miércoles, 25 de octubre de 2017

Hablando de Referéndums y del Derecho a decidir. 1ª Parte



¿Por qué en España no existe este derecho en ninguna de sus acepciones? 

¿Por qué no existe en España un calendario específico para celebrar referéndums, o una situación concreta que obligue a su celebración?

Un ejemplo es la monarquía, realidad esta que, si se sometiera a un referéndum tendría un resultado que seguramente a muchos no les gustaría. 

Otro ejemplo es la aprobación de leyes y de decretos, en los cuales los españoles no tenemos ni voz ni voto. ¿Y qué decir de aquella reforma de la Constitución, respecto del 135 que no fue consultado a los españoles? 

Pues podría volver a suceder, que se reformara la Constitución y no fuera consultado el pueblo. Esto puede suceder en esta legislatura, y entre el PP, el PSOE y Ciudadanos, puede ser que aborden alguna reforma o cambio y esta no sea consultada al pueblo.

¿Hay derecho a esto? ¿De verdad que podemos aseverar que estamos en Democracia?
De otro lado, está el derecho a decidir. ¿Es que solo tenemos derecho a decidir cada vez que se nos convoca a urnas para elegir a los candidatos a gobernar? ¿Qué pasa con el sistema electoral? ¿No debería ser motivo de cambio por otro más justo y equitativo, y este cambio no debería ser consultado al pueblo? Pues ya veréis como entre el PP, el PSOE y Ciudadanos, aprueban un cambio de esa ley electoral, para que sea Gobierno la fuerza más votada, y no la consultan a la ciudadanía? O al menos eso pretenderán, otra cosa es que lo consigan.

La no celebración de referéndums o la negación al derecho a decidir, sostienen a este régimen que se fundó allá por el 78, monarquía incluida. Y parece que tienen intención de que siga siendo así, pues no se ve en el horizonte alguna propuesta que vaya en esa dirección. Claro que siempre nos pueden sorprender con alguna migaja. Ejemplo sería que abordaran una reforma de la Constitución contemplando el derecho a decidir y la celebración de referéndums, pero poniendo al mismo tiempo alguna que otra condición. Una sería que el asunto de la monarquía es intocable, que la territorialidad no es negociable o que las leyes o decretos que dicten el Gobierno nunca serán sometidos a consulta popular. Y estoy seguro de que con eso, mucha gente de este país ya se daría con un canto en los dientes y considerarían a esa nueva patraña como un avance en Democracia y en derechos. Y así podríamos seguir otros cuarenta años más. 

¡Hala, a remar, a seguir remando que os espera el mendrugo de pan al final de trayecto!

Tititokokoki