jueves, 6 de octubre de 2016

EL FLIPANTE CINISMO DEL PP

Es probable que Mariano Rajoy y sus compañeros del PP no hayan oído nunca hablar del recto proceder, de que obras son amores y no buenas razones, que un hombre es hijo de sus actos, que la vida se nos da y la merecemos dando, que la enmienda es hija de la asunción del mal causado, que no hay mal que cien años dure, que por hablar más alto no se tiene razón, que la vanidad es yuyo malo que envenena toda huerta, que cuando la falacia es compartida el falaz no es el individuo sino el grupo, que cuando el cocido sale negro no es por un solo garbanzo, que es más fácil pillar a un mentiroso que a un cojo, que el movimiento se demuestra andando, que no es lo mismo ser tonto que hacerse el tonto, que no se debe presumir de la inferioridad intelectual del otro, que el vencer no es lo mismo que el convencer, que hay vicios privados que (bien gestionados) pueden parecer públicas virtudes.

Bien, si esto fuera así, exculpo a Mariano Rajoy y a sus colegas de partido por todo el mal causado y el lamentable espectáculo que nos están ofreciendo a los españoles que aún tenemos la cabeza para algo más que para peinarnos. No tienen la culpa, seguramente han recibido una educación deficiente y son víctimas de una sociedad injusta o doloridos miembros de familias desestructuradas. Hay que ser condescendientes con ellos.

Pero el caso es que durante décadas los miembros cupulares del PP se han portado como una banda organizada para el crimen. Cuando se les acusó de ello, les faltó tiempo para reclamar un respeto y poner en funcionamiento el ventilador. Y ahora ellos, los que se erigieron en adalides de la lucha contra la corrupción (supongo que en un amanecer de resaca), vuelven a recaer en sus prácticas mafiosas, exigiendo la nulidad del juicio contra la trama Gürtel (sí, esa que destapó Esperanza Aguirre).

Y es que si alguien te engaña, la primera vez la culpa es suya. Pero si te vuelve a engañar, la culpa es tuya. Y esto último lo digo dirigiéndome al electorado del PP.

El cinismo de Mariano Rajoy es patológico. Ahora nos viene con que no va a contraponer ninguna exigencia a la abstención del PSOE. Vamos, ni que fuéramos tontos. Es evidente, porque así se ha constatado en esta última y ocultada legislatura, que el PP es incapaz de ganar una sola votación en el Parlamento, aun con la ayuda de C`s. Es más que obvio que si Mariano Rajoy va a la investidura y es nombrado presidente del Gobierno, con este Parlamento no va a sacar adelante ni una sola iniciativa legislativa y, por el contrario, se va a tener que tragar todas y cada una de las que provengan de la oposición. 

Mariano Rajoy confía en los datos demoscópicos que manejan en su partido y que le dan una mayoría absoluta con C`s, caso de que se celebren unos nuevos comicios. Por consiguiente, iremos a unas terceras elecciones, y Mariano Rajoy lo sabe y lo apoya. Otra cosa es minar a su directo rival, el PSOE, con cantos de sirena.

Claro que, también es posible que los datos demoscópicos que maneja el PP no le sean tan favorables y estén ensombrecidos por la previsible y amenazante pujanza de Unidos Podemos.

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