La Izquierda en el Poder nunca es Izquierda ¿qué tendría que hacer para
ser considerada tal por sus votantes autoconsiderados de indudable y genuina
Izquierda? Si hablamos de estructura socio-económica "profunda", y
ateniéndome a los múltiples debates sostenidos en este y otros foros:
"repartir la riqueza"
Por lo general, se sobrentiende que repartir la riqueza es ya de por sí
objetivo tan claro, tan evidente, que se explica por sí mismo y no hace falta
detallarlo. Y que resulta como mínimo una sospechosa provocación pedir estas
explicaciones. Pero hay que pedirlas, aunque no se sepa muy bien cómo
ofrecerlas. Ahí empezaría la labor del que se tiene por genuino e indudable
izquierdista: repartir conocimiento inmaterial, antes de abordar el reparto
material.
Repartir por ejemplo los cientos -¡o miles!- de millones que atesoran los grandes
empresarios del país. Bien, pero siguiendo con el reparto de conocimiento hay
que llamar las cosas por su nombre: antes de repartir, se trata de confiscar
(mi padre siempre me dijo que la palabra "robar" está muy fea).
Confiscar puede ser popular o impopular dependiendo de dónde, del
momento, y a quien. Pero este "depende" es algo en lo que tampoco
entra el Izquierdista. Puede que por una intuición latente pero nunca confesada
que le previene de entrar a fondo en esta materia confiscatoria, por sospechar
que una vez te pones a confiscar "te embalas", que irás "pasando
pueblos", niveles socioeconómicos como estaciones de Metro, y ya no podrás
frenar. La sospecha, en fin, que la idea de "justicia social", tan
agradecida de blandir cuando se ve de lejos el momento de arremangarse, se
vuelve un resbaladizo pez a la hora de cortarlo en tacos concretos, para
personas concretas.
Aunque también puede que sea por no saber ni por dónde comenzar a
confiscar y repartir, incluso entre los más grandes empresarios. En el caso de
un empresario, el 90% lo constituirían los valores de sus propiedades. Y a su
vez el 90% del valor de sus propiedades, valor mercantil. Si ya de por sí el precio de un valor
mercantil es volátil y fluctúa en el mercado con gran incertidumbre y más miedo
que vergüenza, imaginemos sin propietario. O con tantos propietarios que
ninguno entre ellos se da por aludido sobre la responsabilidad de aumentar, o
al menos cuidar de mantener, ese valor.
Yo soy partidario de confiscar la tierra cuyos derechos de propiedad son
confusos o se deben a la conquista. Y porque al contrario que la propiedad
empresarial, la tierra siempre tiene un valor, mayor o menor, con independencia
de la titularidad de su propiedad. Ahí sí hay margen de actuación, Gordillo y
compañía, y su guerra contra la aristocracia terrateniente, latifundista,
rentista. Pero nótese que sus rasgos tienen poco o nada de empresarial: sangre
"guerrera" aunque ya extinguida, exagerada extensión de hectáreas,
raquítica o inexistente inversión y absoluto desentendimiento de la
productividad.
Y por último tenemos la legislación. La prueba del algodón izquierdista
son leyes que protejan a los pobres de los ricos. Lo primero, impuestos
progresivos; muy progresivos, extremadamente progresivos a poder ser. La
progresividad fiscal llegando al límite de sus posibilidades físicas -como la pendiente del Angliru en los puertos
de montaña- . Vendría a ser una
socialdemocracia llevada al límite de sus posibilidades. Un momento ¿he dicho
socialdemocracia? ¿esa historia de éxito y fracaso a la vez, de quiero y no
puedo, de voy pero vengo?... da jaqueca sólo de pensarlo, y la Izquierda sin
más no puede permitirse este lujo. El lujo de abordar estos ni otros detalles,
al menos hoy no, que esta noche hay que dormir bien.
Mickdos