Circulan por las redes cientos de teorías conspiranoicas sobre los más diversos temas; el 11-S, la llegada del hombre a la Luna, los ovnis, etc. La aparición del Covid-19 no ha hecho más que agudizar la situación. A las especulaciones sobre su origen, se añaden las polémicas sobre su posible tratamiento, o también incluso sobre si la pandemia existe verdaderamente o es una especie de gripe sobrevalorada.
Intentaré ahora esclarecer el por qué de la proliferación de estas teorías llamadas conspiranoicas. ¿Provienen la mayoría de grupos de interés muy determinados y difíciles de detectar a primera vista o por el contrario constituyen la manifestación espontánea del miedo y el recelo en la sociedad capitalista contemporánea?
Quisiera detenerme en la que considero la madre de todas las conspiranoias modernas; el asesinato del presidente de los Estados Unidos John Fitzgerald Kennedy en Dallas (Texas) el 23 de noviembre del 1963. ¿Cuánta gente cree realmente que el tal Lee Harvey Oswald fue el único actor del magnicidio? Según la mayoría de las encuestas, una minoría. Personalmente, creo que en este caso creer en la versión oficial es el equivalente moderno a creer en la multiplicación de los panes y los peces, en especial cuando uno piensa en la famosa “bala mágica” capaz de cambiar varias veces de trayectoria para herir tanto a Kennedy como al gobernador Connally que viajaba con él en el famoso Lincoln negro descapotable que luego sería limpiado de cualquier rastro por los servicios secretos inmediatamente después del atentado.
https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_una_sola_bala
Luego estuvo la conveniente eliminación física del propio Oswald –“I’m a patsy”, fueron sus últimas palabras–, el fallecimiento masivo e inexplicado/inexplicable de decenas de testigos que hubieran podido arrojar luz sobre el caso, y el famoso “grassy knoll”, en el que muchos oyeron disparos que podrían haber alcanzado el coche presidencial. Quien quiera adentrarse en este tema, puede consultar infinidad de bibliografía o de material en Internet, por no hablar del célebre filme de Oliver Stone, JFK. Tampoco el extraño hecho de que jamás se haya sabido una sola palabra de lo que dijo Oswald en el interrogatorio de 11 horas al que le sometió la policía de Dallas antes de ser asesinado por el mafioso Ruby contribuyó a disipar las sospechas, por no hablar de la célebre película Zapruder.
Y en mi opinión con este atentado repleto de incógnitas se abrió la veda de las conspiranoias que ha durado hasta nuestros días. Luego vinieron otras teorías conspirativas; la de que los norteamericanos no habían llegado a la Luna –para mí la más absurda de todas–, las numerosas conspiranoias con referencia a las vacunas –a estas volveré a referirme más tarde–, las especulaciones sobre el 11-S y la posibilidad de que se tratase de un ataque de falsa bandera, hasta llegar al auténtico avispero de conspiranoias que están proliferando con motivo del coronavirus. A nivel celtibero y más chapucero, podríamos referirnos a la llamada trama del 11-M, según la cual los autores del atentado de Atocha habrían sido unos etarras y no los militantes de Al Qaeda que se atribuyeron el atentado.
Para mí la auténtica cuestión es ¿por qué tienen tanto éxito todas estas teorías? Creo que habría que distinguir entre las que son difundidas de manera interesada por un partido político en concreto –sería el caso de la teoría del 11-M en España– y aquellas que encuentran resonancia debido a la pérdida de confianza de los ciudadanos en sus gobernantes. En el caso de un país como los Estados Unidos, las encuestas detectan una gran pérdida de confianza en las instituciones. Si en los años 50 y principios de los 60 hasta un 75% de los ciudadanos norteamericanos creían ciegamente en lo que decía su gobierno, las últimas encuestas realizadas reflejan sólo un 17% de confianza entre los encuestados.
https://www.pewresearch.org/politics/2019/04/11/public-trust-in-government-1958-2019/
¿Por qué sucede esto? Hay quien lo achaca a la influencia de la filosofía de Reagan y sus propagandistas, según los cuales el gobierno era siempre el problema y nunca la solución, y por lo tanto había que desconfiar de todo lo que viniera de la administración (salvo que fuera una rebaja de impuestos, claro). Pero en realidad la desconfianza hacia el gobierno entre los votantes demócratas es aún mayor. Y eso casi con independencia de qué partido se encuentre en el poder. De ahí que en el caso de los Estados Unidos posiblemente se trate del síntoma de una decadencia civilizatoria. En el panorama mundial no aparece ningún país que pueda reemplazar a Estados Unidos como primera potencia –en mi opinión, ni siquiera China–, pero resulta evidente que cada vez menos norteamericanos tienen una fe ingenua en las potencialidades y la pureza de su propio país. El paisaje es un poco distinto en Europa, especialmente en los países latinos, donde en general la gente nunca ha confiado en el gobierno. Pero en los países europeos –especialmente los latinos, insisto– tanto la decadencia como la desconfianza hacia las instituciones son hechos asumidos que ya ni siquiera suscitan una gran inquietud.
Si hubiera que escoger, ¿quién sería más temible? ¿Los conspiranoicos o los oficialnoicos ¿Los que desconfían del gobierno, de las guerras en que esos gobiernos se meten, los que rechazan las vacunas, los que creen en el fenómeno ovni o que el hombre no llegó jamás a la Luna, o los que creen a pies juntillas y por principio cualquier información que provenga de los medios informativos convencionales –el famoso main stream media–, el gobierno o cualquier canal oficial? Personalmente me encuentro a menudo en ambas orillas. Por ejemplo, encuentro inconcebible que personas de mediana inteligencia puedan creer, todo el armazón de mentiras que sirvió para justificar la guerra de Iraq del 2003, con todas las historietas de las armas de destrucción masiva –Weapons of Mass Destruction– y todo el folklore mediático creado a propósito del famoso “eje del mal”, que agrupaba a tres países que no tenían nada que ver entre sí –el Iraq de Saddam Hussein, el Irán de los ayatollahs y nada menos que Corea del Norte–. así que admito que suelo temer bastante más a los oficialnoicos. Las teorías conspiranoicas verdaderamente disparatadas –creo, quizá soy demasiado optimista, y es verdad que a lo largo de la Historia ha habido excepciones–, suelen difuminarse con el tiempo a no ser que cuenten con un gran respaldo por parte del Poder con mayúscula. Es muy poca, por ejemplo, la gente que duda de la llegada del hombre a la Luna.
Pero no quisiera terminar este escrito sin referirme a la teoría conspiranoica por excelencia de nuestros días; el origen real del coronavirus y todas las polémicas en torno a su tratamiento. ¿Se trata en verdad de la peor plaga que ha sufrido la Humanidad en un siglo o, como afirman algunos, del timo del Milenio? ¿Puede uno confiar en una OMS infiltrada por todas partes por las compañías farmacéuticas a través de las famosas puertas giratorias? ¿Son verdaderamente los confinamientos la mejor solución a largo plazo? Cuando nos dicen que “no se sabe” si la inmunidad de rebaño funcionaría contra el coronavirus porque quizá no haya tal inmunidad, ¿por qué hemos de creer que una posible vacuna futura sí que proporcionaría dicha inmunidad que, según dicen algunos médicos, no puede alcanzarse de forma natural, al revés de lo que históricamente ha sucedido con casi todos los virus? ¿Sucede eso acaso porque quizá se trate de un virus artificial? ¿Se puede confiar en compañías farmacéuticas como Gilead, a su vez propiedad del gran fondo de inversión Blackrock? A todas estas incógnitas, las únicas respuestas del oficialismo son recomendar el sacrosanto confinamiento y afirmar la certeza casi mística de la vacuna salvadora en el horizonte.
Mi conclusión final es que si todas estas conspiranoias suelen tener éxito es porque la sociedad capitalista ha vencido pero no ha convencido; es decir, ha conseguido imponerse a los demás modelos de sociedad utilizando toda clase de medios y quizá por los defectos y carencias de esos modelos alternativos, pero la confianza de la ciudadanía en los dirigentes y las élites financieras, políticas y religiosas que las gobiernan están bajo mínimos. No son sólo los 83 billonarios que piden pagar más impuestos, es una gran parte de la población la que comprende que esta sociedad moderna se encuentra en una bancarrota moral y espiritual absoluta.
Veletri
viernes, 31 de julio de 2020
viernes, 24 de julio de 2020
KIO ESTAS ESPERANTO? (¿Qué es Esperanto?)
Esperanto en el programa "Buenos días Aragón"
El esperanto es una lengua planificada, creada para la comunicación entre los seres humanos, fuera cual fuese su origen geográfico y su lengua materna.
En 1859 nace en Bialystok, Ludwik Lejzer Zamenhof, que fue un gran humanista y creador del idioma Esperanto. En aquel momento, ese territorio se hallaba bajo el dominio ruso, si bien en la actualidad es polaco. Nacido en el seno de una familia de políglotas y traductores, desde niño demostró un talento especial para los idiomas. Sus lenguas maternas o primeras lenguas eran el polaco, el ruso y el yidis o judeo-alemán, pero siempre consideró el ruso su idioma nativo. Sólo en él y en esperanto escribió poesía. También hablaba alemán con fluidez y posteriormente aprendió francés, griego, hebreo, inglés y latín. De español, italiano y algunos otros idiomas, sólo tenía conocimientos básicos. Este poliglotismo era el reflejo del medio familiar y social en que vivía, que sin duda influyeron en el pensamiento de un joven sensible.
Desde que era casi un niño abrigó la idea de crear un idioma que facilitara la comprensión entre personas de distintas lenguas y culturas. Posteriormente, quiso revivir algunos de los aspectos del latín o del griego antiguo y creó versiones simplificadas de estos idiomas, pero con el tiempo se dio cuenta de que sería imprescindible crear un idioma nuevo. Tomó, de las raíces semánticas, los vocablos comunes más extendidos entre las lenguas europeas: un 75% procedentes del tronco latino y el resto, principalmente, de las lenguas eslavas y germánicas. Para construir la facilidad y elasticidad de su sintaxis acudió a idiomas asiáticos. Durante su adolescencia trabajó en el proyecto hasta que creyó que estaba listo para su publicación.
En diciembre de 1878 el joven Zamenhof celebró su cumpleaños y el nacimiento del idioma junto con unos amigos, a los que les gustó el proyecto. En ese momento bautizó el idioma como “Lingwe Uniwersala” (Lengua Universal).
Para realizar los estudios de medicina tuvo que trasladarse a Moscú y, previamente a matricularse en la universidad, Zamenhof entregó el trabajo a su padre para que lo guardara hasta terminar sus estudios. Su padre, quizás porque no entendía las ideas de su hijo o quizás anticipándose a los problemas que le traería la policía zarista, quemó este trabajo. Zamenhof no supo de esto hasta 1881, año en el que debió crear una nueva versión del idioma. El primer manual para aprender esperanto lo publicó Zamenhof en 1887 en Bialystok. El autor tenía entonces 27 años.
Como se puede observar el nacimiento del esperanto fue complicado y su vida también lo fue. Las guerras, principalmente las dos guerras mundiales y las persecuciones – sobre todo de Hilter y de Stalin-- supusieron un brutal golpe para su conocimiento y difusión. Se suele decir que el esperanto fue una magnífica invención nacida en un mal momento.
Con frecuencia, las opiniones acerca del esperanto están llenas de prejuicios. Se habla de supuesta falta de viveza, ausencia de fuerza expresiva, nulas posibilidades de su introducción mundial, e incluso se habla de su desaparición, pues hay quien creen que desapareció hace ya mucho tiempo.
De ese desconocimiento proceden las opiniones más disparatadas. Se ha llegado a decir incluso que es una secta. El “Jarlibro” (Anuario) de “Universala Esperanto-Asocio”, con sede en Rotterdam, incluye información sobre asociaciones esperantistas especializadas, ya sean de índole religiosa, tanto musulmanes como católicos, cuáqueros, pasando por los mormones, el wonbulismo e incluso los propios ateos militantes; hay asociaciones de política, informática, ornitología, etc. y las de diversas situaciones, profesiones o amantes de las más variadas aficiones como ciegos, ferroviarios, espeleólogos o naturismo, por citar sólo algunas de ellas.
https://esperantocl.wordpress.com/en-castellano/fakaj-asocioj/
No hay que olvidar que los idiomas no se adquieren por vía genética sino cultural y, siguiendo el hilo de las opiniones mencionadas, al ser una lengua programada, del esperanto se dice, a veces con cierto tono despectivo, que es una “lengua artificial”. Sin embargo, para los hablantes “denaska”, de nacimiento, entre los que hay de tercera generación y todos ellos por lo menos bilingües, el esperanto no tiene nada de artificial, es tan natural como cualquier otro idioma, ya que lo han aprendido desde la cuna, en el seno de su propia familia.
Además, su nombre, junto al vocablo “artificial” se suele pronunciar la palabra “fracasado”, término negativo y con sentido pretérito, mientras que el esperanto tiene el mérito de permanecer vivo y activo tras 130 años, en circunstancias bien adversas. Y ello gracias a las personas de todo el mundo que han acudido a él de forma VOLUNTARIA, atraídos por esa singularidad que representa en un idioma la facilidad de su aprendizaje, la riqueza expresiva, la originalidad de su formación sintáctica y la posibilidad de tratar con miles de personas de todo el mundo, antes por correo postal y, ahora, por internet. El esperanto lo conforma una comunidad muy activa de personas preocupadas por el conocimiento, por el saber. De las alrededor de 7.000 lenguas existentes en el mundo, el esperanto ocupa en internet, aproximadamente, entre los puestos 20º y 30º de uso y participación, por tanto es muy abundante la publicación en internet, tanto de artículos como de vídeos.
Tal vez el sistema métrico decimal sea a las medidas lo que el esperanto es a los idiomas. El sistema métrico se inventó en 1670, tomando como base una unidad a partir de la medida del meridiano terrestre y completado con múltiplos y submúltiplos basados en el sistema decimal. Sus defensores fueron tachados de excéntricos por los detractores, hasta que en la Exposición de París de 1867, se creó un Comité de Pesas, Medidas y Monedas, formado por los delegados de la mayor parte de los países representados en la Exposición, cuyo fin primordial era fijar la uniformidad de las medidas. Fue entonces cuando el sistema métrico decimal tomó fuerza. Durante los casi dos siglos que median desde su invención, 1670, hasta ese momento, 1867, los detractores del sistema métrico dirían --como ahora también dicen del esperanto-- que “había fracasado”, cuando lo correcto sería decir que TODAVÍA no había triunfado.
Esa sencillez y precisión del “kilo = litro = dm3” del sistema métrico decimal se podría también apreciar en la flexibilidad, del esperanto, en la facilidad para construir nuevas palabras, a partir de un vocabulario reducido. Además, el esperanto se presta muy bien al humor y a los juegos de palabras y, a tenor de lo ya dicho, podríamos añadir también que mientras otros idiomas suman, el esperanto multiplica. Este vídeo muestra que es muy posible combinar raíces y afijos para formar nuevas palabras, al modo de un juego de ladrillitos encastrables.
Y ya, metidos en comparaciones y metáforas, también se podría decir que hablar en esperanto es circular por una amplia y luminosa autopista, donde el automóvil rueda cómodamente, sin el riesgo de que aparezca una “curva ortográfica”, ni de tropezar con los pedruscos de los verbos irregulares, una autopista que con rapidez y seguridad conduce al viajero a su destino.
Los países con mayor número de hablantes de esperanto son; China, Alemania, Brasil, Francia, Hungría Polonia, Japón, Rusia, Estados Unidos y Reino Unido.
Reuniones y acontecimientos en esperanto se celebran a lo largo de todo el año y casi a diario, en los cinco continentes, además de la elaborada y concurrida “Universala Kongreso de Esperanto”, que se celebra cada año en un país distinto.
Zamenhof fue nominado doce veces al premio nobel de la paz.
Si se ha de hacer justicia, no se puede terminar sin citar a Klara Silbernik, pues aquí sí se cumple el proverbio de que “Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer” y, aunque el artífice del idioma fue él, no se puede olvidar a Klara que, además de esposa y madre de sus hijos, fue su amiga y entusiasta colaboradora. El dinero de su dote se destinó íntegramente a sacar adelante este proyecto, del que nunca obtuvieron beneficio alguno, sino más bien conocieron estrecheces y penurias. Sin la colaboración de Klara, miles de hablantes de los cinco continentes procedentes de las culturas más dispares no podrían hoy comunicarse con una lengua común a todos ellos, por la que viajan conocimientos, experiencias, sentimientos y emociones.
Finalmente, dejar claro que quienes menos necesitan el esperanto son los esperantistas, pues entre ellos no hay monolingües, y es de suponer que no habrá otra comunidad en el mundo que aglutine tan alto porcentaje de políglotas.
Maria Orkin
El esperanto es una lengua planificada, creada para la comunicación entre los seres humanos, fuera cual fuese su origen geográfico y su lengua materna.
En 1859 nace en Bialystok, Ludwik Lejzer Zamenhof, que fue un gran humanista y creador del idioma Esperanto. En aquel momento, ese territorio se hallaba bajo el dominio ruso, si bien en la actualidad es polaco. Nacido en el seno de una familia de políglotas y traductores, desde niño demostró un talento especial para los idiomas. Sus lenguas maternas o primeras lenguas eran el polaco, el ruso y el yidis o judeo-alemán, pero siempre consideró el ruso su idioma nativo. Sólo en él y en esperanto escribió poesía. También hablaba alemán con fluidez y posteriormente aprendió francés, griego, hebreo, inglés y latín. De español, italiano y algunos otros idiomas, sólo tenía conocimientos básicos. Este poliglotismo era el reflejo del medio familiar y social en que vivía, que sin duda influyeron en el pensamiento de un joven sensible.
Desde que era casi un niño abrigó la idea de crear un idioma que facilitara la comprensión entre personas de distintas lenguas y culturas. Posteriormente, quiso revivir algunos de los aspectos del latín o del griego antiguo y creó versiones simplificadas de estos idiomas, pero con el tiempo se dio cuenta de que sería imprescindible crear un idioma nuevo. Tomó, de las raíces semánticas, los vocablos comunes más extendidos entre las lenguas europeas: un 75% procedentes del tronco latino y el resto, principalmente, de las lenguas eslavas y germánicas. Para construir la facilidad y elasticidad de su sintaxis acudió a idiomas asiáticos. Durante su adolescencia trabajó en el proyecto hasta que creyó que estaba listo para su publicación.
En diciembre de 1878 el joven Zamenhof celebró su cumpleaños y el nacimiento del idioma junto con unos amigos, a los que les gustó el proyecto. En ese momento bautizó el idioma como “Lingwe Uniwersala” (Lengua Universal).
Para realizar los estudios de medicina tuvo que trasladarse a Moscú y, previamente a matricularse en la universidad, Zamenhof entregó el trabajo a su padre para que lo guardara hasta terminar sus estudios. Su padre, quizás porque no entendía las ideas de su hijo o quizás anticipándose a los problemas que le traería la policía zarista, quemó este trabajo. Zamenhof no supo de esto hasta 1881, año en el que debió crear una nueva versión del idioma. El primer manual para aprender esperanto lo publicó Zamenhof en 1887 en Bialystok. El autor tenía entonces 27 años.
Como se puede observar el nacimiento del esperanto fue complicado y su vida también lo fue. Las guerras, principalmente las dos guerras mundiales y las persecuciones – sobre todo de Hilter y de Stalin-- supusieron un brutal golpe para su conocimiento y difusión. Se suele decir que el esperanto fue una magnífica invención nacida en un mal momento.
Con frecuencia, las opiniones acerca del esperanto están llenas de prejuicios. Se habla de supuesta falta de viveza, ausencia de fuerza expresiva, nulas posibilidades de su introducción mundial, e incluso se habla de su desaparición, pues hay quien creen que desapareció hace ya mucho tiempo.
De ese desconocimiento proceden las opiniones más disparatadas. Se ha llegado a decir incluso que es una secta. El “Jarlibro” (Anuario) de “Universala Esperanto-Asocio”, con sede en Rotterdam, incluye información sobre asociaciones esperantistas especializadas, ya sean de índole religiosa, tanto musulmanes como católicos, cuáqueros, pasando por los mormones, el wonbulismo e incluso los propios ateos militantes; hay asociaciones de política, informática, ornitología, etc. y las de diversas situaciones, profesiones o amantes de las más variadas aficiones como ciegos, ferroviarios, espeleólogos o naturismo, por citar sólo algunas de ellas.
https://esperantocl.wordpress.com/en-castellano/fakaj-asocioj/
No hay que olvidar que los idiomas no se adquieren por vía genética sino cultural y, siguiendo el hilo de las opiniones mencionadas, al ser una lengua programada, del esperanto se dice, a veces con cierto tono despectivo, que es una “lengua artificial”. Sin embargo, para los hablantes “denaska”, de nacimiento, entre los que hay de tercera generación y todos ellos por lo menos bilingües, el esperanto no tiene nada de artificial, es tan natural como cualquier otro idioma, ya que lo han aprendido desde la cuna, en el seno de su propia familia.
Además, su nombre, junto al vocablo “artificial” se suele pronunciar la palabra “fracasado”, término negativo y con sentido pretérito, mientras que el esperanto tiene el mérito de permanecer vivo y activo tras 130 años, en circunstancias bien adversas. Y ello gracias a las personas de todo el mundo que han acudido a él de forma VOLUNTARIA, atraídos por esa singularidad que representa en un idioma la facilidad de su aprendizaje, la riqueza expresiva, la originalidad de su formación sintáctica y la posibilidad de tratar con miles de personas de todo el mundo, antes por correo postal y, ahora, por internet. El esperanto lo conforma una comunidad muy activa de personas preocupadas por el conocimiento, por el saber. De las alrededor de 7.000 lenguas existentes en el mundo, el esperanto ocupa en internet, aproximadamente, entre los puestos 20º y 30º de uso y participación, por tanto es muy abundante la publicación en internet, tanto de artículos como de vídeos.
Tal vez el sistema métrico decimal sea a las medidas lo que el esperanto es a los idiomas. El sistema métrico se inventó en 1670, tomando como base una unidad a partir de la medida del meridiano terrestre y completado con múltiplos y submúltiplos basados en el sistema decimal. Sus defensores fueron tachados de excéntricos por los detractores, hasta que en la Exposición de París de 1867, se creó un Comité de Pesas, Medidas y Monedas, formado por los delegados de la mayor parte de los países representados en la Exposición, cuyo fin primordial era fijar la uniformidad de las medidas. Fue entonces cuando el sistema métrico decimal tomó fuerza. Durante los casi dos siglos que median desde su invención, 1670, hasta ese momento, 1867, los detractores del sistema métrico dirían --como ahora también dicen del esperanto-- que “había fracasado”, cuando lo correcto sería decir que TODAVÍA no había triunfado.
Esa sencillez y precisión del “kilo = litro = dm3” del sistema métrico decimal se podría también apreciar en la flexibilidad, del esperanto, en la facilidad para construir nuevas palabras, a partir de un vocabulario reducido. Además, el esperanto se presta muy bien al humor y a los juegos de palabras y, a tenor de lo ya dicho, podríamos añadir también que mientras otros idiomas suman, el esperanto multiplica. Este vídeo muestra que es muy posible combinar raíces y afijos para formar nuevas palabras, al modo de un juego de ladrillitos encastrables.
Y ya, metidos en comparaciones y metáforas, también se podría decir que hablar en esperanto es circular por una amplia y luminosa autopista, donde el automóvil rueda cómodamente, sin el riesgo de que aparezca una “curva ortográfica”, ni de tropezar con los pedruscos de los verbos irregulares, una autopista que con rapidez y seguridad conduce al viajero a su destino.
Los países con mayor número de hablantes de esperanto son; China, Alemania, Brasil, Francia, Hungría Polonia, Japón, Rusia, Estados Unidos y Reino Unido.
Reuniones y acontecimientos en esperanto se celebran a lo largo de todo el año y casi a diario, en los cinco continentes, además de la elaborada y concurrida “Universala Kongreso de Esperanto”, que se celebra cada año en un país distinto.
Zamenhof fue nominado doce veces al premio nobel de la paz.
Si se ha de hacer justicia, no se puede terminar sin citar a Klara Silbernik, pues aquí sí se cumple el proverbio de que “Detrás de cada gran hombre hay una gran mujer” y, aunque el artífice del idioma fue él, no se puede olvidar a Klara que, además de esposa y madre de sus hijos, fue su amiga y entusiasta colaboradora. El dinero de su dote se destinó íntegramente a sacar adelante este proyecto, del que nunca obtuvieron beneficio alguno, sino más bien conocieron estrecheces y penurias. Sin la colaboración de Klara, miles de hablantes de los cinco continentes procedentes de las culturas más dispares no podrían hoy comunicarse con una lengua común a todos ellos, por la que viajan conocimientos, experiencias, sentimientos y emociones.
Finalmente, dejar claro que quienes menos necesitan el esperanto son los esperantistas, pues entre ellos no hay monolingües, y es de suponer que no habrá otra comunidad en el mundo que aglutine tan alto porcentaje de políglotas.
Maria Orkin
viernes, 17 de julio de 2020
PERSONALIDAD CABEZOTA
Leo en una revista uno de esos mal llamados “test de personalidad" y no deja de admirarme lo similares que en realidad somos todos, tanto que al final llego a pensar que hay una única personalidad humana universal y lo demás son insignificantes variaciones que con frecuencia inflamos para creernos distintos y especiales. Eso, o que mentimos como bellacos. O que nos molesta investigar sobre nuestro verdadero yo. O que nos da pereza. O que tememos descubrir que no existe. Vaya usté a saber.
El caso es ¿qué se responde cuando se le pregunta a alguien sobre cual es su mayor defecto? No me baso en evidencias estadísticas, conste, pero creo acertar si digo que una considerable mayoría de nosotros afirmará lo siguiente: soy… ¡“CABEZOTA”! No falla, os animo a realizar la prueba.
Bien, analicémoslo: cabezota es un término coloquial para designar que una persona es obstinada, intensamente obstinada incluso. Perfecto. Ocurre que el término suena a indulgencia. Lleva a pensar en un defectillo de nada, pura “pecata minuta” hasta graciosa y pizpireta, por tanto perfectamente perdonable. En principio, algo bastante alejado de lo que podríamos definir como una persona que le gusta salirse siempre con la suya en cualquier circunstancia, sin tomar siquiera en consideración las opiniones más o menos razonables de los demás. Y sin embargo, la diferencia no es de sustancia sino de grado.
Vaya, un/a simpático "cabezota" para sí mismo, puede que para los demás sea un intransigente y déspota insufrible ¿qué necesidad entonces de autodefinirse públicamente de esta forma? ¿acaso no hay otros defectos confesables de la propia personalidad, que no dan a entender que eres un Hitler en miniatura? Insisto, haced la prueba: no lo hay.
Lo más divertido es cuando al cabezota se le consulta su mayor virtud: soy… ¡constante! Un momento, hilemos: constante, tenaz, firme, persistente, obstinado… CABEZOTA!!! Bueno, no exageremos, también suele abundar otra respuesta ya clásica: soy muy perfeccionista. Hilemos de nuevo: perfeccionista, escrupuloso, minucioso, tenaz, persistente, obstinado …¡CABEZOTA!.
Y luego están los peores defectos del ser humano, según el cabezota. A saber, y por orden de mención: la mentira, la hipocresía, el egoísmo, el odio, la envidia, el rencor, la avaricia… ¿de todos los seres humanos conocidos y por conocer, alguno se reconoce o reconocerá públicamente así? Nadie, no hace falta ningún test. Pero hay algo aún más gracioso: nadie sabe si la veleidad, o el ser acomodadicio, condescendiente, voluble, amoldable… es un defecto o una virtud, sencillamente parece no existir como rasgo humano autorreconocido y reconocible, ni positivo ni negativo. Si no fuera por el célebre chiste ("doctor, mi mujer dice que no tengo personalidad"… el resto ya lo sabéis)
En resumen, se diría que el simpático Hitler en miniatura considera que un mentiroso o un egoísta es más malvado que un tirano. O peor aún: que esconder de sí mismo los rasgos propios de la personalidad reduciendo virtudes y defectos –y rebajándolos– a una única caricatura que pensamos inocua, graciosa, y en apariencia digna de toda disculpa, significa que no puedes "atesorar" algo más que eso: un asesino en serie y ladrón de indefensas viejecitas, por ejemplo. Por cabezonería / tesón.
Mickdos
El caso es ¿qué se responde cuando se le pregunta a alguien sobre cual es su mayor defecto? No me baso en evidencias estadísticas, conste, pero creo acertar si digo que una considerable mayoría de nosotros afirmará lo siguiente: soy… ¡“CABEZOTA”! No falla, os animo a realizar la prueba.
Bien, analicémoslo: cabezota es un término coloquial para designar que una persona es obstinada, intensamente obstinada incluso. Perfecto. Ocurre que el término suena a indulgencia. Lleva a pensar en un defectillo de nada, pura “pecata minuta” hasta graciosa y pizpireta, por tanto perfectamente perdonable. En principio, algo bastante alejado de lo que podríamos definir como una persona que le gusta salirse siempre con la suya en cualquier circunstancia, sin tomar siquiera en consideración las opiniones más o menos razonables de los demás. Y sin embargo, la diferencia no es de sustancia sino de grado.
Vaya, un/a simpático "cabezota" para sí mismo, puede que para los demás sea un intransigente y déspota insufrible ¿qué necesidad entonces de autodefinirse públicamente de esta forma? ¿acaso no hay otros defectos confesables de la propia personalidad, que no dan a entender que eres un Hitler en miniatura? Insisto, haced la prueba: no lo hay.
Lo más divertido es cuando al cabezota se le consulta su mayor virtud: soy… ¡constante! Un momento, hilemos: constante, tenaz, firme, persistente, obstinado… CABEZOTA!!! Bueno, no exageremos, también suele abundar otra respuesta ya clásica: soy muy perfeccionista. Hilemos de nuevo: perfeccionista, escrupuloso, minucioso, tenaz, persistente, obstinado …¡CABEZOTA!.
Y luego están los peores defectos del ser humano, según el cabezota. A saber, y por orden de mención: la mentira, la hipocresía, el egoísmo, el odio, la envidia, el rencor, la avaricia… ¿de todos los seres humanos conocidos y por conocer, alguno se reconoce o reconocerá públicamente así? Nadie, no hace falta ningún test. Pero hay algo aún más gracioso: nadie sabe si la veleidad, o el ser acomodadicio, condescendiente, voluble, amoldable… es un defecto o una virtud, sencillamente parece no existir como rasgo humano autorreconocido y reconocible, ni positivo ni negativo. Si no fuera por el célebre chiste ("doctor, mi mujer dice que no tengo personalidad"… el resto ya lo sabéis)
En resumen, se diría que el simpático Hitler en miniatura considera que un mentiroso o un egoísta es más malvado que un tirano. O peor aún: que esconder de sí mismo los rasgos propios de la personalidad reduciendo virtudes y defectos –y rebajándolos– a una única caricatura que pensamos inocua, graciosa, y en apariencia digna de toda disculpa, significa que no puedes "atesorar" algo más que eso: un asesino en serie y ladrón de indefensas viejecitas, por ejemplo. Por cabezonería / tesón.
Mickdos
viernes, 10 de julio de 2020
Ratas y margaritas
No voy a decir con Erasmo de Rotterdam que “cada bien de la vida es un don de la locura”, pero sí quiero tener en cuenta las dos dimensiones que parecen existir en la misma, la clínica y la creativa, asociadas al dolor y a la creación, en lucha constante entre la razón y la sinrazón, habitando casi siempre en la línea donde asoma la irracionalidad que forma parte de todos los seres humanos.
En cada uno de nosotros hay una tendencia creadora que a veces casa mal con el orden al que estamos sometidos en la vida diaria (el trabajo, la seguridad, la escuela, las relaciones familiares y sociales…). Y nos embelesa mirar hacia ese otro lado donde el pensamiento es más espontáneo, desordenado y libre, o más oscuro, ante el cual la gente “normal” (palabreja que hoy está de moda y habría que analizar firmemente) opta, o por huir con miedo o por admirar, sin atreverse nunca a saltar la barrera, quedando en nosotros esa sombra (o luz, según se mire) que nos atrae hacia una vida opuesta al orden en el que vivimos.
Hablemos de los que viven del otro lado del espejo, de los que han sufrido el dolor, la marginación, la exclusión y también de los llamados genios, que fueron capaces de generar nuevos pensamientos tras haber desconectado del orden y de las reglas sociales impuestas por la sociedad de su época, a costa a veces de su propia salud y de su vida.
Quiero escribir desde mi experiencia personal para que la teoría no mate el conocimiento concreto. Viví trece años con un artista pintor loco, alcohólico y con brotes de psicosis, inteligente, culto, extrovertido e introvertido, razonable e irracional, tierno y violento, todo a partes iguales pero sucesivas. Por ello me siento capacitada para decir que conozco la locura en propia carne, pues la locura alcanza y contagia si no de forma tan prolífica como el Covid, sí de forma tan envolvente y directa, hasta con resultado de muerte. Viví atrapada en un delirio con olor a trementina y entre colores hechos tanto de libertad como de miedo y de angustia, en un mundo que la gente que nos rodeaba admiraba como si fuera una luz blanca. Era pintor conocido, avalado por varios miles de obras y decenas de exposiciones en todo el mundo, algunos oiríais hablar de él (lo digo por los lugares y los años de algunos foreros), pediría discreción y silencio si alguien piensa en el nombre.
Viví con él atravesando el límite, en la zona donde se encuentra la luz más hermosa, la simbiosis con la naturaleza más delicada, el amor, el arte, las pasiones más exaltadas, pero también las sombras más oscuras y el dolor más profundo. Tras los lienzos y el histrionismo, estaban las tinieblas, las botellas, la violencia, los cuchillos, las visiones terroríficas, los intentos de suicidio, las noches de delirium tremens, los gritos, el peregrinaje por clínicas y consultas de los maestros del “psi” (psicólogos, psiquiatras, psicoterapeutas…), y los continuos viajes de la cordura a la locura y viceversa, contemplado todo con impotencia y sufrimiento por mi parte.
En una ocasión pintó un óleo que representaba un delirium tremens, estado vivido semanas antes, las ratas, las arañas negras, las serpientes envolviendo a personajes con un ojo sangrante, se sucedían en la tela de dos metros. Me dijo que le añadiera algo y pinté unas minúsculas margaritas en la parte de abajo, donde solía él poner la firma. Así hacía también con sus botellas, le metía flores, como intento desesperado de ofrecerle el lado de la luz. Pero (ingenuidad mía de siempre) valía por un instante solo, después era un rasgo inútil, incluso a veces comienzo de un delirio nuevo. La gente admiró el cuadro. Solo él y yo conocíamos el horror tras la tela.
Y por fin, el pozo de la depresión para mí, su acompañante impotente a pesar de la entrega (imposible). Y el resultado de muerte para él que terminó muriendo sólo, en una habitación pequeña de un pueblo perdido, rodeado de botellas vacías y lienzos que ya no podía pintar.
Los “psi” cuentan que en ese enfrentamiento entre la razón y la sinrazón, el cerebro humano recurre a un proceso por el que puede crear una realidad nueva, transformada por la visión atrayente del otro lado. En definitiva, los “psi” cumplen su función educadora quedándose en el medio. Y quizás tengan ”razón” (claro). Pero los “psi” obvian que los recursos que ellos ofrecen no curan a quien no quiere ser obediente a las reglas que impone el poder de un sistema bien disciplinado. La racionalidad y lo irracional muchas veces se intercambian los vestidos.
Curioso es que hasta finales de la Edad Media los locos andaban errantes por los caminos, o a veces se embarcaban en naves por los ríos, el agua está asociada a la curación, de esto saben mucho los orientales. Pero más tarde se les encerró, se les recluyó, se les marginó en instituciones en los extrarradios de las ciudades, como peligrosos por revertir el orden social impuesto por quienes tienen el poder de privar de la libertad a las personas.
Foucault y la antipsiquiatría contribuyeron a cerrar esos macabros manicomios donde el horror era el aire en el que vivieron millones de seres a lo largo de varios siglos.
Tras una dura y larga batalla se acabó con aquellas instituciones psiquiátricas destinadas sobre todo a los pobres, también en la enfermedad hay lucha de clases. Y a finales del siglo pasado (en España con la Ley de 1986) se cerraron los manicomios. Sin embargo hoy aún existen muchas carencias referidas a la salud mental, hace falta dedicar tiempo y recursos a la investigación. Y cambiar el chip, que es lo más difícil, porque hoy se sigue intentando adaptar el enfermo al sistema, se le busca un trabajo, se le hace productivo, se le medica para que sea obediente y sumiso. Pero no se le da voz.
Hablar de psicosis, esquizofrenia o depresión es inútil para el que no lo sufre. Solo es importante consignar que hay 450 millones de seres en el mundo que padecen algún problema grave mental, y más de 150 millones de personas que han tenido alguna vez en su vida una depresión, cerca de un millón acaban suicidándose. Cifras que no dicen nada tampoco a quien no ha tenido cerca a alguna de los 90 millones de personas que sufren problemas mentales serios causados por el alcohol y las drogas.
Sin intentar dar soluciones, porque las desconozco, he tratado de compartir mi experiencia y mis dudas. Espero haber abierto alguna línea de diálogo en el foro.
Eirene
En cada uno de nosotros hay una tendencia creadora que a veces casa mal con el orden al que estamos sometidos en la vida diaria (el trabajo, la seguridad, la escuela, las relaciones familiares y sociales…). Y nos embelesa mirar hacia ese otro lado donde el pensamiento es más espontáneo, desordenado y libre, o más oscuro, ante el cual la gente “normal” (palabreja que hoy está de moda y habría que analizar firmemente) opta, o por huir con miedo o por admirar, sin atreverse nunca a saltar la barrera, quedando en nosotros esa sombra (o luz, según se mire) que nos atrae hacia una vida opuesta al orden en el que vivimos.
Hablemos de los que viven del otro lado del espejo, de los que han sufrido el dolor, la marginación, la exclusión y también de los llamados genios, que fueron capaces de generar nuevos pensamientos tras haber desconectado del orden y de las reglas sociales impuestas por la sociedad de su época, a costa a veces de su propia salud y de su vida.
Quiero escribir desde mi experiencia personal para que la teoría no mate el conocimiento concreto. Viví trece años con un artista pintor loco, alcohólico y con brotes de psicosis, inteligente, culto, extrovertido e introvertido, razonable e irracional, tierno y violento, todo a partes iguales pero sucesivas. Por ello me siento capacitada para decir que conozco la locura en propia carne, pues la locura alcanza y contagia si no de forma tan prolífica como el Covid, sí de forma tan envolvente y directa, hasta con resultado de muerte. Viví atrapada en un delirio con olor a trementina y entre colores hechos tanto de libertad como de miedo y de angustia, en un mundo que la gente que nos rodeaba admiraba como si fuera una luz blanca. Era pintor conocido, avalado por varios miles de obras y decenas de exposiciones en todo el mundo, algunos oiríais hablar de él (lo digo por los lugares y los años de algunos foreros), pediría discreción y silencio si alguien piensa en el nombre.
Viví con él atravesando el límite, en la zona donde se encuentra la luz más hermosa, la simbiosis con la naturaleza más delicada, el amor, el arte, las pasiones más exaltadas, pero también las sombras más oscuras y el dolor más profundo. Tras los lienzos y el histrionismo, estaban las tinieblas, las botellas, la violencia, los cuchillos, las visiones terroríficas, los intentos de suicidio, las noches de delirium tremens, los gritos, el peregrinaje por clínicas y consultas de los maestros del “psi” (psicólogos, psiquiatras, psicoterapeutas…), y los continuos viajes de la cordura a la locura y viceversa, contemplado todo con impotencia y sufrimiento por mi parte.
En una ocasión pintó un óleo que representaba un delirium tremens, estado vivido semanas antes, las ratas, las arañas negras, las serpientes envolviendo a personajes con un ojo sangrante, se sucedían en la tela de dos metros. Me dijo que le añadiera algo y pinté unas minúsculas margaritas en la parte de abajo, donde solía él poner la firma. Así hacía también con sus botellas, le metía flores, como intento desesperado de ofrecerle el lado de la luz. Pero (ingenuidad mía de siempre) valía por un instante solo, después era un rasgo inútil, incluso a veces comienzo de un delirio nuevo. La gente admiró el cuadro. Solo él y yo conocíamos el horror tras la tela.
Y por fin, el pozo de la depresión para mí, su acompañante impotente a pesar de la entrega (imposible). Y el resultado de muerte para él que terminó muriendo sólo, en una habitación pequeña de un pueblo perdido, rodeado de botellas vacías y lienzos que ya no podía pintar.
Los “psi” cuentan que en ese enfrentamiento entre la razón y la sinrazón, el cerebro humano recurre a un proceso por el que puede crear una realidad nueva, transformada por la visión atrayente del otro lado. En definitiva, los “psi” cumplen su función educadora quedándose en el medio. Y quizás tengan ”razón” (claro). Pero los “psi” obvian que los recursos que ellos ofrecen no curan a quien no quiere ser obediente a las reglas que impone el poder de un sistema bien disciplinado. La racionalidad y lo irracional muchas veces se intercambian los vestidos.
“La nave de los locos”, J. Bosch, 1503-1504 (fragmento)
Curioso es que hasta finales de la Edad Media los locos andaban errantes por los caminos, o a veces se embarcaban en naves por los ríos, el agua está asociada a la curación, de esto saben mucho los orientales. Pero más tarde se les encerró, se les recluyó, se les marginó en instituciones en los extrarradios de las ciudades, como peligrosos por revertir el orden social impuesto por quienes tienen el poder de privar de la libertad a las personas.
Foucault y la antipsiquiatría contribuyeron a cerrar esos macabros manicomios donde el horror era el aire en el que vivieron millones de seres a lo largo de varios siglos.
Tras una dura y larga batalla se acabó con aquellas instituciones psiquiátricas destinadas sobre todo a los pobres, también en la enfermedad hay lucha de clases. Y a finales del siglo pasado (en España con la Ley de 1986) se cerraron los manicomios. Sin embargo hoy aún existen muchas carencias referidas a la salud mental, hace falta dedicar tiempo y recursos a la investigación. Y cambiar el chip, que es lo más difícil, porque hoy se sigue intentando adaptar el enfermo al sistema, se le busca un trabajo, se le hace productivo, se le medica para que sea obediente y sumiso. Pero no se le da voz.
Hablar de psicosis, esquizofrenia o depresión es inútil para el que no lo sufre. Solo es importante consignar que hay 450 millones de seres en el mundo que padecen algún problema grave mental, y más de 150 millones de personas que han tenido alguna vez en su vida una depresión, cerca de un millón acaban suicidándose. Cifras que no dicen nada tampoco a quien no ha tenido cerca a alguna de los 90 millones de personas que sufren problemas mentales serios causados por el alcohol y las drogas.
Sin intentar dar soluciones, porque las desconozco, he tratado de compartir mi experiencia y mis dudas. Espero haber abierto alguna línea de diálogo en el foro.
Eirene
viernes, 3 de julio de 2020
LA NUEVA SUBNORMALIDAD
Que nadie se sienta “ofendidito”: a estas alturas nadie usa definir así a una persona con capacidades diferentes, en relación a un estándar convencional. Me permito un detalle historicista: “Subnormal” era la palabra correcta en los años 70, pues lo que había eran los “tontos del pueblo”, que eran una vergüenza para sus familias. Fue el primer paso para buscar un espacio social para ellos, ofreciendo colegios especiales y acceso a cierta formación profesional. Luego se pasó a “discapacitados”, y se buscó su integración en colegios normales y ofertas de empleos. Ahora hay Alumnos Con Necesidades Educativas Especiales que logran desenvolverse en el medio escolar y alcanzar logros semejantes a muchos de sus compañeros “normales”. Con la ola del pensamiento políticamente correcto, se ha acuñado el término “personas con capacidades diferentes”, pues es cierto que tienen otra forma de manejar la información, las emociones, las relaciones o su sensibilidad artística… tan dispares como la gente “normopensante”. Precisamente, sobre la TORPEZA y CEGUERA compartida por la mayoría bien-pensante versa esta entrada.
“Subnormalidad”: deficiencia mental patológica sufrida por alguien con capacidad intelectual inferior a lo considerado normal. En este sentido, sería imposible tachar de “subnormal” a lo que hace la mayoría. Pedro Sánchez es un genio de la NeoLengua: la Nueva Normalidad que él proclama consiste en el comportamiento temeroso, pasivo e irreflexivo que desea para España. “Cien millones de moscas no pueden equivocarse: coma mierda”.
Estoy describiendo un estado, una actitud colectiva generalizada, no juzgando a individuos. Justamente el problema radica en que millones de personas han renunciado a su individualidad, a abrir sus ojos y su entendimiento, a pesar de los CIEN días que la pandemia nos ha ofrecido para reflexionar y tomar las riendas de nuestra vida. A Jesús de Nazaret le bastaron cuarenta días de ayuno en el desierto para tener claro qué hacer con su vida, cómo gestionar sus últimos días… y la que lió.
A los gobiernos se les concede (salvo estas Derechas sanguinarias) cien días de confianza antes de pedirles cuentas. Tras cien días, hemos salido del confinamiento sedientos de cerveza pero cegados, sin lucidez alguna. Quizás porque no nos hemos mirado desnudos en el espejo, sino que hemos contemplado la tele como si fuera una ventana al mundo, cuando es un guiñol de cachiporra.
La OMS define “subnormalidad” como la dificultad de adaptación, maduración o de ambas cosas. Nuestra sociedad globalizada ha demostrado que carecemos de ambas:
• No nos hemos ADAPTADO al entorno del planeta, sino que lo hemos arrasado hasta lograr que los virus silvestres salten contra nosotros. Respiramos humo, comemos microplásticos, insecticidas y hormonas de engorde y cada vez el agua escasea más.
Pedro Sánchez apostó por su repóker de Pandemia, los cinco cargos que cada día nos contaban los muertos, lo poco que se sabía y lo mucho que se conjeturaba. Un discurso de GUERRA con tres cargos militares y/o policiales (la Guardia civil es un híbrido). Se habló de “héroes” cuando los sanitarios caían enfermos sin EPIs; se habló de “lucha colectiva” cuando todo lo que hicimos fue asumir el confinamiento por el miedo al contagio y a las multas. Pero no se habló de los “daños colaterales”: un millón de parados más mientras que los supermillonarios incrementaban sus fortunas disparatadas de por sí en 20.000 millones de euros “gracias a la pandemia”.
¿Alguien se ha preguntado ahora qué pasa con todo ese discurso belicista, cuando nos han desmovilizado a la población, y el millón de parados anda esperando “la paguita” que les permita comer, y otro millón está comiendo gracias a los ERTEs, además de otro millón flotante que tiembla por si la recuperación no llega a tiempo para que su empresa no cierre? Porque Felipe el Sexto de Borbón nos ha ofrecido un consolador discurso “lleno de esperanza”… y nada más.
¿Alguien ha echado las cuentas de cómo era que el tratado de Maastricht en 1993 exigía una Deuda pública por debajo del 60% del PIB, que un 100% era “escandaloso” en el 2015, pero que asumamos que llegar al 115% será viable y no supondrá el estrangulamiento del Estado? Porque el FMI plantea para España una caída del 13% del PIB, la peor del mundo.
¿Alguien duda que en pocos años cada una de las patas del estado de Bienestar será vendida al mejor postor en una subasta amañada que nos hará más pobres y más indefensos?
Lo peor no es que las preguntas tienen difícil solución, sino que apenas un pequeño grupo nos las hacemos. El resto, anda bebiendo cerveza, repartiendo abrazos y caminando sin mascarilla, porque “LO PEOR YA HA PASADO”… ¡y unas narices! ¿Somos o no somos SUBnormales? La respuesta: el discurso oficial nos habla de Inmunidad de REBAÑO, con todo su desprecio hacia el pueblo. Ellos, tan finos para otras cosas, no se molestan en traducir y buscar el eufemismo de “inmunidad colectiva”: es mucho mejor cagarse en la dignidad y decirnos a la cara “borregos”.
“El silencio de los corderos” nos podría enseñar (si se lee el libro y uno no se conforma con la magnífica película de acción) que siempre habrá sociópatas, personas insensibles al dolor ajeno, que medran gracias al miedo, a la pasividad de la mayoría: Indefensión Aprendida que nos paraliza. Ya somos mayorcitos, y debemos reconocer que, como buenos carneros, tenemos cuernos para poder embestir y defendernos de los carniceros que viven a nuestra costa. Pero eso no se logra sólo con la queja, sino estando dispuestos a sacrificar nuestra comodidad y autocomplacencia. La injusticia cambia si los oprimidos fuerzan la situación, nunca será una concesión de la clase dominante.
Una clave para el cambio: “Lo Sano no es lo Normal”, y viceversa. Vivimos en un Sistema basado en planteamientos muy alejados de la salud física, mental, emocional y social. Cada paso para recuperar elementos saludables (físicos, hábitos de consumo, actitudes responsables y acciones comprometidas) es útil para empezar a transformar esta sociedad ante el Colapso que YA está en marcha. Decisiones individuales, compartidas con las personas cercanas son un granito de arena que, al menos, impiden que nos sintamos indefensos y amargados ante el avance de la acumulación de riqueza en poquísimas manos y la aceleración del cambio climático.
Sentido común
“Subnormalidad”: deficiencia mental patológica sufrida por alguien con capacidad intelectual inferior a lo considerado normal. En este sentido, sería imposible tachar de “subnormal” a lo que hace la mayoría. Pedro Sánchez es un genio de la NeoLengua: la Nueva Normalidad que él proclama consiste en el comportamiento temeroso, pasivo e irreflexivo que desea para España. “Cien millones de moscas no pueden equivocarse: coma mierda”.
Estoy describiendo un estado, una actitud colectiva generalizada, no juzgando a individuos. Justamente el problema radica en que millones de personas han renunciado a su individualidad, a abrir sus ojos y su entendimiento, a pesar de los CIEN días que la pandemia nos ha ofrecido para reflexionar y tomar las riendas de nuestra vida. A Jesús de Nazaret le bastaron cuarenta días de ayuno en el desierto para tener claro qué hacer con su vida, cómo gestionar sus últimos días… y la que lió.
A los gobiernos se les concede (salvo estas Derechas sanguinarias) cien días de confianza antes de pedirles cuentas. Tras cien días, hemos salido del confinamiento sedientos de cerveza pero cegados, sin lucidez alguna. Quizás porque no nos hemos mirado desnudos en el espejo, sino que hemos contemplado la tele como si fuera una ventana al mundo, cuando es un guiñol de cachiporra.
La OMS define “subnormalidad” como la dificultad de adaptación, maduración o de ambas cosas. Nuestra sociedad globalizada ha demostrado que carecemos de ambas:
• No nos hemos ADAPTADO al entorno del planeta, sino que lo hemos arrasado hasta lograr que los virus silvestres salten contra nosotros. Respiramos humo, comemos microplásticos, insecticidas y hormonas de engorde y cada vez el agua escasea más.
• Tampoco hemos MADURADO colectivamente: la mayoría vive en un estado de eterna adolescencia irresponsable, de chavales cargados de deseos básicos de sexo, comodidad, prestigio ante sus colegas y, si es posible, vivir sin dar un palo al agua gracias a un golpe de suerte. “De joven soñaba que me comía el mundo… y me comió”.
¿Alguien se ha preguntado ahora qué pasa con todo ese discurso belicista, cuando nos han desmovilizado a la población, y el millón de parados anda esperando “la paguita” que les permita comer, y otro millón está comiendo gracias a los ERTEs, además de otro millón flotante que tiembla por si la recuperación no llega a tiempo para que su empresa no cierre? Porque Felipe el Sexto de Borbón nos ha ofrecido un consolador discurso “lleno de esperanza”… y nada más.
¿Alguien ha echado las cuentas de cómo era que el tratado de Maastricht en 1993 exigía una Deuda pública por debajo del 60% del PIB, que un 100% era “escandaloso” en el 2015, pero que asumamos que llegar al 115% será viable y no supondrá el estrangulamiento del Estado? Porque el FMI plantea para España una caída del 13% del PIB, la peor del mundo.
¿Alguien duda que en pocos años cada una de las patas del estado de Bienestar será vendida al mejor postor en una subasta amañada que nos hará más pobres y más indefensos?
Lo peor no es que las preguntas tienen difícil solución, sino que apenas un pequeño grupo nos las hacemos. El resto, anda bebiendo cerveza, repartiendo abrazos y caminando sin mascarilla, porque “LO PEOR YA HA PASADO”… ¡y unas narices! ¿Somos o no somos SUBnormales? La respuesta: el discurso oficial nos habla de Inmunidad de REBAÑO, con todo su desprecio hacia el pueblo. Ellos, tan finos para otras cosas, no se molestan en traducir y buscar el eufemismo de “inmunidad colectiva”: es mucho mejor cagarse en la dignidad y decirnos a la cara “borregos”.
“El silencio de los corderos” nos podría enseñar (si se lee el libro y uno no se conforma con la magnífica película de acción) que siempre habrá sociópatas, personas insensibles al dolor ajeno, que medran gracias al miedo, a la pasividad de la mayoría: Indefensión Aprendida que nos paraliza. Ya somos mayorcitos, y debemos reconocer que, como buenos carneros, tenemos cuernos para poder embestir y defendernos de los carniceros que viven a nuestra costa. Pero eso no se logra sólo con la queja, sino estando dispuestos a sacrificar nuestra comodidad y autocomplacencia. La injusticia cambia si los oprimidos fuerzan la situación, nunca será una concesión de la clase dominante.
Una clave para el cambio: “Lo Sano no es lo Normal”, y viceversa. Vivimos en un Sistema basado en planteamientos muy alejados de la salud física, mental, emocional y social. Cada paso para recuperar elementos saludables (físicos, hábitos de consumo, actitudes responsables y acciones comprometidas) es útil para empezar a transformar esta sociedad ante el Colapso que YA está en marcha. Decisiones individuales, compartidas con las personas cercanas son un granito de arena que, al menos, impiden que nos sintamos indefensos y amargados ante el avance de la acumulación de riqueza en poquísimas manos y la aceleración del cambio climático.
Sentido común
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