y tolerándola. Ya no depende de los manipuladores. Solo está en nuestras manos. Manipulemos, legítimamente y por derecho, a los manipuladores.

¡Malditos sean!

ADENDA: ES LA POSVERDAD MODERNA. SIGLO XXI.

Tititokokoki