Con solo poner un pie en la calle ya tenemos que cumplir algunas Normas:
Deberemos ir por la acera si somos un peatón y cruzar la calle por los semáforos o pasos de cebra habilitados, cuando tengamos luz verde o estén debidamente señalizados, para tener algún derecho reconocido ante un atropello. Si vamos en bicicleta o patinete, solo podremos ir y aparcarlas en los espacios habilitados y con casco homologado.
Si tenemos un vehículo, deberemos haber superado el examen para la obtención de carné de conducir y respetar todas las normas de circulación, velocidad y estacionamiento. Obviamente no podemos ir por la acera, ni aparcar encima de ellas o en lugares prohibidos. Y debemos tener un seguro obligatorio de daños a terceros o asegurar el auto a todo riesgo.
Siempre deberemos llevar consigo el DNI en vigor, para que podamos identificarnos ante la autoridad competente. Y si vamos al extranjero deberemos llevar el pasaporte.
Si queremos sacar dinero de un banco debemos identificarnos ante el cajero o tener una tarjeta validada por la entidad, si lo hacemos desde un cajero automático.
Si vamos al médico deberemos llevar el DNI y la tarjeta sanitaria para que nos atiendan previa cita telefónica.
Hasta ayer la única válvula de escape ante tanta presión y tantas normas que atentan contra nuestra libertad de movimiento y expresión, estaba en asistir a los espectáculos deportivos, previo pago de una entrada. Allí nos desahogábamos y vociferábamos hasta la extenuación contra los árbitros o jueces auxiliares, porque siempre se equivocaban contra nuestro equipo favorito. Era un sufrimiento que a duras penas sobrellevábamos y que solo conseguíamos aminorar, si les insultábamos y les recordábamos a ellos, lo que pensábamos de sus familias o les arrojábamos una botella, un mechero, una tuerca o una cabeza de cochinillo.
Pero este desahogo o válvula de escape se lo han cargado, con el VAR se lo han cargado. Una serie de cámaras lo que, en el argot del blog, serían pantallazos, avisan al juez de campo si ha habido una infracción previa que invalide la acción o el gol. Es más, el árbitro lleva una pulsera que le indica si el balón ha entrado totalmente en la portería y es o no gol. Y eso no es lo peor, hay seguratas y cámaras de vigilancia que graban al público y que son capaces de detectar a quien arroja algún objeto al césped con intención de dañar al árbitro o al equipo contrario.
Y hablando de cámaras, como está prohibido por ley insultar, agredir o robar a las personas que vayan por la calle, en todas las grandes ciudades y zonas conflictivas de posibles robos y asaltos con violencia, hay cámaras por todas partes para detener a los infractores y castigarlos de acuerdo a la Ley Penal.
En el tenis, aparte del juez de silla y auxiliares en cada línea, al pantallazo se llama el ojo de halcón donde se puede confirmar si la pelota toca o no la línea que delimita el campo. Y en el boxeo más de lo mismo, un árbitro en el ring y varios jueces en sillas que deciden quien es el ganador.
Con Hacienda que somos todos, hemos tocado. Que no se le ocurra a nadie ser insumiso fiscal y no presentar la declaración anual obligatoria si la ley lo dice. Y no se te ocurra equivocarte.
Con los blogs pasa algo parecido, la inmensa mayoría de ellos tienen moderadores que banean al que se pase de la raya insultando, menospreciando o choteándose de cualquier persona que participe libremente.
Con las profesiones más de lo mismo, podemos decir que somos hasta cura, pero es imprescindible acreditar ante los diferentes Colegios que hemos superado la licenciatura o diplomatura de nuestra profesión y cumplimos las Normas o requisito para ejercerla. De las profesiones donde se obliga a vestir con uniforme o traje especial como sanitarios, policías o bomberos, no voy a decir nada por la obviedad de su obligatoriedad.
Y dentro de casa la misma historia, para que nadie nos pueda echar de ella, tenemos que acreditar que está escriturada en el registro de la propiedad a nuestro nombre y libre de cargas o hipotecas pues a un incumplimiento de esta, viene el banco y se la queda.
Y qué decir de mí, me llamo Iván, pero nunca me gustó, siempre quise llamarme Maximiliano y que no me hubiesen bautizado ni hacer la primera comunión, ni estudiar, ni casarme, ni tener hijos, ni mascotas, aunque al final he tenido que cumplir norma tras norma.
Mi epílogo es sencillito, de todos los comentaristas que nos visitaban, algunos se pasaban todo el día insultando a troche y a moche a diestro y a siniestro, de pronto se han endulzado de tal manera en su nueva y propia casa de tal manera que ahora nadie los reconoce, son casi hermanas ursulinas. Bueno, pero no del todo, los ahora jefes y desenmascarados multinick del blog de la libertad, siguen practicando el recurso de: “Policía buena, policía malo”, incluso ya están empezando a enseñar la patita, volviendo por sus fueros de provocar, insultar y chotearse de Zubi, Mickdos, y de UTR (tenemos ojo de halcón).
Dejando a un lado el consabido masoquismo, el silencio posterior o mirar para otro lado de los allí presentes, antes estos hechos, ya se sabe lo que dice el refrán: “Sarna con gusto no pica”.
Así que ahora, los amantes de la libertad total, aunque no se hayan percatado de la malévola jugada, han conseguido poder insultar y ser insultados sin freno alguno.
La pregunta que debería hacerse es: ¿Insultos sí o insultos no?
Aquí decimos: Insultos y mentiras, no.
Y como lo prometido es deuda, se darán explicaciones a quien las pida de todo lo acaecido estos tristes días, pero no se aceptarán ni mentiras ni acusaciones sin pruebas.
Ivanjoe