A requerimiento del
comentarista Titito, hablemos de cosas importantes y aburridas. Por ejemplo, de
Sanidad y Educación, los dos grandes servicios públicos de toda Democracia
moderna.
Son los dos pilares
principales sobre los que se asienta el Estado de Bienestar y el principio
motor de este, la igualdad de oportunidades. Porque sin salud ni formación, la
igualdad de derechos no es real ni efectiva, no es posible que quien no puede
pagarse de su propio bolsillo estas prestaciones tenga iguales oportunidades en
la vida que quien sí puede. El consenso en Occidente sobre esto es tan grande
que ni los partidos xenóbofos de extrema derecha se atreven a cuestionarlo. Es
lo que se ha denominado el consenso socialdemócrata.
Las partidas presupuestarias
han sufrido recortes por la crisis, pero el consenso es tan sólido que lo
previsible es que cuando las arcas públicas vuelvan a estar razonablemente
saneadas, las partidas recuperen el nivel pre-crisis e incluso vayan aumentando
poco a poco, año tras año. El consenso lo va a reclamar, a exigir, cualesquiera
que sea el partido o ideología en el gobierno. Al contrario de lo que se dice,
no está en peligro la educación y la sanidad pública; no pueden estarlo, puesto
que entre la ciudadanía nadie lo quiere, y no se atisba en el horizonte un
movimiento en su contra.
Con el consenso político
asegurado a medio y largo plazo, los medios financieros se buscan y se pueden y
deben encontrar. Los ingresos del Estado dependen de la actividad económica:
trabajo y capital son sus dos factores. El Estado por sí mismo no tiene
recursos, sino que se los proporcionan dichos factores. A través de impuestos o
deuda que deberán amortizar los factores con los excedentes que generan por su
actividad, sosteniendo así los pilares de los dos grandes servicios públicos.
Por tanto, por debajo de los dos pilares del consenso, tenemos otros dos
equilibrando todo el sistema. Trabajo y capital son los pilares invisibles pero
reales que hacen posible la igualdad de oportunidades, o mejor dicho, la única
oportunidad de avanzar hacia esa oportunidad. No hay otro camino que se
conozca.
La Sanidad española tiene
poco o nada que envidiar a las mejores del mundo. Magníficos profesionales,
medios materiales excelentes, una red razonablemente densa de centros y
recursos para llegar a todo el territorio. Hay quejas, sí, por los tiempos de
espera para recibir atención, que serían menores con mayor cantidad y calidad
en medios humanos y materiales. Incremento en la calidad y cantidad de medios
que también es razonable irá a más, y no a menos, a medio plazo, por todo lo
apuntado anteriormente.
La Educación es
políticamente pilar más sensible, siempre sujeto a la controversia del
adoctrinamiento y el continuo cambio en las leyes que regula la materia, así
como las diferentes filosofías de escuela que existen, y deben aprender a
coexistir. Pero al margen de la polémica política, la Educación pública garantiza
que todo ciudadano recibe una formación gratuita y obligatoria hasta los 16
años, sí o sí, en un marco muy dinámico de continuo esfuerzo, revisión y mejora
de la comunidad educativa para atender todas las necesidades y potenciar las
capacidades del alumno. Y esto no va a cambiar, yo diría que nunca, en países
de raigambre cultural occidental. Los pilares del consenso no son los Pilares
de la Tierra, pero casi.
Mickdos