viernes, 26 de febrero de 2021

HOLOGRAMAS DE UN FUTURO PROBABLE

 

Finales del año 2021: ¡Hemos salvado la Navidad! Toda España está vacunada, los europeos vienen a emborracharse a Baleares y a tomar el sol en Canarias. Los españoles somos felices tomando cañas, dando abrazos por doquier y bailando sin mascarillas en las discotecas.

Inicio del año 2022: la cuesta de enero empieza con el recorte presupuestario marcado por Bruselas. La Deuda pública del 120% no se paga sola, y el artículo 135 hace sagrado el pago de los intereses a cuantos nos prestaron el dinero con el que sobrevivimos a la parálisis de la pandemia. Las cuatro patas del Estado de Bienestar se van carcomiendo: sanidad, educación, pensiones y atención a la dependencia. Listas de espera indefinida, peores salarios, cómputo de la totalidad de la vida laboral para el cálculo de la pensión y menos plazas para todo ello.

Año 2024: termina la legislatura del gobierno de Pedro y Pablo, y la nueva CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) logra la mayoría, con la inestimable ayuda del PNV y la burguesía catalana, cuya referencia más estable es el Barça más que el nombre del partido que usen los Pujoles, Puigdemones o sus herederos.

No acaba el año sin que salgan a la venta el resto de empresas estatales: Renfe, Aena, puertos y aeropuertos, los hospitales, residencias de titularidad pública, y las televisiones autonómicas, claro. La educación pública queda como subsidiaria de la privada, que recibe todos los conciertos que necesita pero sigue financiada por la “aportación voluntaria” de las familias. Las pensiones quedan reducidas a una renta de supervivencia, porque “ustedes han vivido por encima de sus posibilidades”.

Pero esa economía local está determinada por la macroeconomía mundial: China ya es la primera economía mundial, con el control de la deuda de Europa y Estados Unidos, con la titularidad de las grandes industrias (aunque muchas fábricas están en Indochina y África, mucho más baratas y sumisas), con el dominio sobre las materias primas de África y Latinoamérica (suministros agrícolas, ganaderos y mineros). Pero también es puntera en investigación y dueña de las grandes corporaciones audiovisuales mundiales, a las que dicta qué contenidos y enfoques debe ofrecer al sumiso y compulsivo consumidor de pantallas.

Los Juegos Olímpicos de París en 2024 suponen la constatación del Nuevo Orden Mundial: la vieja Europa acogiendo a los turistas de todo el mundo, a los directivos de las grandes corporaciones que previamente han comprado casi todas las entradas como incentivo a sus más leales y despiadados empleados. Por los museos se pasean con sus flamantes “forfait” los ejecutivos y ejecutivas que han demostrado más astucia en beneficio de su empleador, acompañados por sus parejas, amantes y retoños, luciendo ropa de marca que sus propios mini-drones se encargan de trasmitir a sus redes sociales para envidia del resto de los mortales.

Europa del Sur queda como una “reserva cultural”, un parque temático con edificios construidos hace muchos siglos, con una gastronomía original para los millones de turistas deseosos de experiencias, de alcohol y de sol. Europa del Norte tiembla por el crecimiento demográfico de su población emigrante. Europa del Este se ha convertido en la fábrica barata de los pocos productos que aún China consiente que podamos producir.

Los Nuevos “Felices años Veinte” son un espejismo: la empequeñecida clase media quiere vengarse de los confinamientos a base de alcohol, sexo y viajes, intentando imitar con calimocho y calamares el derroche que disfruta la clase acomodada que ha sabido especular con las dos crisis del siglo: la financiera de 2008 y la Coronavírica del 2020. Para la Casta, no hay champán francés inasequible ni caviar iraní que no puedan pagar. Ahora toca disfrutar de una estancia en la Estación Espacial. 55 millones de euros es el precio de ese pequeño capricho.

Pero por debajo de esa superficialidad de la sociedad occidental, resulta que todo está carcomido:

1.       La explosión demográfica de África desborda las fronteras de Europa. La pobreza de América Latina hace otro tanto con el famoso Muro entre USA y México.

2.       La juventud occidental ha dejado de creer en que los estudios universitarios garantizan una vida digna, porque ha visto a sus hermanos mayores, con idiomas y máster, mendigando empleos precarios como cajeros, conductores de Uber o repartidores de Glovo.

3.       El cinturón de óxido de EEUU (que fue el cinturón de acero en los 70, con la automoción) ahora contempla que una mínima parte progresa con la tecnología punta, pero que la mano de obra resulta innecesaria para computadoras y robots.

4.       China ha demostrado que la máxima rentabilidad se basa en una industria controlada por el Partido con mano de obra sumisa y directivos bien pagados a cambio de no cuestionar el sistema de control férreo que se ejerce sobre toda la ciudadanía. Rusia, en manos de los antiguos KGB, sigue esa misma estela de omnipresencia y prepotencia.


Todo eso hace que la Humanidad, en su sentido ético y de tejido social, se cuestione a fondo. Los humanos creen que basta correr más que el vecino para salvarse de los sucesivos “descartes”: han caído millones por la Covid-19, pero eran viejos, gordos o negros; las hambrunas sólo afectan a África; los nuevos virus sólo matarán a quien no pueda pagar la vacuna correspondiente; las guerras asolan otros países pero Yugoslavia sólo hubo una…

Se cree en “mamá Naturaleza” como un Ser que nos cuida o castiga, pero que tiene algún Plan para el ser Humano, el hijo más listo y poderoso de la Evolución. Pero NO hay tal Mamá, ni atisbo del cuento del “hijo pródigo”.

El Planeta es una bola con unas dimensiones muy concretas: 40.000 kms de perímetro. Lo que millones automóviles suelen circular CADA año. Sólo con pensar las consecuencias de ese ir y venir de cada humano subido a un artefacto de más de una tonelada, bastaría para condenar a la extinción a la especie más irresponsable y sucia que ha pisado la Tierra.

¿Entonces?... Silencio en vez de ruido mediático; Quietud en vez de correr sin sentido; Solidaridad cercana en vez de competitividad inmisericorde.

Imagina que hay una guerra pero Nadie acude”. Si objetamos al NeoLiberalismo, se desmoronará como la entelequia arbitraria que es. Sólo se sostiene por el Miedo.


Año 2030, Año del No Retorno. Con o sin Pandemia. 2 grados más en el planeta. Derretimiento irreversible de los casquetes polares y del permafrost (para Antonio: la capa permanentemente helada de la zona subártica) con la consiguiente liberación de metano con un efecto invernadero mayor de el del CO2.

Descontrol de las corrientes marinas que redistribuyen el calor.

Desequilibrio de sequías y lluvias torrenciales. Mares llenos de plástico, hasta superar (o supUrar) el peso de los propios peces.

Fin de la Amazonía, de las selvas del sudeste asiático y probablemente de muchas de África para producir cereales para alimentar ganado, con aún más metano liberado.

No es Distopía, es la consecuencia de la estupidez de los dirigentes y la pasividad de los dirigidos.

Cuando un médico ve un cáncer, su pronóstico no es "distópico", sino científico. Lo que nos hacemos, es un suicidio colectivo, un holocausto de egoísmos cerriles.



Sentido Común