DIOS NO EXISTE
Dios no existe, porque si existiera ya no viviría, que de eso yo me encargaría.
No habría mayor cabrón que él, tanto que yo lo mataría; yo, que soy incapaz de matar a nadie.
Pero si hay alguien que se acredita como el hacedor de todas las cosas, yo lo mataría.
Mario Selles, Croniamental. |
Porque las cosas, tal como están (y han estado siempre) siempre han sido malas para casi todos y muy buenas para los menos, los que con expropiarnos y acumular en sus pocas manos lo que es de todos casi han hecho de esta vida a casi todos insoportable.
Pero la vida es mucho más de lo que se nos puede expropiar y la felicidad es una actitud, la actitud de los pobres que vivimos sin nada que echarnos aparte.
En la frontera de Macedonia parece que se levanta ese dios insoportable como un muro impenetrable.
Wall Street adora a ese dios, digo yo, que no existe pero que nos quiere hacer creer que sus manos son santas, manos manchadas de sangre.
Dios no existe, es la excusa de los cobardes, de los traidores de su especie, de los que hacen de la vida, para ellos una orgía, para los demás un desastre.
No saben cantar las corbatas que se pintan de negro falso en los funerales.
Y acabarán por no saber oír el canto; el canto de los que vivimos y somos felices a su pesar, sin nada que echarnos aparte.
Mario (Croniamental)
DEL DISPARATE NACIONAL EN EL QUE VIVIMOS
Uno de los caminos que se propone para resolver la cuestión catalana es el arbitrio de la UE. Es sorprendente que tengamos que llegar a ello. Parece que nadie se ha leído la Constitución de 1978, porque si alguien la hubiera leído estaría informado de que ya tenemos un árbitro constitucional y muy bien pagado: el Jefe del Estado. En su artículo 56 del Título II, la Constitución establece taxativamente que el Rey tiene la obligación de arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones.
En la crisis institucional más grave que hemos sufrido en democracia, la función arbitral y moderadora del jefe del Estado resulta ineludible. Pero don Felipe ni está ni se les espera. Tal cosa le desacredita por completo para seguir ejerciendo la Jefatura del Estado. España necesita, hoy más que nunca, un Jefe del Estado que arbitre y modere el berenjenal político en el que nos han metido a los españoles dos gobiernos absolutamente incompetentes: el Gobierno de España y el Govern de Catalunya. Si el actual Jefe del Estado no está por la labor, habrá que buscar otro, republicano, por supuesto.
Por otra parte, cunden las críticas más acerbas contra el jugador de fútbol Gerard Piqué por querer conjugar su vocación independentista con su acreditada lealtad a la selección española. Hay quién exige su inmediata expulsión de la selección, parece que no entiende que Catalunya todavía es España.
Lo más grave no es la situación convulsa en la que vivimos, lo más grave es con quién la vivimos.
Croniamental