Y no es solo aquí, España, en
donde se produce. Es a nivel mundial, pero el mal de mucho, no es consuelo para
nadie, salvo para los tontos.
Y por algún lugar habría que
empezar. Igual que en otras ocasiones históricas, hubo un lugar en el que se
plantó una semilla que afectó en algún cambio al resto del mundo, bien podría
suceder que en España ocurriera algo que sirviera al resto del planeta, sobre
todo al mundo mal llamado moderno, de ejemplo para que algún cambio se produjera
para bien de la humanidad. ¿Por qué no?
Porque esto que vivimos, es una
monumental estafa. Podríamos hablar de Godman Sachs, de Lehman Brothers, de JP
Morgan, del Santander, del Bankia de Rato, del Mercado que no es saqueo, que es
Mercado, de Perico de los Palotes, de Florentino, o del Ciudadanos de Aznar y
Felipe. Podríamos hablar de la corrupción, de paraísos fiscales, de estafas
bancarias, de rescates de los estafadores, o de la esclavitud. Podríamos hablar
de la mentira que se institucionalizó, de promesas que no se cumplen, o de
leyes que nos hacen retroceder a años que ya creíamos pasados y superados.
¡Claro que podríamos hablar de muchas cosas! Pero hay una que me corroe
especialmente, y que creo que es la raíz de todos los males, de todas las tragedias
por venir, de la hecatombe anunciada por activa y por pasiva. Y es la asquerosa
y repugnante mediocridad política, que se transforma en mediocridad y estupidez
social. Ahí tengo verdadera obsesión, y también tengo la sensación de que si la
mitad del planeta, o la mitad de España, se dieran cuenta de la magnitud del
problema, y de su maligna trascendencia, las cosas cambiarían como cambia la
noche al día, y al revés también. Y es la desagradable sensación de que nos
toman por idiotas, y la otra desagradable sensación de que somos realmente
idiotas. O gilipollas.
Porque las cosas podrían ser más
sencillas. Podrían ser más benignas, a poco que existiera mayor cordura, más
énfasis en la reclamación y en la protesta, más sentido común y menos carreras
por alcanzar metas imposibles. Que hubiera más espíritu crítico-constructivo y
que la capacidad de análisis fuera modo de vida para tratar de conseguir que
nos sigan llamando idiotas a la cara, o a que nos tomen por estúpidos, y
también nos lo digan a la cara.
¿Acaso no sería bueno, que las
personas de a pie no nos tuviéramos que preocupar de lo que hacen los
políticos, porque tendríamos la certeza de que lo hacen bien, en lugar de haber
alcanzado un nivel de desafección tan grande, que permite que los políticos lo
hagan mal porque los ciudadanos estamos aburridos de hablar de política, porque
ellos, los políticos, nos aburren y nos tratan de alejar del asunto político
para que ellos, los políticos, puedan hacer a sus anchas, porque saben que no
nos vamos a preocupar, porque estamos aburridos y cansados ante tanta
prepotencia y tanto abuso de poder?
¿No sería mejor que no tuviéramos
que hablar de política porque las cosas son normales, en lugar de estar
indignados todos los días, porque las cosas no son normales? O lo que es mejor,
¿no sería mejor descubrir la estafa y denunciar a esta clase política que lo
único que hace es tratar de aburrirnos para que no hablemos de política, y para
que puedan hacer a sus anchas?
Hemos llegado al punto en el que
hablar de política es aburrido, es cansino. Pero lo peor es que, si hablamos de
política, es porque los políticos lo hacen mal, por lo que podemos concluir en
que, de lo que se trata, es de que no
hablemos de política, porque de esa manera ellos tienen mayor campo y más
anchura en el horizonte. ¿No sería mejor que los políticos hicieran las cosas
bien, que no tuviéramos que preocuparnos de ellos, que lleváramos una vida
normal y tranquila, y que no estuviéramos todo el día pensando en la monumental
estafa de la que estamos siendo víctimas constantemente? ¿Y no sería mejor que
lo políticos tuvieran que hacer las cosas bien porque saben que si no las hacen
se lo reclamaremos?
Pues, en mi opinión, esa es la
monumental estafa, y debemos ponerle freno, obligando a los políticos a hacer
bien las cosas, para que no tengamos que hablar de política todo el día. Si las
cosas son así, no habrá lugar a más, ni a mayores estafas. Esa es la raíz. Hay
que erradicarla.
Tititokokoki